A veces pasa: hay un momento que lo cambia todo, da un volantazo y define el rumbo, hace que las cosas vayan por otro camino. Y, a veces, ese camino se parece a una certeza, a una verdad.
En eso estaba Giovanna Gil Alves, después de haber estudiado seis años la carrera de Técnico en Construcción en el Instituto de Enseñanza de la Construcción, para formarse luego como técnica prevencionista o arquitecta, cuando un día, sin terminar de entender por qué, decidió abandonarlo todo. No sabía demasiado cómo hacerlo, pero tenía algo claro: se quería dedicar al arte, algo que venía haciendo desde hacía varios años. Pero quería dedicarse de verdad, dedicarle todo el tiempo y toda la energía que fuese necesaria.
Así lo hizo. Lo más difícil, recuerda ahora, fue contárselo al resto, decir “a partir de ahora voy a ser artista”, recibir, del otro lado, el cuestionamiento: ¿cómo iba a abandonar una carrera después de tantos años? ¿a qué se iba a dedicar? ¿de qué iba a vivir?
“Ahora mi vida es el arte. Es lo que le da sentido a todo. No puedo decir que vivo al cien por ciento de esto pero sí en gran parte. Ha sido difícil, pero sé que es lo que quiero. Durante mucho tiempo estudiaba otra cosa y en paralelo me dedicaba al arte. Pero un día fue como basta, no puedo seguir con esto. Y acá estoy. Fue hace tres años”.
Giovanna tiene 31. Todo empezó, sin embargo, mucho antes. Ella tenía 20 y poco y no se sentía cómoda hablando con la gente, ni siquiera con un psicólogo. Entonces, un día, casi sin pensarlo, empezó a escribir todo lo que sentía. Y otro día se sentó con un papel y un pincel y dibujó un círculo amarillo que pretendía ser un sol, llenó la hoja de algo que se parecía a un paisaje, pero que eran unas manchas, sin mucha forma, repletas de caos.
Después siguió dibujando: encontraba algo, en esa actividad, que le permitía expresarse como nunca había podido hacerlo. Sin embargo cuando mandaba su trabajo a galerías, siempre le preguntaban con quién o en qué lugares se había formado. Y ahí supo que, si quería dedicarse al arte de verdad, si había dejado todo por esto, tenía que aprender, formarse, estudiar.
Pasó por algunos talleres de pintura en Uruguay y, después, empezó a estudiar online en el exterior: cursos en el MoMa(Museum of Modern Art) de Nueva York, en Argentina o en España: introducción a la gestión cultural, introducción al diseño de mercado, autogestión para artistas, cómo poner un precio a un producto, arte contemporáneo, pintura de posguerra, retratos, dibujo, Pablo Picasso, el cubismo de Pablo Picasso, y más.
Giovanna sabía -sabe- que para dedicarse al arte, hoy, no alcanza solo con tener talento para la pintura. Se nutrió de todo y así, buscando y estudiando, apareció él: Pablo Picasso.
Hay algo en el desorden y en el caos y en la utilización de los colores y en las líneas rectas y en la perspectiva y en el uso de los ángulos en el trabajo de Giovanna que deja en evidencia cierta influencia del pintor español. Hay algo, en las formas en las que pinta Giovanna, que hacen de esa influencia algo explícito, algo notorio.
“Yo empecé copiando las obras de Pablo Picasso. Hay algo en el cubismo que me identifica y empecé explorando por ahí. Después, para crear mis obras, tomé algo de la suya. Me gusta que sea así. Por ahí va mi búsqueda por ahora, y espero que siga así”.
Por ahí va mi búsqueda, dice Giovanna, porque de eso se trata, de eso se ha tratado siempre: de buscar, aún sin encontrar nada, de seguir buscando.
Golpear las puertas
Después de pintar, hubo que hacer algo con esas obras. Hubo que, por ejemplo, salir a golpear puertas para poder mostrarlas, exponerlas. Y eso fue lo más difícil de todo este proceso.
Entonces empezó: mandaba mails, se presentaba, contaba sobre su obra y decía que le interesaba ser parte de los artistas de la galería.
“Golpear puertas ha sido lo más difícil, sobre todo en Uruguay. Es muy chico y hay círculos que ya están armados, es muy difícil entrar en ellos. Pero en un momento empecé a buscar por fuera de Uruguay”, dice.
Y entonces hubo algo que empezó a pasar. Algunas galerías del exterior se interesaron en su trabajo, le dijeron que sí.
Actualmente, Giovanna —que además hace ilustración, cerámica y escribe— tiene obra expuesta en galerías de ocho países diferentes: Juan Palleiro, de Uruguay, Area Gallery, de México, Pared ART, de Argentina, Urbanarts, de Brasil, Artlink, de España, EArtNet, de Estados Unidos, Webergs Printshop, de Noruega y GoodMood Prints, de Reino Unido.
“Todavía hago eso, todavía golpeo puertas, y se me siguen cerrando muchas. He tenido momentos en los que he querido dejar todo, porque cada puerta que se te cierra te hace replantearte cosas, preguntarte si de verdad servís para eso, si estuvo bien abandonar todo para dedicarte a esto que es muy difícil”.
Sin embargo, sigue. Ya lo dejó todo para empezar de nuevo y sabe hacia dónde va, hacia dónde está yendo. También, que en algún momento lo va a conseguir: así como logró entregarle una de sus pinturas a Luis Lacalle Pou, también sabe que, aunque las puertas se cierren, siempre hay algunas que se abren.