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Gobierno apoya las sanciones a Uber, la considera "clandestina"

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Déborah Rodríguez: "Yo estoy de acuerdo que se fomente el trabajo con Uber". Foto: G. Pérez.
[[[GERARDO PEREZ PALADiNO ]]]

Está lloviendo, cuando se vaya del Ministerio, ¿va a llamar a Uber? —Así como no juego a la quiniela clandestina, tampoco uso servicios clandestinos. La respuesta pertenece al ministro de Transporte y Obras Públicas, Víctor Rossi, quien ayer apoyó a la Intendencia de Montevideo en su intención de sancionar a quienes desafíen su amplia batería de regulaciones transportando pasajeros sin las autorizaciones necesarias.

A las 15 horas de la nublada tarde del jueves, momento en que los taxis realizan su relevo y el servicio merma, la aplicación de Uber se puso en funcionamiento para que los usuarios solicitaran su servicio. La amenaza de aplicar sanciones que minutos antes realizó la Intendencia de Montevideo no disuadió a conductores ni usuarios. "De iniciarse la actividad en el día de hoy, sin que medie una autorización expresa, se incurrirá en un incumplimiento de la normativa vigente, pasible de las sanciones respectivas sin perjuicio de otras acciones civiles y/o penales que puedan corresponder", advirtió la Intendencia en un comunicado dirigido a los "señores de Uber" y que evidenciaba el profundo malestar que causó en el gabinete de Daniel Martínez el intempestivo desembarco de la aplicación.

Pero en realidad, los únicos pasibles de sanciones son los conductores, quienes se exponen a una multa y el retiro de la chapa de sus vehículos. De todas formas, ni la Intendencia ni el gobierno saben como actuar. Las sanciones las aplica la intendencia, que en las próximas horas definirá cómo ubica a los conductores, algo que, se admitió a El País, no será fácil.

Uber no arriesga nada, amparada en el vacío legal que existe para una empresa "de tecnología" que, como ella misma se encargó de puntualizar a El País, "solo se limita a conectar pasajeros con conductores y, por lo tanto, es legal".

Uber vale 50 mil millones de dólares y replicó en Uruguay una estrategia que le ha permitido instalarse en 300 ciudades. Desconoce las regulaciones porque se ubica en una zona gris donde no puede ser alcanzada dado que su papel es proporcionarle a un emprendedor una cartera de clientes. Su sorpresiva irrupción apunta a ganar la opinión pública y desde ahí vencer la resistencia de taxistas y gobiernos. Con esa estrategia le ha ido bien en la mayoría de los lugares donde presta servicios, aunque también ha sido prohibida y en otros da una dura pelea. En Nueva York los taxistas la demandan porque el precio para operar los vehículos cayó un 40%. En Porto Alegre comenzó a operar y generó idénticas reacciones que en Uruguay.

Ilegalidad.

"Respetamos la libertad de cualquier empresa a promover sus actividades en el país, siempre que lo hagan en cumplimiento de las normas más elementales. Las obligaciones para cumplir un servicio de transporte de pasajeros son muy claras", dijo Rossi a El País.

El próximo martes se reunirá un comisión con representantes de ministerios e intendencias para decidir qué hacer con Uber. Rossi dijo que la acción de la empresa no tiene que incidir en el trabajo de dicha comisión, y puntualizó que la solución es "mucho más compleja que un partido de fútbol donde aparecen algunos a favor y otros en contra, esta es una nueva forma de hacer negocios y nosotros tenemos que velar por el servicio que reciben los ciudadanos. La regulación tiene que acompañar los cambios, pero si los cambios avanzan sobre las regulaciones se cae en la ilegalidad e informalidad. Y, cuando eso sucede, el resultado es negativo, alcanza con ver lo que ocurre en ciudades no muy lejanas a Montevideo", afirmó.

