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Hotel Carrasco: sobreviviente de todas las tempestades

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Hotel Carrasco

HISTORIA

La postal más linda de Montevideo cumple 100 años esta semana; apogeo, declive y resurgimiento de un emblema

Es la postal más linda de Montevideo. La que primero se despliega ante los ojos de los que llegan a la capital por el este. Sufrió los embates del tiempo y –durante décadas– la desidia de sucesivas administraciones municipales.
Es el Hotel Carrasco que el próximo jueves 4 cumplirá su primer siglo de vida. Hoy remozado y actualizado se encuentra cerrado ante la falta de clientes por la pandemia.

Su historia como su presente no estuvo exenta de marchas y contramarchas. Varias veces le extendieron certificado de defunción pero logró superar los peores pronósticos para seguir dominando la rambla con su afrancesada arquitectura.

Un mega proyecto para un país con grandes sueños.

Alfredo Arocena no había cumplido 40 años cuando en 1910 junto a Esteban Elena y Jorge Ordeix decidió llevar adelante un ambicioso proyecto: dotar a Montevideo de un balneario de baños de mar a imagen y semejanza de los que ganaban fama y turistas en Inglaterra, Francia y Portugal.

Villa del Mar bautizaron inicialmente al proyecto que incluía un hotel de lujo con casino y a su alrededor 21 manzanas de amplios terrenos en los que se irían construyendo residencias de veraneo. El lugar elegido era una sucesión de médanos y bañados que el ingeniero Federico Capurro disecó y dotó de saneamiento y agua potable, en lo que fue considerado –en su tiempo– como una gran obra. Los arquitectos Juan Carlos Aubriot y Cándido Lerena Joanicó se encargaron luego de trazar sus avenidas y calles.

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La historia del barrio Carrasco

Para el proyecto inicial del hotel, Arocena convocó a los arquitectos suizos Gastón Mallet y Jacques Dunant que residían en Buenos Aires.

En 1913, en Londres, Arocena constituyó The Carrasco Hotel and Casino (Uruguay) Company, Limited. La construcción del edificio ya estaba en marcha cuando estalló la Gran Guerra en Europa (1914-1918) y tuvo como consecuencia en estas latitudes la detención de las obras. Los inversores europeos se retiraron a la espera de tiempos mejores. Allí quedó el edificio que ya despuntaba frente al Río de la Plata. En 1915, el intendente de Montevideo, Santiago Rivas, concretó la compra de los terrenos y las obras inconclusas del Hotel Carrasco. Meses antes había dispuesto la adquisición del Parque Hotel. Rivas argumentó que la explotación de ambos hoteles traería aparejado un alivio para las arcas municipales y para los contribuyentes de la capital que –además– se beneficiarían con el incremento del turismo.

La intendencia pagó por el terreno, la edificación y la concesión por 35 años de los juegos de azar un total $ 170.000. A cambio, recibió bienes por un valor que superaba ampliamente esa cifra. Finalizada la Gran Guerra, se retomaron los trabajos en el edificio que ya mostraba su prestancia y dimensión en la deshabitada zona. La continuación de las obras estuvo a cargo de los arquitectos uruguayos Alfredo Baldomir y Octavio Sambucetti, al tiempo que se convocó al arquitecto paisajista francés Carlos Thays para que pusiera en el balneario en su conjunto su personal y reconocido sello.

Thays, casado con la uruguaya Cora Venturino, era la mano derecha de otro arquitecto francés de nota, Eduoard André, y para diseñar Carrasco siguió las enseñanzas del paisajista inglés Ebenezer Howard, creador de los barrios jardín. Thays hizo torcer la avenida principal que recorría la zona desde la entrada hasta el mar. No quería una arteria recta, sino sinuosa.

