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Oncólogo uruguayo contribuye a darle apellido a tumor agresivo

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Cáncer de pulmón. Foto: Shutterstock

CIENCIA

Osvaldo Arén integra estudio que identifica subtipo de cáncer de pulmón a partir de muestra de sangre

Una muestra de sangre es suficiente para diagnosticar y posteriormente tratar con terapia dirigida a un subtipo de cáncer de pulmón muy agresivo que se presenta predominantemente en mujeres no fumadoras o que han fumado poco. El estudio, llamado Blood First Assay Screening Trial(BFAST), se vale de una nueva tecnología llamada secuenciación de nueva generación (NGS). El objetivo es evitar la quimioterapia y otras terapias que pueden resultar ineficaces y elevar la sobrevida de los pacientes.

El oncólogo uruguayo Osvaldo Arén, recientemente retirado de la dirección del centro de investigación Bradford Hill en Santiago de Chile, es uno de los investigadores de este ensayo inédito que es publicado por la revista Journal of Thoracic Oncology.

“Decir cáncer de pulmón actualmente no alcanza. Es solo decir el nombre. Ya tenemos el apellido para casi el 70% de los tumores de pulmón. Esto condiciona y es crucial para el tratamiento”, comentó el experto a El País.
El apellido en este caso es ALK (la sigla en inglés para quinasa de linfoma anaplásico), una alteración genética responsable de entre el 4% y el 7% de los casos de cáncer de pulmón y que afecta a personas no fumadoras (o que fumaron poco) y principalmente a mujeres aunque todavía no se conoce el motivo.

“Fue descubierto en 2007. Es un cáncer que es muy agresivo. Los pacientes tienen una sobrevida muy corta y con metástasis cerebrales de inicio en un 60%”, describió.

Aún es pronto, pero es probable que el virus aumente la demanda de trasplante de pulmón. Foto: Darwin Borrelli
Cáncer de pulmón. Foto: Darwin Borrelli

El diagnóstico.

El estudio, en el que solo participaron tres latinoamericanos (Arén en conjunto con el mexicano Jorge Alatorre y el brasilero Gilberto De Castro), se analizó la sangre de 2.219 pacientes ya diagnosticados con cáncer de pulmónde células no pequeñas y en una etapa avanzada. Al aplicar la secuenciación de nueva generación –una tecnología que analiza el ADN o ARN en muestras más pequeñas que las que requieren otros métodos–, se le puso el apellido ALK al 5,4% de los enfermos.

Una ventaja frente a la biopsia–extracción de tejido– es que muchas veces no es suficiente para analizar distintas alteraciones genéticas.

Además, las biopsias repetidas pueden prolongar el proceso de diagnóstico y no son factibles en el 20% de los pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas avanzado y casi el 25% no logra producir suficiente material para el análisis genómico.

Y, por otra parte, solo brinda “la foto de un momento”. En cambio, la secuenciación de nueva generación solo requiere de 7,5 mililitros de sangre y permite hacer “un seguimiento” de las características propias del tumor.

“La prueba tradicional da solo la visión del momento y no permite seguir ese tumor, ver si cambió genéticamente, si está progresando o si es resistente a los tratamientos que es por lo que los tumores nos ganan”, dijo Arén a El País.

Una vez que se conoció el apellido, los pacientes con ALK fueron sometidos a un tratamiento. El resultado fue prometedor y el médico lo recitó con entusiasmo: “Al identificar la mutación y poner el tratamiento más adecuado hay una probabilidad de vida arriba del 60% para cinco años. Eso es muchísimo”.

Osvaldo Arén
Osvaldo Arén

Más sobrevida.

 Arén es autor de un estudio publicado a inicios de este año en la revista Journal of Clinical Oncology en el que se demostraba que la inmunoterapia multiplica por cinco la supervivencia de los pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas metastásico previamente tratado con quimioterapia. Cinco años después del tratamiento, la sobrevida global fue del 13,4%; mientras que para los que recibieron quimioterapia fue del 2,6%. Uno de cada tres pacientes que respondieron a la inmunoterapia seguía con vida luego de cinco años (32,2%).

Estos resultados ya habían sido calificados como “sorprendentes” por el uruguayo. Y ahora le sumó esta consideración: “Si manejamos qué alteración específica tiene el paciente tendrá una sobrevida muy interesante”.

Para el subtipo ALK hay cinco medicamentos disponibles, los que apuntan a secuenciar el tratamiento. Gracias a la secuenciación de nueva generación a base de sangre se puede saber si un tumor específico es resistente a determinado fármaco. “La persona puede recibir otro y ganar tiempo”, apuntó.

Y añadió: “Las terapias dirigidas más la inmunoterapia son la guinda de la torta del cáncer de pulmón desplazando cada vez más a la quimioterapia que era la bomba que se tiraba a todo”.

La inmunoterapia es una estrategia terapéutica que en la última década se ha considerado “revolucionaria” en el tratamiento oncológico. Arén ha estado involucrado desde el principio. Ha sido partícipe de las investigaciones que culminaron con la aprobación por las agencias regulatorias de los fármacos Nivolumab, Atezolizumab, Pembrolizumab, Avelumab y Cemiplimab.

Desafíos.

El médico recordó que el cáncer de pulmón ha sido siempre “la oveja negra de la familia”: es el cáncer con mayor mortalidad en el mundo y que tenía una sobrevida “muy estancada” desde la década del 2000. De acuerdo con cifras del MSP de 2020, se diagnostica un promedio anual de 1.092 casos nuevos en hombres, falleciendo 1.000 cada año; mientras que en las mujeres la cifra promedio anual es de 399 casos y 343 fallecimientos.

Aunque la prevalencia de la alteración ALK es baja ?la que tiene mayor prevalencia es la del receptor de factor de crecimiento epidérmico o EGFR?, llama la atención, no solo por su agresividad, sino porque afecta a no fumadores. Respecto a este punto, Arén recordó que el 20% de los casos de cáncer de pulmón se debe a contaminación ambiental, ya sea por el humo de tabaco para fumadores pasivos, los gases de la combustión de motores o por el radón (gas radiactivo de origen natural). “El porcentaje viene en aumento”, advirtió.

Mortales inmortales.

Osvaldo Arén decidió jubilarse luego de 30 años como oncólogo e investigador clínico. Cambió la dirección del centro de investigación Bradford Hill en Santiago de Chile por vivir en Punta del Este. Es autor del libro Mortales Inmortales. La batalla más humana de todas, un ensayo que se adentra en la enfermedad, aportando a través de testimonios elementos que ayudan a comprender y a enfrentar la luchar contra el cáncer.

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