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Retiro de los médicos: las mujeres planifican más, muchos inician una segunda profesión

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SALUD

Jubilarse muchas veces no es una decisión sencilla. En el caso de los médicos tiene sus particularidades que hacen que a varios les cueste asimilar esa nueva etapa de la vida.

¿Se puede dejar de ser médico en algún momento? Quienes lo son responderán que se es médico toda la vida, pero es cierto también que, en algún momento, sea por edad, por ley o por decisión propia, deben pensar en el retiro.

“En cualquier ocupación o profesión el retiro tiene un significado especial, depende de la perspectiva que se tenga. En el caso de los médicos tiene algunas señas de identidad, que es cómo nos comportamos frente a ese momento o cómo lo metabolizamos”, señaló el profesor de Geriatría, Ítalo Savio.

El mundo del trabajo es un aspecto principal en nuestra vida y, según manifestó Savio, “en nuestro medio muchas veces la desvinculación con el mundo laboral es abrupta, brusca y no es flexible. Eso no ocurre en todos los casos, pero hay situaciones donde así se hace por razones normativas”.

Por un lado, el retiro es un proceso de transición vital y está condicionado por distintos factores, como el proyecto de vida de la persona que se jubila, el marco normativo y el contexto histórico social. “No es lo mismo jubilarse ahora que en la década de 1950”, apuntó el geriatra.

Por otro lado, es considerado un paso crítico donde se pone a prueba la capacidad de adaptación, la resiliencia de la persona frente al cambio. Hay que tener presente que el trabajo es el principal ámbito de vida de relación aparte de la familia.

“En el caso de los médicos la relación es con varios actores: con los colegas, con profesionales de otras disciplinas, con el personal en general y con los pacientes. Estos entran en el combo de las relaciones sociales, sobre todo los pacientes crónicos, esos que uno ve prácticamente mes a mes o los controla con mayor periodicidad”, dijo.

Savio explicó que en el retiro de los médicos hay un componente de género muy marcado que también es muy común en otras profesiones.

“Los hombres mayores en general nos resistimos más a la idea y planificamos menos. Está aquello de ‘yo voy a morir con las botas puestas’. Como en todos los aspectos de la vida, las mujeres planifican más su retiro”, señaló.

Ocurre también que los médicos jóvenes lo ven como algo lejano y no planifican hasta avanzada la edad media de la vida.

“En general es un tema que no existe para ellos”, apuntó el geriatra sobre un aspecto en el que considera se debería trabajar e informar en edades tempranas.

Otro componente a tener en cuenta son las especialidades médicas. Savio explicó que las especialidades anestesio quirúrgicas tienen ingresos bastante superiores en comparación con las exclusivamente médicas, por lo cual el escalón que se baja con el no ejercicio es muy grande.

Otro punto importante es la pericia médica; es decir si el profesional sigue estando apto para desempeñar su tarea, tanto física como mentalmente.

Las claves de la OMS para un retiro exitoso

Ítalo Savio destacó la tríada que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció sobre lo que es un envejecimiento exitoso: buen estado de salud física y buena función (cómo la persona se desempeña en la vida diaria, desde lo básico a lo complejo); salud mental, y en el vértice ubica a la interacción social y el compromiso con la vida.

“El compromiso con la vida los médicos se supone que lo tenemos vocacionalmente, el asunto es después traducir ese compromiso en un sentido más amplio. Hay muchos espacios donde desarrollarlo”, apuntó Savio.

Agregó que la OMS también menciona cuatro pilares sobre los que se apoya el retiro activo: cuidar la salud; participación en sociedad y actitud positiva con la vida; aprendizaje y cuidados de larga duración. “Esto último es para las personas en situación de dependencia, algo a lo que los médicos no escapan. Hay que prever que un porcentaje de retirados puede vivir algún tiempo de su vida en situación de dependencia”, dijo.

Los miedos que aparecen.

“El primer aspecto que me interesa señalar es que retiro no equivale a vejez ni tampoco a enfermedad. La jubilación no hace esas cosas y si parece coincidir con algún descenso o declive, generalmente hay una condición subyacente que ya venía ocurriendo. No hay una patología llamada retiro o una patología llamada jubilación. Hay sí trastornos disadaptativos, cuestiones que tienen que ver con el estado global de salud con el cual ya venía la persona”, aclaró Savio sobre esta etapa de la vida.

