Joan Garriga: "Hay que saber integrar la adversidad y reconvertirla en fortalezas"

Joan Garriga. Foto: Cortesía Editorial Planeta

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El experto catalán pasó por Montevideo y presentó su último libro: Decir sí a la vida, en el que propone enfrentar las dificultades y salir fortalecido de sus desafíos.

El psicólogo catalán Joan Garriga(64) visitó Montevideo el pasado fin de semana para participar del evento “Bailando juntos” y presentó su último libro: Decir sí a la vida. Ganar fortaleza y abandonar el sufrimiento (Editorial Planeta).

Durante su visita a la capital uruguaya, el psicólogo y terapeuta experto en constelaciones familiares conversó con El País.

—¿Cómo se volcó por una psicología no tan tradicional o freudiana?
—La vida es como una novela que tiene sentido y está escrita por algún autor misterioso. Yo estudié derecho; al tercer año dejó de interesarme y entré en crisis. Luego me interesé por el teatro y cosas artísticas. Luego conocí el desarrollo personal, las psicoterapias. Saqué el título de psicólogo. Siempre me interesaron los formatos más humanistas, más escénicos, más vitales y menos los estrictamente dialógicos. Me formé en Gestalt y creé el Institut Gestalt de Barcelona, con dos amigos con los que hemos sido socios por 35 años. Hace 20 años aparecieron en España las constelaciones. Me mandaron los primeros textos que se tradujeron al español; invité a Bert Hellinger y me interesó el formato sistémico, que reunía un poco también lo teatral, escénico, gestáltico, humanista, fenomenológico. Y, bueno, la vida te va llevando y yo me defino como alguien que acompaña a personas, parejas y familias en sus problemas, búsqueda de caminos y soluciones.

— ¿De qué trata Decir sí a la vida?
—He escrito sobre padres e hijos, sobre parejas, algo sobre la espiritualidad. Lo que me motivó a escribir este libro es que veo que buscamos cómo vivir la vida sufriendo en la medida justa y no más de lo necesario. Es un libro sobre cómo manejar el sufrimiento. Después de años de trabajar con personas, veo que sufrimos porque estamos en contra de lo que la realidad fabricó para nosotros. Mañana vamos a currárnoslo para que nos dé lo mejor, entonces vivimos un poquito atados al pasado. Por ejemplo, la mujer que cuando era niña tuvo un hermano que murió y su padre quedó destrozado, aprendió a ponerse muy controladora para manejar la situación. Entonces ahí hubo un hecho que es que murió su hermanito de manera trágica y esto no fue integrado, no fue asentido, no fue abrazado porque duele demasiado. Lo que veo es que en todas las personas hay una dialéctica entre el yo y sus deseos y su voluntad y la vida con sus deseos y su voluntad. A veces nos complace la vida y a veces no lo hace. Queremos que alguien nos quiera y no nos quiere. Queremos tener un hijo y el hijo no viene. Entonces, cuando la adversidad nos visita es cuando se producen los grandes problemas.

—¿Qué es la adversidad?
—La adversidad puede ser un trauma, muerte, enfermedad, separación. Lo que veo es que hay personas que quedan atadas a su sufrimiento porque se oponen y dicen que esto no debería de haber ocurrido. Lo que quería transmitir en el libro es cómo hacemos para sufrir, cómo podemos hacer para sufrir menos, cuál es la estrategia que usamos para generar sufrimiento, qué yo interiores están involucrados en nuestro sufrimiento. También hablo de los problemas de relación con la vida y cómo integrarla, los problemas de estar en el lugar que nos corresponde, los distintos contextos de nuestra vida; está también el hecho de cómo de niños satisfacemos nuestras necesidades o no, que tiene mucha reflexión psicológica y un poco de espiritual también.

—¿Estuvo atravesado el libro por la pandemia?
—Si a mí me preguntan cómo he escrito los libros, no lo sé, porque son un poco de aquí, un poco de ahí. Lo que puedo decir es que para mí la pandemia fueron tres meses de estar en casa y, entonces, pues ahí le dediqué bastante tiempo porque tenía tiempo. Pero, claro, la pandemia, como toda situación que vivimos como inevitable y que nos quita la posibilidad de actuar, potencialmente puede ser complicada y también depende de la actitud con la que la vivamos y depende de si vivimos una situación de inseguridad e incertidumbre, acompañados o demasiado solos. En la gente que vivió demasiado de forma aislada y tuvo buenos motivos para estar asustada, no solo por la enfermedad sino por preocupaciones sobre cómo ganar dinero o alimentarse, se producen quiebres internos que generan ansiedad y trastornos psicológicos. La pandemia como tantas otras cosas nos muestra que gobernamos nuestra vida solo aparentemente o solo parcialmente; a veces creemos que la gobernamos. Estamos obligados en la vida a relacionarnos con la adversidad y la frustración. Hay que saber integrar la adversidad y reconvertirla en fortalezas.

—¿El libro tiene una fuerza empoderadora sobre cómo enfrentar la adversidad?
—Es la idea. Creo que es una invitación a tener el valor de mirar las cosas de frente para poder manejarla. Cerrar los ojos es la peor estrategia psicológica y la que crea más efectos negativos. También incluye la idea de que enfrentar la vida requiere un cierto conocimiento. Dicho esto, considero que a algunas personas les resulta más difícil enfrentar la alegría de vivir. Como si se hubieran quedado detenidos en posiciones de sufrimiento: ocurrió algo, no lo integré; me he quedado detenido en el pobre de mí y no voy a la fiesta. Como se suele decir: tampoco sabe morir el que no ha sabido vivir.

—¿Le parece que vivimos un momento de mucha fragilidad mental?
—No, no creo que seamos tan frágiles. Creo que somos fuertes. No sé si fue Nelson Mandela o algún poeta el que decía que nuestro problema no es nuestro miedo e inseguridad, sino que nuestro problema es asumir nuestra fortaleza y nuestra grandeza. Como dice el filósofo Byung-Chul Han, vivimos en una sociedad paliativa, no toleramos el dolor, no toleramos la frustración. Creo que, en realidad, somos más fuertes de lo que creemos y la naturaleza y la biología nos prepara también para la inclemencia pero hoy en día parecería que nos hemos debilitado. Una pandemia no es lo que desearíamos, pero el problema no es tanto la pandemia sino la excesiva soledad de las personas. En este contexto se agudiza la soledad y el desamparo. Si viviéramos en comunidades más ricas y más seguras de amor y de protección, no creo que hubiese tanto problema mental y tanto trastornos psicológico.

El mensaje de Joan Garriga

“Mi mensaje es el que presidió otro libro mío y es una una cita de San Agustín: ‘La felicidad consiste en tomar con alegría lo que la vida nos da y en soltar con la misma alegría lo que la vida nos quita’. Creo que es una actitud de fe. También creo que hay que cultivar el presente, en el aquí y ahora no hay problema, y la gratitud”, concluyó el especialista catalán.

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