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El frente más complicado que tiene hoy Salud Pública son sus funcionarios. Ayer ocuparon una policlínica y hoy manifestarán en varios hospitales en reclamo de una "mejor gestión". En el Instituto de Traumatología anuncian el cierre de dos salas.

"¡¿Y ASSE dónde está, y ASSE dónde está?!", se preguntaban ayer los funcionarios en tono de protesta y aplaudiendo mientras eran desalojados por la Policía de la policlínica de Piedras Blancas, que estuvo ocupada por el gremio durante unas 8 horas.

Los trabajadores no médicos de las 13 policlínicas barriales de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) se están movilizando desde la semana pasada con varias reivindicaciones. Y aunque ayer los desalojaron de Piedras Blancas, las protestas seguirán: planean ocupar el próximo lunes al centro de Salud del Cerro.

Hoy habrá al menos dos movilizaciones más. Los funcionarios del Instituto Nacional del Cáncer (INCA), del Piñeyro del Campo y del Hospital Pasteur se concentrarán en la Avenida 8 de Octubre y Larravide. Van a cortar el tránsito y reclamar por más funcionarios, mayor presupuesto y una "mejor gestión" de ASSE, dijo a El País el secretario de la Comisión Interna del Pasteur, Javier Rodríguez.

Una protesta similar llevarán adelante los funcionarios del Instituto Nacional de Traumatología, que esta mañana cortarán la calle Las Heras, cercana al Hospital de Clínicas.

En este caso el gremio reclama la contratación de más personal. Pablo Ruiz, uno de los funcionarios del instituto, dijo a El País que la situación ya se está tornando "insoportable".

En Traumatología hay 90 camas de internación, y según el funcionario, han llegado al límite de contar con solo dos enfermeros para atender una guardia de fin de semana.

El gremio ya le comunicó a la dirección que la idea es cerrar dos salas de internación -unas 20 camas- la próxima semana. Lo que pretenden es garantizar una dotación mínima de un enfermero cada 8 camas.

Ruiz señaló que tras el último relevamiento de personal, realizado en diciembre del año pasado, se concluyó que eran necesarios 36 enfermeros y 14 nurses más. Sin embargo en todo este tiempo solo se contrató a 10 enfermeros y 5 nurses.

Ocupación. Luego de ocupar por unas ocho horas la policlínica de Piedras Blancas, los funcionarios se retiraron pacíficamente ante la llegada de tres efectivos policiales que los intimaron a desalojar el lugar. Entonando el clásico "¡se escucha, se escucha, arriba los que luchan!", los trabajadores descolgaron el cartel que anunciaba la ocupación y se fueron retirando del centro de salud.

Antes de eso, los trabajadores intentaron mantener la atención como si fuese un día normal, pero evidentemente no lo fue. El escenario era otro y además las mayoría de las consultas de medicina general y con especialistas se suspendieron. "Vacunas, hoy no. Ahora estamos ocupando, venga mañana", dijo una enfermera a una mujer que se presentó a la policlínica sobre las 8.00 de la mañana. "Estamos ocupando, tendrías que ir al Hospital Filtro que es el que te toca", dijo la misma enfermera a otra señora que tenía número para atenderse ese día y a esa hora.

Junto al sindicato de Salud Pública se encontraba una delegación de la Asociación de Usuarios. "Buen día, somos de la AU, estamos apoyando la ocupación", dijo un sonriente hombre de bigotes. Sin embargo, los usuarios de la policlínica no apoyaron la ocupación. Muchos llegaban hasta la puerta y se quejaban al chocarse contra un lugar ocupado que no garantizaba la asistencia en forma normal.

Sobre las 9.00 de la mañana apareció un vendedor de panchos y milanesas. Junto a él se pararon dos vecinas a criticar la medida. "Tiene que venir la Policía y sacarlos a patadas, venga un día normal y va a ver los médicos y enfermeros paseando por ahí, nunca están", dijo una de ellas. La otra replicó: "eso no es nada, siempre destratan a los enfermos, creen que por ser pobres somos menos, nos tratan como perros".

El panchero cortó la conversación: "Ustedes no saben lo que pasa ahí adentro, yo trabajé 20 días como guardia nocturno en la puerta de emergencia. Por las noches esto tiembla", aseveró mientras calentaba una milanesa.

Los usuarios, enfermeros y guardias de seguridad coinciden en algo: caer en ese centro asistencial por la noche es un peligro. El problema principal son los baleados. Si es un ajuste de cuentas entre delincuentes es de esperar que lleguen sus amigos e intenten "apurar" la atención y evitar que se informe a la Policía. En cambio, si es un baleado por la Policía la cosa es distinta. Ante el anuncio por radio de que llegará un herido por "balas policiales" el lugar es virtualmente cercado por patrulleros y agentes armados a guerra porque se sabe que los amigos del herido intentarán rescatarlo. Es cuando los enfermeros trabajan tranquilos, según cuentan.

El secretario general de la Federación de Funcionarios de Salud Pública (FFSP), Pablo Cabrera, puso énfasis en la cuestión de la seguridad.

Dijo que es un "tema central" para los trabajadores y que no entiende "por qué razón todavía no se ha podido garantizar por parte del Ministerio del Interior en estas puertas de atención, que merecen tener otra seguridad", señaló.

Seguridad: En la policlínica ocupada pidieron más guardia policial en las noches.

Los funcionarios de Salud Pública del Hospital de Melo, en Cerro Largo, resolvieron suspender el traslado de pacientes en ambulancias en distancias cortas.

Dicen que aplican esta medida por falta de garantías mínimas en los traslados, tanto para el usuario como para el funcionario.

El integrante del gremio, Miguel Tucci, dijo a El País que tanto camilleros, como enfermeros, médicos y licenciadas están adhiriendo a la medida. "No puede ser que la ambulancia que se destina para el servicio externo, o sea traslados desde el hospital hasta una prestadora privada dentro de la ciudad de Melo, vaya sin médico ni enfermeros, en la mayoría de los casos concurre solo el chofer o el camillero" dijo Tucci,

"Nos largan en una camioneta pintada de blanco también para los llamados externos en caso de accidentes", agregó. El director del hospital, Omar García Rocha, aseguró que los móviles siempre van con un médico y un enfermero, y apuesta a que haya una solución.