Un recorrido por las Grutas del Palacio, el sitio reconocido por Unesco en el que "vivió" una princesa

Está en Flores y es el sitio principal del geoparque Grutas del Palacio, el único en Uruguay.

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Para acercarse hay que caminar. Avanzar, más o menos, unas cuatro cuadras por un camino de tierra (que también se puede hacer en auto) rodeado de árboles. Alrededor todo es verde y no se oye, hoy, que es el final de una tarde de otoño, nada más que los pájaros.

De lejos se ven como si fuesen cuevas que no tienen final: unas cavidades negras y oscuras, formadas por columnas sin una forma definida. De cerca, son unos laberintos cubiertos de rocas y de pasto que no se parecen a nada más. No hay, en todo el Uruguay, algo igual a las Grutas del Palacio. No hay, en todo el mundo, un sitio como este. Se trata de una formación geológica que empezó hace, más o menos, 66 millones de años.

No hay nada alrededor de las grutas. Hoy, que el sol cae sobre ellas y en este lugar no hay nadie más que Wilson, el encargado de mantenimiento, lo único que se ve son los árboles, el pasto y este artefacto extraño que parece incrustado en el paisaje como si fuese un accidente, algo inacabado, algo que no se termina de comprender.

Están ubicadas en el departamento de Flores, a 45 kilómetros de Trinidad, sobre la ruta 14. Las grutas es el sitio que le da nombre al Geoparque Mundial Unesco Grutas del Palacio. El geoparque tiene unos 3.640 kilómetros cuadrados y abarca gran parte del territorio del departamento. Además de las grutas, lo forman las canteras de Granito Negro, los Arenales de Paso del Palmar, la localidad Rupestre de Chamangá, el Lagarto de Piedra, los cerros de Ojosmín, la Falla de Villaboas, el Paso de Lugo, el Parque Bartolomé Hidalgo, el Ecoparque Tálice, entre otros.

“A través de los Geoparques Mundiales de la Unesco podemos leer la historia de 4.600 millones de años del planeta Tierra, comprendiendo los fenómenos geológicos que dieron forma a nuestro mundo y moldearon la evolución de la humanidad. Los geoparques muestran evidencias de cambios climáticos que ocurrieron en el pasado y advierten sobre los riesgos futuros”, dice una guía de información de la intendencia. “Lo rico de un geoparque es unir la cultura, la naturaleza, la ciencia y la educación en un solo componente”, explica al respecto Eugenio Bidondo, asesor coordinador de Turismo de la Intendencia de Flores y coordinador general del geoparque que es, hasta el momento, el único reconocido por la Unesco en todo el Uruguay.

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Grutas del Palacio
Foto: Florencia Cruz

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Es difícil imaginar cómo era la tierra hace más de 66 millones de años. Todo empezó, más o menos, en ese momento.

Existían, entonces, paisajes con relieves pronunciados por donde circulaban ríos y arroyos que fluían hacia el Oeste, en dirección a lo que hoy es Argentina. En las orillas de esas corrientes se fueron acumulando arcillas y arenas de diferentes tamaños. Además, allí fueron encontrados restos óseos y huevos fosilizados de dinosaurios que habitaron la zona.

Tiempo después -explican en un video como presentación al paseo de las grutas-, y por sucesivos procesos geológicos, “esas arenas empezaron a endurecerse hasta transformarse en rocas sedimentarias. Algunos pocos millones de años más tarde, parte de esas rocas salieron a la superficie y los suelos sobre ellas se convierten en el hábitat de insectos terrestres y voladores que construían sus nidos en parte de aquellos suelos blandos y ricos en sustancias de hierro”. Gracias a esos nidos que se encontraron fosilizados, se pudo saber que tienen una antigüedad aproximada de 55 millones de años.

Con el transcurso del tiempo, esos mismos suelos se fueron endureciendo y formando los componentes arcillosos y arenosos que hoy conforman las grutas.

“Hoy las grutas son parte de la identidad del departamento de Flores, que las lleva hasta en el escudo”, dice Bidondo.

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Grutas del Palacio
Foto: Florencia Cruz

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Por dentro, las grutas están formadas por columnas dispares que sostienen un techo. Según cuánta luz reciban se ven de color terracota y, también, en algunas zonas, tirando al verde. Tienen una temperatura promedio de más o menos 20 grados que mantienen durante todo el año. Además, aún en la actualidad, cada vez que llueve y el agua se filtra, sigue trabajando en las rocas, que, cada tantos años, cambian levemente su forma.

Las grutas suenan como si estuvieran vacías. Si el silencio tiene alguna forma, seguro se parece a este sonido: como si no fuera nada y fuera todo al mismo tiempo.

Antes el lugar se llamaba Palacio del Indio. Aunque hayan cambiado de nombre, aún hay una leyenda que lo acompaña.

Dicen que cuando los europeos invadieron la región del Darién en busca de tesoros, los indígenas que vivían allí huyeron llevándose con ellos toda la riqueza que tenían en su templo y que habían acumulado sus antepasados. Dicen que así llegaron a unas cuevas -las grutas- formadas por rocas y agua en las que vivía Zemi, el cacique charrúa con más poder de la región. Dicen que se establecieron allí y que pasaron 140 lunas hasta que nació su única hija, a quien llamaron Darién. Dicen que poco después Darién se casó con Zemi y que su padre y su madre murieron a los días. Dicen que allí, en un sitio de cuevas formadas por arenas y lluvias, todavía se encuentran los tesoros de Darién.

La leyenda dice algo así: “Yo me llamo Darién, soy descendiente única de la Madre del Dios que creó el Sol, la Luna y los otros elementos. En este palacio se esconde toda la riqueza de mis ancestros. Ni siquiera todos los indios de la tribu más fuerte (...) podrían cargarlos para llevárselos”.

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