Cómo comer bien durante las vacaciones

Cocina en familia

ALIMENTACIÓN

Recomendaciones de nutricionistas para mejorar el vínculo de los niños con los alimentos.

En estas vacaciones de julio, la organización de las comidas no tiene por qué ser una complicación. De hecho, puede ser una oportunidad para potenciar la relación de toda la familia con los alimentos y de involucrar a los niños y niñas en la producción y/o preparación de los mismos. Para eso, los nutricionistas Miguel Kazarez y Lorena Balerio traen algunas recomendaciones.

Comida y entretenimiento.

De la mano de las vacaciones siempre viene el tiempo libre y junto con él una pregunta clave: ¿qué podemos hacer? Para el nutricionista Miguel Kazarez, una buena respuesta es “tomar ese tiempo para fomentar el hábito de la cocina en los niños y niñas”. En este sentido, puede ser una instancia para “recrearse en familia y dejar un legado que quede para siempre”.

Esos días también pueden aprovecharse para incorporar una huerta en casa o, si ya hay una, para trabajar en ella, e “incluso para hacer partícipes a los chicos del proceso de compra de los alimentos”. Según Kazarez, “muchas veces los niños simplemente ven el plato resuelto en la mesa, pero está bueno que dimensionen el trabajo que hay detrás de cada comida”.

Otra cosa que viene de la mano de las vacaciones es salir a pasear “y eso conlleva a que coman cosas que no están dentro del menú habitual”, indicó la nutricionista Lorena Balerio. En la misma línea, Kazarez expresó: “La diversión de las vacaciones de invierno suele ser ir a comprar pop, bizcochos o comida chatarra, productos que ingresan en las vacaciones, pero que se terminan quedando por el resto del año”.

De esta manera, lo que Balerio aconseja es que el entretenimiento no siempre pase por la comida: “Si van al cine o a un parque, no tienen porqué acompañarlo todas las veces con un alimento que, por lo general, tiende a ser procesado o con más cantidad de azúcar o sodio”.

A su vez, hay una tercera situación pegadísima a las vacaciones: el aburrimiento. Este puede llevar a que se coma porque no se tiene algo para hacer y “termina generándose una ganancia de peso no deseada y una conceptualización del aburrimiento como un espacio para comer”, expuso Kazarez.

Según él, lo importante allí es educar y mostrar que se pueden buscar actividades recreativas que no pasen por la comida. En efecto, Balerio sostuvo que “hay que hablar con los niños y enseñarles a identificar sus emociones para que puedan diferenciar lo que es estar aburrido, enojado o triste, de tener hambre verdadera”.

La comida en los viajes.

La alimentación tampoco tiene por qué ser una complicación si uno opta por irse de viaje. “Muchas veces la forma de conocer otra cultura es a través de la comida”, aseguró Miguel Kazarez. Y agregó: “Es algo puntual, pero después la persona vuelve a la rutina, entonces el mejor consejo es ‘relajo, pero con orden’”.

Asimismo, mencionó que recomienda “caminar un montón” o ir a entrenar si es posible, porque el gasto energético compensa la ingesta excesiva.

Para Lorena Balerio, en los viajes lo más importante es mantener las rutinas. Por ejemplo, en muchos países no se acostumbra a merendar, por lo que “una opción puede ser llevar fruta, que si estamos en un paseo no nos vamos a sentar a merendar, pero podemos comer eso”.

Además, aseguró que si se viaja a un clima más cálido es mejor conseguir alimentos frescos y aumentar el consumo de agua, sobre todo porque en Uruguay estamos en un clima frío.

Bombardeo digital.

Aún hay otra cosa que pueden traer las vacaciones: una mayor exposición a las pantallas y, por lo tanto, al marketing de alimentos procesados y ultraprocesados. “En los medios digitales los niños están expuestos de forma muy personalizada a la publicidad y terminan generando vínculos con esos productos”, explicó Miguel Kazarez.

Además, afirmó que los niños pequeños “no tienen la capacidad de discriminar el contenido de un programa o un juego infantil del de la publicidad y piensan que todo es parte de lo mismo”.

En este sentido, el nutricionista aseguró que “lo importante es tener noción de esto y estar más alertas” e “independientemente de las vacaciones, sería bueno que la situación se legisle y se regule”.

A su vez, Balerio recomendó tratar de que los niños y las niñas estén lo menos posible frente al celular, la computadora o la televisión “para evitar el bombardeo de la publicidad”.

Y añadió: “Se puede limitar la exposición con el control parental, pero también está bueno hacer otras actividades que no estén dentro de la pantalla”.

Ideas para motivar a los niños en la cocina.

Una manera de involucrar a los niños y niñas en la cocina es a través del juego. Por ejemplo, en una receta donde se necesitan 100 gramos de harina, pedirle a los chicos que separen lo que ellos crean que sea esa cantidad y luego pesarlo para ver si estuvieron cerca de acertar o no.

Otra opción para desarrollar su paladar es jugar a que, con los ojos tapados o cerrados, se les tenga que dar un ingrediente para saborear y adivinar cuál es. También puede realizarse una clásica y nunca vieja competencia de cocina.

Este tipo de actividades también pueden aplicarse fuera de la cocina: sin ir más lejos, con el conocido juego del ‘Ritmo’. Sentados en ronda, se debe elegir una receta y uno a uno van nombrando sus componentes. El primero que se quede sin ingredientes para nombrar, pierde.

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