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Tomarse la presión es el primer paso para diagnosticar la hipertensión y tratarla

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hipertensión arterial

SALUD

En el Día Mundial de la Hipertensión Arterial se recomienda a la población conocer sus cifras dado que es el principal indicador para detectar al llamado "asesino silencioso".

"Conozca sus cifras” es la frase clave para detectar al llamado “asesino silencioso” que hoy afecta a uno de cada tres uruguayos y solo la tercera parte sabe que lo tiene y lo trata. Hablamos de la hipertensión arterial, “una enfermedad crónica y progresiva que se caracteriza por tener cifras elevadas de presión arterial, tanto de la presión máxima o sistólica como de la presión mínima o distólica, de una o de ambas”, según explicó la cardióloga Laura Roballo, delegada del Ministerio de Salud Pública (MSP) en la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular.

La presión arterial es la fuerza de la sangre al empujar contra las paredes de las arterias. Cada vez que el corazón late, bombea sangre hacia las arterias. La presión arterial es más alta cuando el corazón late; eso se llama presión sistólica. Cuando el corazón está en reposo, entre latidos, la presión arterial baja; eso se llama presión diastólica.

En la medición de la presión arterial el primer número es el sistólico y su valor límite normal es 140; y el segundo es el diastólico con un valor límite normal de 90. Entonces cuando la medición es de 140/90 o más lo que se recomienda es consultar de inmediato al médico.

Día Mundial de la Hipertensión Arterial

Se celebra hoy, 17 de mayo, exhortando a la población a que durante este mes se tome la presión, sea en su prestador de salud o en la farmacia barrial.

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¿Cómo se detecta?

“El diagnóstico de la hipertensión arterial es clínico, basta con realizar una medición con un aparato de presión arterial”, señaló Roballo a El País.

La doctora Laura Garré, directora ejecutiva de la Comisión Honoraria, indicó por su parte las condiciones en que debe realizarse esa medición, que incluso la puede hacer la propia persona en su domicilio con un equipo debidamente calibrado.

“Si va a un centro asistencial o a un lugar donde tomarse la presión, como una farmacia, debe haber un marco de unos 10 minutos para que la persona esté tranquila. La persona debe estar sentada y el brazo apoyado a la altura del corazón. El brazo se descubre, se le pone un manguito en función del tamaño y se le hace la medición”, detalló.

Generalmente se recomienda, sobre todo en los aparatos automáticos, realizar tres mediciones y quedarse con el promedio. Si los valores superan los recomendados hay que acudir al médico tratante que será el que confirme el diagnóstico ya que, por lo general, no da otros síntomas más que la cifra de presión aumentada.

“Deberíamos partir de la base de que en la enorme mayoría de las personas no va a haber síntomas porque los síntomas aparecen cuando ya estamos hablando de cifras con rangos de alta peligrosidad de tener un evento cardíaco o un accidente cardiovascular (dolor de cabeza, zumbidos en los oídos, visión de estrellitas, mareos, palpitaciones). En un rango intermedio de presión, que ya está causando daño, no hay síntomas porque las arterias no duelen”, marcó Garré.

Ahí está la explicación de por qué se lo llama el “asesino silencioso”: la persona puede estar teniendo hipertensión de manera silente, asintomática, y ya se están generando daños a nivel de diversas arterias, fundamentalmente las arterias que nutren a los órganos nobles, como son el cerebro, el corazón o los riñones.

“La hipertensión arterial es una de las principales causas de mortalidad vascular en nuestro país. No solo está vinculada a la enfermedad cardiovascular, sino también a la enfermedad renal, los accidentes cerebrovasculares, el impacto cardíaco, la insuficiencia cardíaca… Son todas complicaciones de una hipertensión arterial no tratada”, advirtió Roballo.

De allí la importancia de un diagnóstico precoz para lo cual se recomienda que cada vez que uno tiene contacto con su prestador de salud, sea porque va a atenderse o a hacer un trámite, se tome la presión. Lo ideal, si no se tienen factores de riesgo (ver recuadro), es hacerlo una vez por año.

No detectar la hipertensión arterial implica la pérdida no solo de años de vida, sino también de calidad de vida. “No solo es causa de mortalidad, sino también de discapacidad”, remarcó Roballo.

En Uruguay una de cada tres personas es hipertensa

El 36,6% de los uruguayos presentan hipertensión arterial y solo la tercera parte de estos hipertensos lo sabe y lo trata, según la Encuesta de Factores de Riesgo realizada en 2013, la última de la que se tienen datos.