Pero Uber sostiene lo contrario. "La ausencia de una regulación adaptada a nuevos servicios como el que propone Uber no implica ilegalidad. La experiencia en más de 65 países nos indica que la discusión va a ser mucho más productiva con la aplicación funcionando. El objetivo es crear un marco regulatorio específico para servicios como Uber, que se traduzca en un hogar permanente para la plataforma en Montevideo", dijo a El País Soledad Lago Rodríguez, gerente de comunicación de Uber para el Cono Sur.

Los taxistas, en tanto, esperan por el gobierno. El presidente de la Patronal de Taxímetros, Óscar Dourado, consideró ayer que la irrupción de Uber es "una agresión al pueblo uruguayo" y que de permitirse "nos convertiremos en una república bananera".

El contrato que liga a la empresa con los choferes y usuarios, al que accedió El País, detalla que Uber B.V. es una sociedad de responsabilidad limitada constituida en los Países Bajos, con domicilio social en Ámsterdam. Y aclara que cualquier litigio o arbitraje "se regirá e interpretará exclusivamente en virtud de la legislación de los Países Bajos".

Quien suscribe el contrato debe reconocer que "Uber no presta servicios de transporte o de logística, y que dichos servicios de transporte se prestan por terceros contratistas independientes que no están empleados por Uber". Además aclara que Uber no garantiza ni se hace responsable por "fiabilidad, puntualidad, calidad, idoneidad o disponibilidad de los servicios". Y tampoco se hace responsable por "idoneidad, calidad, seguridad o habilidad de los terceros que prestan el servicio".

No obstante, Uber precisó a El País que para ser socio conductor de la empresa "es necesario presentar Seguro Obligatorio Automotor y el Seguro Adicional de Responsabilidad Civil. Adicionalmente, Uber cuenta con una póliza global que entra en vigencia en caso de ser necesario".

La Patronal pretendió "madrugar" a Uber registrando su marca. Dourado explicó la situación al Parlamento. Explicó que el Uber criollo significa "Uruguay Beneficia en Recorrido".

"Ellos interpretan que la marca es de ellos. Nos amenazaron con que iban a embargar nuestra sede. Yo les contesté que no estaba para cuidar ladrillos sino a la gente del taxi y para defender los intereses de todos los trabajadores del transporte. Si tenemos que perder nuestra sede, la perderemos, pero ante la prepotencia, la dignidad", dijo Dourado.

(Producción Diego Píriz, Lucía Baldomir, Carlos Tapia)

OTRAS MIRADAS.

Pagar más barato - Washington abdala - Abogado.

"Yo te digo la verdad, quiero pagar más barato. En términos generales el servicio del taxi lo evalúo muy críticamente, me parece que en general son indecorosos, mugrientos, horribles, no todos, pero muchos son el infierno. No estoy diciendo que se compita de manera irregular, pero si que se pueda competir libremente".

No salen a robar - Déborah Rodríguez - Atleta.

"Fomenta el laburo, yo estoy de acuerdo con que se fomente el trabajo, esa gente no está saliendo a robar, y tenés la seguridad de saber quién es el que te está llevando. Si la discusión es la libreta profesional de los taxistas, que la tengas no quiere decir que manejes bien, tampoco hay que generalizar".

Legítimo reclamo - Luis Alberto Carballo - Conductor de televisión.

"Es legítimo el reclamo de los taximetristas, más allá de que en algunos taxis podés viajar incómodo o no. Si viene Uber, que venga, pero con todos los permisos que tiene que tener por parte de la Intendencia. Los tacheros están como 14 horas arriba del taxi y de repente viene uno así nomás y se mete".

Yo sigo en taxi - Cacho de la Cruz - Comediante.

"Para mi, está bien que haya competencia, porque es como una forma de decirles que se pongan las bardas en remojo. Siempre está bueno que haya una puja para poder mejorar en general. Igual te digo algo, yo soy muy desconfiado, y te digo la verdad, voy a seguir tomando taxi como hago siempre cada vez que lo necesito".

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Déborah Rodríguez: "Yo estoy de acuerdo que se fomente el trabajo con Uber". Foto: G. Pérez.

La aplicación ofrece servicios y jaquea la lógica del transporte

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