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¿Qué queda de los Himalayas uruguayos?

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Geólogos en actividad en Cerro Largo

GEOLOGÍA

Geólogos analizan restos de una gran cadena montañosa en Treinta y Tres y Cerro Largo

El territorio donde hoy está ubicado Uruguay no fue siempre una penillanura levemente ondulada con un techo de 513,66 metros sobre el nivel del mar. Desde el sureste del país hasta donde hoy está Florianópolis (en Brasil) había una cadena montañosa “al estilo de los Himalayas”. Hace unos 600 millones de años no nos andábamos con chiquitas.

¿Qué quedó de esos picos altísimos? “La raíz”, definió el geólogo Santiago Fort. Solo persisten rocas de distintos tipos de granitos y minerales que fueron erosionadas a lo largo del tiempo y están desperdigadas por lo que se conoce como el Cinturón Dom Feliciano, una mega-estructura de escala continental que se extiende a lo largo de 1.000 kilómetros paralelo a la costa atlántica.

Este ha tenido tres episodios de magmatismo: uno que ha sido reconocido solo en Punta del Este y ubicado entre los 850 y 750 millones de años; otro entre 650 y 600 millones de años; y uno tardío, entre los 580 y 560 millones de años.

Las intrusiones (la solidificación de magma) más estudiadas están localizadas en Lavalleja y Maldonado, por lo que Fort y su colega Belén Viera, bajo la supervisión de Elena Peel, han analizado las correspondientes a los departamentos de Treinta y Tres y Cerro Largo y han encontrado elementos fundamentales para entender la evolución geológica de la región y su potencial en riqueza mineral.

Peel, directora de la licenciatura en geología en la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (Udelar), comentó a El País: “Es importante saber esto por los diferentes recursos minerales que puedan generarse (en esa región). Además, para conocer cuál fue su historia geológica independientemente de la riqueza que puede tener”.

Esa cadena "al estilo de los Himalayas" se formó por la colisión de dos placas tectónicas. En ese momento, los picos surgieron de la tierra separaban lo que hoy es Uruguay y Brasil del resto de Pangea; del otro lado estaba el actual continente africano.

Pero estas montañas no se formaron de una sola manera. Del lado del este de Uruguay había eventos de volcanismo que generaba a “nivel profundo” rocas ígneas intrusivas (las que se enfrían bajo la tierra) que terminaron dando paso a los “granitos que vemos hoy cuando caminamos por el campo”.

Para hacerlo un poco más complejo, el Cinturón Dom Feliciano es atravesado por “enjambres de diques” de los que se tenían más datos errados que certezas hasta ahora. Estos fueron generados por el proceso contrario al choque de placas. Belén Viera, quien los estudió entre Melo y Rio Branco, lo explicó así: “Se asocian a estiramientos de la corteza. Al hacerlo, se fracturó y por esa fractura ascendió el magma que luego se cristalizó”.

Geólogos en actividad en Cerro Largo.
Geólogos en actividad en Cerro Largo. Foto: E. Peel

De la cadena montañosa quedan decenas de cuerpos granitoides pero solo 14 fueron seleccionados para los muestreos de petrografía y geoquímica. Y a pesar de que están en un rango geográfico pequeño, hay grandes diferencias en la composición del granito. Por ejemplo, no es el mismo granito que se encuentra en Cerro Chato al del Cerro de las Cuentas al del Cerro Partido. Esto quiere decir que no se generaron a partir de una misma roca.

Fort agregó sobre la importancia de estos muestreos: “Hoy en día no se buscan depósitos de oro, lo que se busca es el ambiente geológico que es capaz de generar un depósito de oro. Si no tenés la caracterización de ese ambiente jamás vas a ir a dar con el oro”.

Uruguay y la historia de un súper continente.

Aunque hoy el este del país solo adquiere movimiento por el pasaje de automóviles, camiones y turistas en verano, el pasado geológico era muy distinto. Hace, al menos, 550 millones de años, este territorio sufría de terremotos, tenía volcanes y había eventos orogénicos, es decir, formación de montañas.

Hoy Uruguay está en el medio de la placa sudamericana, pero no lo era así cuando el puzle de los continentes tenía una configuración diferente: primero en lo que se conoce como Rodinia hace 1.300 millones de años, luego en Gondwana hace unos 600 millones de años y Pangea ( (”toda la Tierra”, en griego) hace unos 400 millones.

En Pangea, Sudamérica estaba unida a África y había un único océano llamado Panthalassa. Esta situación paleogeográfica se mantuvo prácticamente sin cambios por casi 100 millones de años. La destrucción de este supercontinente se habría debido a la existencia generalizada de anomalías térmicas. El resultado fue la separación en los continentes actuales.

Qué son los enjambres de diques.

Los diques ya mencionados poseen una de las claves para la interpretación de la tectónica de placa. Son importantes indicadores en la determinación de proceso de estabilización de la corteza, ensamblaje y separación de supercontinentes. Y, hasta ahora, poco se sabía de los “enjambres de diques” asociados a la formación Sierra de los Ríos y a Corral de Piedras al este de la ciudad de Melo.

En otro hecho geológico que mantiene entretenidos a los expertos –Peel se rio porque, a pesar de ser un país chico, hay más diversidad geológica que en Buenos Aires donde tienen que viajar 800 kilómetros para encontrar una roca distinta, los diques entre los dos espacios son químicamente diferentes: los diques de Sierra de los Ríos son ácidos, es decir, tienen una alta concentración de sílice, cuarzo y albita; mientras que los diques de Corral de Piedras tienen una composición de basalto y, por lo tanto, son ricos en silicatos de magnesio y hierro, entre otros elementos.

Hasta ahora, además, se creía que los últimos eran mucho más jóvenes: de unos 256 millones de años. Pero eso fue descartado en la investigación de Viera, quien hizo la primera datación. Así se puedo saber que, en realidad, los diques de Corral de Piedras tienen unos 580 millones de años, una cantidad similar a la de Sierra de los Ríos.

“El desarrollo lógico es que la colisión y la generación de granitos fue seguida por una etapa de relajación. Luego comenzó un proceso de erosión y procesos de reajustes de esas montañas”, apuntó Peel. El resultado fue la desaparición de aquellos Himalayas propios.

Y agregó: “Los recursos minerales no se dan a tontas y a locas. Están asociados a determinados ambientes. Si vos no sabés si en tu territorio se dan esas situaciones geólicas, no vas a saber los recursos que tenés”.

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