SALUD

Un ruido. Un silbido que corta el ritmo normal de los latidos. Una turbulencia en la corriente sanguínea. Una onda sonora que pasa con velocidad por las cavidades del corazón, las válvulas y las arterias. Así es como se define unsoplo cardiovascular.

La incidencia asusta a los padres: “Si ahora vas a la clase de tu hijo y pedís que levanten la mano los niños que tengan soplo, entre cinco y ocho de cada 10 levantarán la mano”, dijo Diego Abdala, cardiólogo infantil y profesor adjunto en la Clínica Pediátrica B de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República a El País.

Un soplo cardiovascular en la infancia es la primera causa de derivación al especialista. Pero, a pesar de su alta incidencia, no quiere decir que el niño tenga algo malo. “La mayoría de los soplos son inocentes”, comentó Abdala. Esto quiere decir que no advierten sobre ninguna enfermedad. Pero sí hay un pequeño grupo, alrededor del 1%, para el que puede ser la primera señal de una cardiopatía de fondo.

El soplo es oído con el estetoscopio. Pero si es de mucha magnitud, además de ser auscultado, se lo puede palpar en el pecho del paciente. En este caso se llama frémito. Hay dos tipos: el inocente y el patológico u orgánico.
El primero es “suavecito”, es decir, el médico no siente el frémito. Por lo general aparecen asociados a una situación particular. Un cuadro febril o la actividad física pueden provocar un soplo temporal por que la sangre se acelera. Otra característica es que cambia con la posición: puede auscultarse si el niño está acostado, pero no si está de pie. Y se escucha en la sístole, es decir, cuando el corazón se comprime para empujar la sangre.

“El 99% de los soplos inocentes son en la sístole”, apuntó Abdala. Los niños con soplos inocentes no tienen otros síntomas, excepto estos sonidos anormales. El niño puede ser tan activo como cualquier otro individuo sano.

El pediatra debe llegar a la conclusión absoluta de si está ante un soplo inocente u orgánico. Si se trata del primero, puede aparecer o desaparecer dependiendo de circunstancias que aumenten el gasto cardíaco.

“Si tenés un niño que viene creciendo bien, seguramente el soplo no sea nada. Pero si el niño se fatiga durante el deporte, si te dicen que queda cianótico (adquiere una tonalidad azul en los labios y en la piel), a lo mejor puede tener algo”, explicó.

Aquí es cuando el especialista debe intervenir. Hay que descartar que el soplo sea orgánico; es decir, hay que eliminar la posibilidad de que exista una patología cardiovascular. “Lascardiopatías congénitas son la principal anomalía congénita. ¿Y cuál es el elemento que a vos te da para pensar que es una cardiopatía? La presencia de un soplo”, agregó Abdala en diálogo con El País.

Un soplo orgánico, por ejemplo, se escucha en el periodo neonatal, es decir, en los primeros 30 días de vida. Es, además, un soplo más “rudo” porque la sangre pasa con mayor presión. Y, a diferencia del inocente, se presenta en la sístole y en la diástole. Esta última es el movimiento de relajación y expansión del corazón y las arterias que se produce cuando la sangre purificada entra en ellas.

En este caso, el cardiólogo infantil debe estudiar el soplo en profundidad con un electrocardiograma, radiografía de tórax y un ecograma Doppler color para determinar si se trata de uno inocente o de uno orgánico.

Entre las causas de los soplos patológicos se incluyen: conexiones anormales entre las cavidades cardíacas derecha e izquierda, conexiones anormales entre los principales vasos sanguíneos que salen del corazón o sangre que circula a través de una válvula cardíaca engrosada o que tiene una pérdida.

Hay ciertas afecciones vinculadas con los soplos orgánicos, entre las que se incluyen: prolapso de la válvula mitral con regurgitación (la válvula tiene una pérdida) o miocardiopatía hipertrófica (engrosamiento anormal).

Un soplo se puede escuchar en todas las edades pero el pico, según indicó el especialista, es durante la etapa preescolar y escolar, en particular, alrededor de los 5 años. Esto se debe a que la frecuencia cardíaca de los niños es más rápida que en los adultos. Pero también porque la distancia entre tórax y corazón es más pequeña. En una mujer adulta, por ejemplo, la auscultación es más lejana porque tiene capas de grasa, más músculo, las mamas y huesos entre el soplo y el estetoscopio del médico.

“La mayoría de las veces es algo inocente y banal. Pero en los primeros años de vida o si se acompaña de otras cosas, el soplo es el principal elemento que tenemos los cardiólogos para sospechar que hay una cardiopatía congénita que es la principal anomalía de nacimiento. Después de las causas secundarias de la prematurez, estas cardiopatías son la principal causa de mortalidad infantil”, explicó Abdala.

Y añadió: “Todo lo que está relacionado con el corazón le genera mucha ansiedad y mucha angustia a los padres. Si les dicen que su hijo tiene un soplo, van a salir corriendo a consultar. Pero no hay que hacer terrorismo con esto. La mayoría de los soplos son inocentes y solo hay un pequeño grupo que tiene una cardiopatía que hay que buscar”.