Hizo levantar los emblemáticos portones y sembró la zona de eucaliptus, muchos de ellos aún subsisten.A la hora de terminar el hotel, no se escatimó en la calidad de los materiales. Para alhajarlo el gobierno municipal de Montevideo envió a Europa a Mario Blixen con la misión de comprar el mobiliario y los enseres. A su regreso y en declaraciones al diario El Plata, Blixen afirmó: “La cristalería fue comprada en Baccarat de Francia. La orfebrería y la platería para el servicio en la firma Christofle y en Hepp de Alemania para los banquetes. La loza y porcelana fue adquirida en Alemania. La batería de cocina proviene de la casa Gaillard de París. Ningún hotel de Sud América posee tan buen alhajamiento [...] El primer presupuesto que tenía el Municipio era de $ 250.000 y se gastó $ 73.000. Ha ahorrado miles de pesos al adquirir estos enseres directamente en las fábricas”.

Un viaje azaroso.

Llegar al Hotel Carrasco desde el Centro de Montevideo insumía dos horas en automóvil. Se debía transitar por la adoquinada avenida 8 de octubre para luego tomar el polvoriento camino a la Cruz. La rambla como hoy la conocemos no existía. Y la calle que bordeaba la costa en Carrasco –entonces llamada Buenos Aires– iba de la actual calle Divina Comedia y se extendía hacia el este unos metros más allá de la actual calle Costa Rica. Así lo indican los planos de la época.

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Planos históricos de Carrasco

Esculturas para un jardín.

Fue el arquitecto Thays quien le sugirió a Arocena que el parque que rodea al hotel debía ser adornado por esculturas. “¿Conoce algún jardín importante en Europa que no tenga esculturas?”, le habría dicho el paisajista francés al mentor del balneario. A los pocos meses Arocena viajó a Florencia y le encargó al escultor Emilo Fiaschi las esculturas que rodearon al hotel durante décadas. Fueron siete estatuas de mármol de Carrera, pensadas y esculpidas expresamente. Cada una de ellas tiene un sentido y un propósito. Hoy sobreviven en el lugar seis.

La gala inaugural.

Dos orquestas amenizaron el baile que siguió al banquete inaugural del hotel la noche del 4 de febrero de 1921. Según las crónicas de los diarios, los músicos “no estuvieron a la altura” del banquete previo. Asistieron 500 invitados de ambas márgenes del Río de la Plata. Esa noche comenzó una era de esplendor para el Hotel Carrasco que se prolongaría durante 25 años. El lugar era el elegido por muchas de las familias más distinguidas de Buenos Aires para pasar sus vacaciones. Confraternizaban con sus pares uruguayas al atardecer en su espléndida terraza frente al mar. Por las noches se encontraban en el salón comedor o en el de baile, donde orquestas como la de Juan D´Arienzo o los Lecuona Cuban Boys hicieron historia.

El comienzo de una agonía.

A fines de la década de 1940, durante su primer gobierno, Juan Domingo Perón puso trabas insalvables para que los argentinos viajaran a Uruguay. Fue entonces que el Hotel Carrasco perdió a sus mejores clientes. La situación se extendió hasta 1955. Derrocado Perón, los argentinos optaron por otros destinos para veranear. El magnífico edificio comenzó a vivir un proceso de decadencia que se agudizó en la década de 1960. En 1967, el intendente Glauco Segovia dispuso la venta en subasta pública de su vajilla y platería para financiar –según dijo– su déficit. Nada mejoró en los años siguientes. Más de una década permaneció cerrado luego que fracasó la primera concesión a privados que hizo la intendencia en la década de 1990. En el 2009, capitales españoles y franceses se hicieron cargo de su restauración. Las obras insumieron cuatro años. En 2013 remozado y adaptado a los tiempos actuales fue reinaugurado, siendo la cadena Sofitel de Francia la encargada de su funcionamiento, así como el grupo Codere de España es el responsable de la explotación del casino. Hoy el Hotel Carrasco se encuentra nuevamente cerrado por la falta de turistas y viajeros por la pandemia mundial y a la espera de la llegada de un nuevo tiempo. No obstante, 100 años después de su inauguración, el magnífico edificio que soñó Arocena sigue siendo la mejor postal de Montevideo.

(Bibliografía consultada: Secretos de un jardín de Diego Fischer y El misterioso encanto de un barrio de Denise Caubarrère)

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