“La población considerada por esa encuesta tenía entre 15 y 64 años. En esa población se estima que 3 de cada 10 personas son hipertensas, pero cuando la edad de la población aumenta se habla de que son casi 6 de cada 10 personas. Ya con una población que supera los 50 o 60 años la prevalencia es mayor porque la hipertensión arterial aumenta con la edad”, explicó Laura Garré, médica de familia y gestora en salud que se desempeña como directora ejecutiva de la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular.

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¿Cómo tratarla?

La primera medida al diagnosticar la hipertensión arterial tiene que ver con lo que se llama “factores de protección”, que son aquellos que requieren de un trabajo o esfuerzo de la persona porque implican cambiar estilos de vida no saludables.

“Decirle a las personas que deben cambiar sus hábitos no es fácil”, reconoció la doctora Garré. “Son todos procesos que vamos conversando con los pacientes y viendo sus posibilidades, su situación familiar y todas sus fortalezas internas para cambiar comportamientos que se identifican con los placeres, como la comida o el tabaco. Son conductas simples, pero sabemos que para los pacientes no son fáciles. Llevan todo un proceso de poder adaptarse, entenderlas y querer cambiarlas y sostenerlas en el tiempo; sino no funciona”, apuntó sobre los cambios que permiten que la hipertensión retroceda.

Ambas profesionales señalaron que el uso de fármacos es la herramienta a la que se apela cuando se ha fracasado en las medidas de protección (ver recuadro).

“En términos de medicación es importante señalar que hoy en día se cuenta con una paleta bastante amplia de fármacos para el manejo de la hipertensión arterial y además están subvencionados, por lo tanto no existe ninguna razón para que una persona diagnosticada no esté correctamente tratada”, destacó Roballo.

Sin embargo, encuestas realizadas a lo largo de los años indican que un porcentaje importante de pacientes no están adecuadamente tratados.

La especialista afirmó que “los recursos farmacológicos son muy eficientes, seguros y, si son aplicados de la manera correcta, no hay por qué no lograr un tratamiento efectivo y así asegurarle a esa persona una mejor calidad de vida y una mejor sobrevida”.

Adoptar hábitos saludables como primera medida

“La actividad física y la alimentación saludable son poderosas herramientas terapéuticas a las que siempre tenemos que acudir. La presión arterial guarda relación directa con el consumo de sodios y con el sobrepeso, con la circunferencia del abdomen”, indicó la doctora Roballo al abordar la necesidad de cambiar estilos de vida.

La doctora Garré, por su aparte, aclaró que lo que se recomiendan son “estilos de vida, no hablamos de dietas sino de una alimentación que va a favorecer a esa persona”.

¿Cuáles son los estilos de vida saludable que ayudan a prevenir o tratar la hipertensión?:

- Mantener el peso adecuado. Las cifras de presión bajan con modestos descensos de peso, además de mejorar la salud en general.

-Realizar actividad física, evitar el sedentarismo. Se recomiendan actividades predominantemente aeróbicas, como caminar, trotar, andar en bicicleta, nadar, bailar, hacer repeticiones con pesas de poca carga, con bandas elásticas o con nuestro propio peso corporal. Iniciar con actividades leves e ir incrementando si el control de las cifras de presión arterial y otros factores de riesgo lo permiten.

-Evitar o disminuir el consumo de alcohol dado que su exceso provoca aumento de la presión arterial.

-Acostumbrar al paladar a comer con poca sal (beneficia mucho también a quien no es hipertenso).

-No fumar. Las personas hipertensas y fumadoras aumentan los riesgos de presentar enfermedades cardiovasculares.

-Comer frutas y verduras a diario.

-Controlar periódicamente la presión arterial a partir de los 3 años de edad y consultar al médico.

-El apoyo social (familia, grupo de pacientes) favorece adherencia a los tratamientos.

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Limitar o sustituir la sal es una medida clave

“La sal tiene un impacto muy grande y no solo en la persona hipertensa”, advirtió la doctora Garré. Por eso es que entre las principales recomendaciones está limitar su uso.

El gusto por el sabor salado es una apetencia aprendida y es posible revertirla; el paladar puede tener un reaprendizaje al incorporar nuevos sabores, informan desde la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular.

Por ejemplo, aconsejan realzar el sabor de las comidas combinando hierbas y otros alimentos (como albahaca, perejil, tomillo, cebollín, pimentón, romero, jugo de limón, ajo) con verduras, salsas, carnes, cazuelas, ensaladas y pescado. De esta manera se sustituye la sal sin quitarle sabor a los alimentos.

Hay que tener en cuenta que la sal también está presente en altas cantidades en quesos, fiambres, patés y embutidos, sopas en cubos e instantáneas, salsas prontas (mayonesa, ketchup, soja), snacks, pan, galletas, bizcochos, comida comprada y congelada.

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