El bambú les abrió las puertas a todo tipo de proyectos, desde licores hasta libros infantiles

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Planeta Bambú

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Pareja y amigas crearon Planeta Bambú, una iniciativa en la que se mezcla la educación con la elaboración de productos. Su próxima meta es imprimir dos libros de cuentos para Navidad.

"¡No puede ser! Vamos a hacer algo con eso”. Tal fue la reacción de Analaura Antúnez al darse cuenta de que lo que en Uruguay conocemos como caña tacuara forma parte de la familia del bambú que venía de estudiar en China gracias a una beca que ganó en 2011.

“Estudiaba Diseño Industrial y me fui dos meses a vivir a China sin ninguna expectativa. Cuando vi todas las megaindustrias que tienen, lo que aprovechan esta planta, fue todo un cambio de percepción”, cuenta quien al volver a Uruguay descubrió que acá estaba la materia prima para llevar adelante mucho de lo aprendido.

Fue entonces que creó su primer emprendimiento vinculado al bambú. “Ya no existe más, pero fue un primer motor para difundir y dar charlas”, apunta. Además, como docente universitaria, se transformó en tutora de varias tesis que tenían al bambú como centro, “siempre con el sueño de no ser la única, que creciera el ecosistema de gente usando caña”, dice.

El tiempo fue avanzando, formó pareja con Lucía Kröger, muy vinculada con la naturaleza y la educación, y juntas crearon Panda. “Inicialmente fue un estudio de diseño para mostrar que otra manera de hacer las cosas es posible, sobre todo enfocándonos en estructuras para eventos, regalos empresariales y exhibidores”, explica.

Casi al mismo tiempo apareció Aurora de las Sierras, un campo de más de seis hectáreas en las sierras de Maldonado que se propusieron comprar para cumplir el sueño de instalar allí “una escuela de bambú para la felicidad”.

“Desde hace cinco años estamos plantando más de 15 especies diferentes de bambú porque soñamos que sea un parque demostrativo de la planta”, señala Analaura del lugar en el que están totalmente instaladas desde enero de 2020. “Ya estábamos en transición y la pandemia aceleró todo”, apunta.

¿Qué es Planeta Bambú para sus creadoras?

“Lugar de convergencia del camino recorrido. Inspiradas por el bambú y los pandas, nuestra misión es ayudar a recordar y sembrar juntos un futuro próspero”.

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Gracias a la pandemia también nacieron otros proyectos obligados por el aislamiento y el encierro. Entre ellos están los Susurros de Bambú, sesiones de música y meditación grabadas para que la gente las utilice cuando las necesita.

Paralelamente a todo esto siempre estuvieron los talleres, ya sea en Aurora de las Sierras como en los distintos puntos del país desde donde las convocan para que estén con sus charlas y actividades, muchas de ellas para niños.

“El que no conecta por la meditación viene por los talleres y el que no viene por los talleres viene por los licores y la crema que hacemos de bambú”, comenta Analaura sobre una oferta que parece no detenerse y que engloban bajo el nombre Planeta Bambú.

La más reciente se llama Historias Bambuseras, una serie de cuentos simples sobre el bambú y los pandas que enseña e inspira sobre el cuidado del medio ambiente, la naturaleza, los valores, las oportunidades locales y mucho más.

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“Los escribo yo, los dibujo yo y con Lucía hacemos la parte más didáctica de conversación, preguntas disparadoras. En este proceso nos dimos cuenta de que los niños son los principales socios en nuestra misión porque están mucho más abiertos a la curiosidad”, destaca la diseñadora.

Son cuentos para toda la familia, “para ver juntos”, aclara. “Nos han mandado fotos de niños de un año que ya se cuelgan con las imágenes, hasta de niños de 12-13 años que se ponen a hacer cometas con el abuelo. Los propios niños nos agitaron para hacer el encuentro de cometas acá en Maldonado y ahora lo hacemos una vez por año”, acota con entusiasmo.

Mientras intentan cumplir el sueño de lanzar la colección de Historias Bambuseras (ver recuadro), Analaura y Lucía siguen sumando iniciativas. Por ejemplo, ir a la casa de una familia a armar la cama en bambú para los hijos. “El niño se apropia de la experiencia y parece mágico porque esa noche duerme en su cama. Es increíble lo que pasa, niños de 2 años que no hay cómo sacarlos y al final son los padres que terminan extrañando y yendo a dormir con sus hijos. De esas historias tenemos miles”, concluye.

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Una preventa para poder imprimir los primeros cuentos

“Motivadas por el sueño de ser mamás dijimos ‘vamos a hacer crecer la colección de Historias Bambuseras”, cuenta Analaura sobre la idea de sacar los siete libros de la Colección Manifiesto que ya tienen prontos. Pero como la tarea no es sencilla debieron renunciar por el momento a cinco de ellos y concentrarse en sacar dos: Volá Bambú y Misión Panda.

Para poder llevarlos a la imprenta necesitan dinero que están juntando en la preventa de un paquete digital que incluye: un libro digital y un audiolibro Volá Bambú, cinco dibujos para imprimir y colorear, Susurros de Bambú (meditación y música), música inédita de Guille del Monte y un Cheque Panda válido para una copia impresa de los dos primeros libros a canjear en diciembre. La pre-venta, a $ 800, se extiende hasta el lunes 28 de noviembre.

“Nuestra meta, quizás ambiciosa, es una historia bambucera por niño. Yo creo que si fue posible hacerlo con las computadoras, con unos libros no es imposible. Obviamente que es una meta a largo plazo”, arriesga Analaura. La meta inicial era vender tres mil paquetes este año.

Para ampliar información y adquirir paquetes: @planeta_bambú (Instagram) o el sitio web planetabambu.com

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