Es más, el geriatra destacó que la cara positiva es que retirarse puede significar continuidad y disfrute de un espacio, de una vocación no aplicada y de un compromiso con la sociedad.

“Últimamente he visto que muchos colegas inician una segunda profesión, que muchas veces no tiene nada que ver con la Medicina. Estudian Licenciatura en Historia, Antropología, Literatura; hay unos cuantos que se dedican a la pintura. Pero es todo autogestionado, no es que haya una estructura que los vaya encausando, que los monitoree, que los apoye”, manifestó.

Ese podría ser uno de los debes que tiene el país ya que otros países sí lo tienen más organizado. Mencionó el caso de Israel, que por contar con una riquísima tradición de voluntariado tiene el tema estructurado. “No hay más que acercarse a una oficina y en función de lo que uno puede dar o quiere aplicar le buscan algo para hacer”, apuntó.

Otro aspecto poco explotado en Uruguay es que el médico pase a ser un profesional de consulta, al menos no es algo que esté institucionalizado. En muchos lugares del mundo el que se retira pasa a actuar muchas veces como consultante, realiza tareas de mentoría a nivel universitario o tutoría de tesis o monografías.

“Conozco muchos colegas que en el exterior siguen trabajando en el ámbito académico pero con otra perspectiva, mucho más aliviada y más tranquila y para ellos mucho más satisfactoria”, señaló Savio a El País.

El geriatra hizo hincapié en que lo peor que le puede pasar al médico es no planificar.

“Un día se encuentra en el medio del living de la casa y no sabe qué hacer, pero tampoco nadie sabe para qué está ahí porque generalmente estuvo trabajando fuera. Yo he visto gente que se retira precozmente y después hace unos duelos brutales, no sabe qué hacer con su vida, el dinero no le alcanza”, contó.

En definitiva, para los médicos como para cualquier ocupación, la reinserción tras la jubilación es un tema complejo, la clave está en saber abordarlo con tiempo y “ver el contexto en el que se produce”, concluyó Savio.

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La mujer tiene más pensado lo que va a hacer con su vida luego de jubilarse.

Planificación para una vida centenaria

“¿Por qué el retiro ahora en el siglo XXI, más allá de que se habla mucho de reforma jubilatoria, es tan particular?”, planteó el profesor de geriatría Ítalo Savio. El profesional explicó que la respuesta está en lo que se llama “revolución de la longevidad”.

“En el siglo XX la esperanza de vida aumentó más que en todo el resto de la historia de la humanidad. La esperanza de vida de un romano de a pie era de un promedio de 23 años; en nuestro medio, a principio del siglo XX, era de 44 años. En América Latina, el 74% de los que nacieron en la segunda mitad del siglo XX va a vivir más de 60 largos. Y además tenemos la centenerización de la vejez: 519 centenarios en 2001, 1.300 ahora y para 2100 serán más de 13 mil. Nadie sabe quién va a vivir 100, pero cada vez hay más gente que vive 100 años”, detalló Savio.

Eso quiere decir que a cualquier persona que llegue a los 65 años aún le quedan por vivir entre 20 y 22 años, o sea casi un tercio más de lo que lleva de vida.

“Uno no puede pensar en vegetar un cuarto de siglo, cualquiera sea la profesión”, acotó el geriatra al que le gusta mucho una frase del médico e investigador especializado en el estudio de las edades Alexandre Kalache: “La vida ya no es una carrera de cien metros llanos, la vida es una maratón”. Según Savio, los desafíos son similares, pero las estrategias tienen que ser distintas.

El especialista también rescata dos conceptos de Andrew Scott, un economista que habla de vivir en la edad de la longevidad o en el mundo de los 100 años. El primero es que el retiro debe ser progresivo, flexible y opcional; que la persona no necesariamente frene en seco su actividad. El segundo es aconsejar a la persona que piense cómo va a gestionar su patrimonio y su vida en una existencia de 100 años.

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