Guardianes de la ciudad: postales de Montevideo en los 20 años del Centro de Fotografía

El CdF cumplió dos décadas y esta es su historia y su presente.

Café Británico. Plaza Independencia.
Café Británico. Plaza Independencia. Ciudad Vieja. Foto: CdF.

Registrar la ciudad y su esencia y sus cambios y movimientos y rincones, ser parte del tiempo, hacer que todo perdure, que nada se pierda, generar la ilusión de que el pasado y el presente pueden encontrarse y producir un sentido nuevo, educar, difundir, mejorar, mostrar, guardar. El Centro de Fotografía de Montevideo (CdF) cumplió 20 años y esa ha sido su tarea desde el inicio y hasta ahora: conservar el tiempo, dejar un registro de lo que fuimos, huellas de lo que somos.

El comienzo de todo, sin embargo, fue antes. Era 1916 cuando la Intendencia de Montevideo contrató a dos fotógrafos, Isidoro Damonte y Carlos Ángel Carmona, para que salieran por Montevideo y tomaran un registro de la ciudad, que empezaba a ser un polo turístico. Las playas empezaban a utilizarse como playas, la costa de la capital atraía cada vez a más visitantes y había -además de registrar los acontecimientos y cambios- que impulsar todo eso que estaba pasando.

Así, los dos fotógrafos salían con sus cámaras de placas -unos aparatos enormes y pesados- y andaban la ciudad hasta encontrar el momento justo y el ángulo perfecto donde poner el ojo, enfocar y disparar. Con esas imágenes hacían postales. Se vendían, en aquellos primeros tiempos, unas 40 mil por año.

Ellos fueron los primeros. Después hubo otros. Y hoy hay más.

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Público en la Ámsterdam del Centenario en Mundial del 30.
CdF

La construcción del Estadio Centenario, José Nasazzi con un ramo de flores, el Mundial del 30, Uruguay como primer campeón del mundo, la construcción de la Rambla Sur, la Plaza Independencia cuando todavía era un espacio agreste, la pista de baile del restaurante El retiro en Parque Rodó, el escenario del Teatro Solís en los años 20, la playa Pocitos y los años 30, la Facultad de Veterinaria en sus inicios, una tienda inglesa de 1927, el Hotel Carrasco en plena obra: el acervo del CdF tiene disponible en su sitio web (cdf.montevideo.gub.uy) alrededor de 5.000 imágenes de Montevideo desde 1860 en delante.

Muchas son parte del archivo fotográfico de la Intendencia, otras son donaciones. Y otras son de la actualidad. Hoy tienen un equipo de fotógrafos que se encarga de hacer lo mismo que otros hicieron antes: registrar la ciudad, no solo desde los sucesos y las novedades, sino desde el descubrimiento, desde el deseo de preservar la identidad.

“Seguimos haciendo esas fotografías para dejar un registro, pero también porque ayudan a comprender quiénes somos hoy”, dice Daniel Sosa, director del CdF.

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José Nasazzi recibe un ramo de flores en un partido de Uruguay en el 30
CdF

Se encuentra en plena Avenida 18 de julio, a unas pocas cuadras de la Plaza Independencia.

Allí, en un edificio que fue construido entre 1931 y 1932 que funcionó primero como sastrería y después como sede del Bazar Mitre -durante varios años fue uno de los más importantes del país-, funciona desde 2015 el CdF.

Antes estaba en un salón de la Intendencia de Montevideo, pero la mudanza a ese edificio que aún conserva su pasado es, de acuerdo a Daniel, uno de los puntos claves en la historia de la institución.

Los inicios del CdF tienen que ver con la intención de digitalizar unas 30.000 placas originales que conformaban el archivo de la Intendencia y de encontrar la manera de conservarlas en buenas condiciones. Fue un equipo que trabajaba en prensa quien se puso la tarea al hombro. Después de hacerlo y de crear un sitio web, la necesidad de instalar un centro para la fotografía uruguaya quedó latente.

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Vista de el Puerto y Ciudad Vieja
CdF

“Con ese impulso se crea el Centro Municipal de Fotografía, y ahí comenzó en San José y Ejido, incluyendo una sala de exposiciones. Poco tiempo después comenzó un llamado público anual para exponer en esa sala que se mantiene hasta hoy. Era el año 2002 y todo era muy complejo”, cuenta Daniel. “Recibimos el apoyo de la Embajada de Alemania que aportó 10 mil euros que en ese momento sirvieron como impulso inicial para crearlo. Ese espacio generó la chance de que todo el medio fotográfico tuviera un punto de encuentro”.

De a poco todo fue creciendo: charlas y tertulias, una asociación de amigos, ferias, talleres, programas educativos y actividades con escolares -como Fotoviaje, un recorrido por la historia de la ciudad a través de imágenes y actores-, programas de fotografía, edición de libros -de investigación, como Fotografía en Uruguay. Historia y usos sociales. 1840 - 1930, o de exposiciones, como Montevideo en Carnaval o Lugares silenciosos, de Juan Fielitz- salidas por los barrios, festivales, encuentros, galerías a cielo abierto.

Hoy, en total, el CdF cuenta con espacios para exposiciones al aire libre en Ciudad Vieja, Prado, Peñarol, Unión, Goes, Capurro, Parque Batlle, Parque Rodó, Santiago Vázquez, y en el EAC.

Actualmente en las salas del CdF se pueden ver exposiciones del MUFF, un festival internacional en torno a la creación fotográfica y audiovisual. Mientras, en la galería que está en el barrio Peñarol, por ejemplo, se está exponiendo una muestra que tiene que ver con el Mundial de 1930 realizado en Uruguay.

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Una bicileta de 1871 en una foto de 1930
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Uno de los objetivos del CdF ha sido, desde siempre, que el archivo conviva con lo contemporáneo, que el pasado se encuentre con el presente. Y el pasado de la fotografía en Uruguay tiene una fecha de inicio: 29 de febrero de 1840. Y un lugar: un buque que se llamaba Oriental en el que jóvenes de clases acomodadas de Europa recorrían el mundo aprendiendo sobre arte y sobre ciencia.

Seis meses antes se había presentado en París el daguerrotipo: la primera vez que el hombre podía capturar una imagen y conservarla. En ese buque de origen francés venía uno de esos aparatos y venía, también, un hombre que sabía utilizarlo, Louis Comte. El barco pasó por Brasil, no pudo entrar a Argentina, pero sí llegó a Montevideo, en donde hicieron una demostración del daguerrotipo capturando la Plaza Matriz desde el Cabildo. Ese, quizás, es la verdadera génesis, el inicio real de esta historia.

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