DANIEL ISGLEAS

Quedó atrás la Escuela Naval que modelaba oficiales a demanda de la carrera militar. Hoy, cuando se cumplen 100 años de su fundación, más que para la guerra prepara oficiales en áreas mucho más útiles para la sociedad.

Además de enseñar lo básico de la vida militar, la Escuela estimula a sus alumnos al desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas a los tiempos que corren. Un caso concreto es lo que sucede con un proyecto en desarrollo para reemplazar la fuerza motriz de los buques de guerra, y que puede marcar el rumbo de una nueva tecnología basada en los biocombustibles.

Pero ¿cómo está hoy la Escuela Naval, el día en que cumple 100 años?. La Escuela es un centro educativo público, laico y gratuito. Pero no es, exclusivamente, un instituto de formación de marinos militares. Lo hace, sí, pero además forma oficiales para la marina mercante, dicta cursos de Secundaria en las orientaciones humanístico y científico (5° y 6° año), y economía e ingeniería (6° año) para cualquier estudiante aunque después no continúe en la carrera militar. "Es una opción más dentro del sistema", explicó a El País el director de la Escuela, el capitán de navío Fernando Franzini.

Asimismo, se dictan cursos para toda la gente de mar que se encuentre transitoriamente en Uruguay de acuerdo con los requerimientos de la Organización Marítima Internacional (OMI). Uruguay, a través de la Escuela Naval, es entonces un país destacado como centro regional para la formación de personal embarcado, según las pautas de OMI. Son alumnos de cualquier nacionalidad, de edad adulta, que toman cursos breves mientras su barco está en el puerto.

Administrativa y financieramente, la Escuela Naval depende del Ministerio de Defensa Nacional, a través del Comando General de la Armada. Pero el contenido de los cursos que se imparten, los profesores y las cargas horarias de cada materia, es algo de definición compartimentada: en el caso de los estudiantes de bachillerato lo hace Enseñanza Secundaria -"este es un liceo público más", aclara Franzini-, el Ministerio de Defensa para lo que se le enseña a los marinos militares, y la Organización Marítima Internacional en el caso de los estudiantes de marina mercante y cursos para profesionales. Incluso, en la bedelía de la escuela hay personal de Secundaria trabajando con los militares.

EL FUTURO. Después de su egreso, los alumnos de la Escuela pueden presentar y defender tesis para obtener el título de licenciado en sistemas navales o en sistemas náutico, un título de grado terciario. Los alumnos cursan en su último año lectivo una asignatura llamada metodología de la investigación que los prepara para encarar un trabajo de investigación. Actualmente, hay dos tesis en preparación, cuyos autores son asistidos por integrantes de la comisión de tesis de la Escuela: una es la implantación de una turbina de gas en los buques mercantes como sistema de propulsión; y la otra es la utilización del biodiesel para la propulsión de los barcos de la Armada. En este caso, se trata de plantear la adecuación de un biocombustible a los buques navales.

Las autoridades de la Escuela encontraron sumamente interesante esta propuesta, dada la tendencia creciente al uso de un combustible que derive de la biomasa, los organismos recientemente vivos o sus desechos metabólicos en el Estado. El biodiesel, precisamente, es uno de los dos biocombustibles más usados en la actualidad.

Más allá del contenido o aplicabilidad de la tesis en sí, Franzini se muestra conforme con que el alumno domine la metodología y se prepare para el mundo actual.

Hoy, la Escuela Naval tiene 120 alumnos en la carrera militar, 103 hombres y 17 mujeres. La carrera mercante tiene a 48, con solo una mujer. Además, hay 64 alumnos de Secundaria y a lo largo del año han rotado unos 600 alumnos para los cursos de OMI. Aparenta más ser una escuela civil que militar: de los casi 900 alumnos que cursan, solamente 120 seguirán la variante uniformada.