ENTREVISTA

Alexandra Kohan: "Uno tiende a vivir olvidándose de que tiene un cuerpo"

Es psicoanalista, docente en la Universidad de Buenos Aires y autora de los libros Psicoanálisis: por una erótica contra natura, Y sin embargo, el amor y Un cuerpo al fin.

Alexandra Kohan
Alexandra Kohan
Foto: Alejandra López

Pensar es hacer preguntas. Producir hiatos y escansiones que no están dados, ensanchar la geografía de lo posible y de lo decible ahí donde parece que no hay espacio, que todo está clausurado, que sólo resta ‘hacer lo que corresponde’, que ‘no hay alternativa’”, escribió la psicoanalista argentina Alexandra Kohan en su libro Y sin embargo, el amor (Paidós, 2020).

Pensar es hacerse preguntas: de eso se ha tratado siempre. De preguntar: de no dar nada por sentado, de no pensar que todo está dicho, de desarmar lo establecido para entender de qué está hecho.

Eso es lo que la psicoanalista y docente de la Universidad de Buenos Aires hace en ese libro y también en Un cuerpo al fin, que publicó, con la misma editorial, este año. Es lo que hace en sus columnas en elDiarioAr y en sus textos en la Revista Polvo. Es lo que hace cuando habla, cuando le preguntan, cuando da entrevistas, cuando le piden que explique. Es lo que hace: revisar lo ya hecho, preguntar sobre lo que ya se dijo, volver a insistir y volver a decir, porque ahí está el descubrimiento: no está todo dicho, no hay nada definitivo.

—Tus últimos dos libros hablan sobre el amor y sobre el cuerpo, dos temas que parece que ya estuviesen hablados y agotados, pero que, sin embargo, terminan siendo infinitos, inabarcables. ¿Por qué decidiste escribir al respecto?
—Sí, son temas inabarcables, que se pensaron desde siempre y van a seguir pensándose porque justamente no son temas. En todo caso son problemas. El cuerpo es un problema todo el tiempo, el amor es un problema todo el tiempo, es decir, en todas las épocas. Por un lado me interesa meterme en esas cosas que parece que ya están pensadas y me gusta no darlas por cerradas o por pensadas. Pero, además, son dos temas que claramente están muy cerca, son zonas parecidas, son los problemas que me interesan a mí en la práctica del psicoanálisis. Me interesa abordarlos porque el amor, el deseo, el cuerpo, la pulsión es a lo que me dedico todos los días de mi vida. No solo como analista sino también como paciente o como practicante del psicoanálisis. Porque son asuntos que el psicoanálisis pensó mucho y sigue pensando. El amor y el cuerpo son asuntos molestos y me gusta ocuparme de eso molesto.

—Los dos libros son habilitadores para otras lecturas y una tiene la sensación de que la escritura viene desde hace un montón de tiempo, por más que el acto de escribir haya ocurrido en un momento concreto...
—Estos dos libros tienen mucho trabajo en el sentido de que hablan de cosas que efectivamente vengo pensando hace años, no es que yo haya dicho voy a escribir un libro sobre el cuerpo o sobre el amor y me haya puesto a pensar en eso. No lo pienso en términos de libros, quiero decir, son asuntos que me atraviesan hace muchos años. Más allá de que el acto de escritura lleve cierto tiempo concreto, que es poco en relación a los años que hace que vengo pensando estas cosas, sí, son asuntos que trabajan en mí, que están ahí todo el tiempo, que me generan preguntas: la pregunta por el cuerpo, la pregunta por el cuerpo del analista, o por el cansancio de hoy en día, que no es el cansancio de otra época o cómo la pandemia nos afectó a los analistas, hace mucho tiempo que me vengo haciendo esas preguntas, no se trata solo un libro.

—En Un cuerpo al fin, una de las cosas que surge es que no hay una sola forma de definir al cuerpo. Sin embargo, ¿qué me podes decir de la actualidad del cuerpo?
—Yo creo que es clave pensar cómo se actualiza el cuerpo en términos de cómo se hace presente cada vez para cada persona. Yo no estoy en condiciones de responderte en términos sociológicos o antropológicos, pero lo que sí puedo decir es que esas actualizaciones refieren a cada vez que se pone en acto el cuerpo. Uno tiende a vivir olvidándose de que tiene un cuerpo, sino sería imposible vivir. Pero el cuerpo de golpe se pone en acto. Se presenta interrumpiendo esa cotidianeidad en la que uno se olvida de que lo tiene. Cuando la presencia del cuerpo aparece, lo hace en esos intersticios de lo habitual, que son el deseo, el amor, el dolor, los sueños, la angustia. Ahí el cuerpo se manifiesta, después está lo que cada uno hace con eso. Si lo escucha, si lo atiende o si sigue de largo y vuelve a silenciarlo. Me parece que en la actualidad -aunque detesto generalizar- cada vez hay más formas de anestesiar el cuerpo. No digo que antes no las hubiera y me resulta difícil pensar en esto porque es lo que estamos viviendo. Lo que quiero decir es que estamos quizás un poco anestesiados por una cantidad de dispositivos. Yo creo que hay una especie de neutralización del cuerpo a veces, porque parece que estamos hablando todo el tiempo de los cuerpos, pero después hay una manera de hablar, por ejemplo, de la angustia, o una manera de hablar de los sueños que tiende a neutralizar la potencia de lo que ahí podría haber para escuchar. ¿Por qué digo esto? Porque hay una tendencia a patologizarlo todo y todo es una patología clasificada que entra en el dispositivo del discurso médico. Ese para mí es un modo de anestesiarse: patologizar cualquier cosa que nos pase, el insomnio, la angustia, los síntomas. El psicoanálisis viene justamente a decir eso no es una patología, es algo a lo que le tenés que hacer preguntas, pero estamos tan atravesados por el discurso médico que tendemos a encapsular las cosas, como si uno no pudiera dirigirle una pregunta a eso. Lo que hace el psicoanálisis justamente es decir: bueno, usted tiene un insomnio, vamos a preguntarle al insomnio qué es eso. Tu insomnio no es como el mío.

Alexandra Kohan
Alexandra Kohan
Foto: Alejandra López

—Me decías que el cansancio de hoy no es igual al de hace unos años. ¿En qué sentido?
—Creo que el cansancio de hoy no es el mismo de hace 50 años, pero tampoco es el de hace tres años cuando no había una pandemia. Porque si ya venía el cansancio de antes por el avance del capitalismo en las sociedades industriales, ese que tantos teóricos han nombrado como burn out, ahora se le agrega otra capa, que es el cansancio que dejó la pandemia. Hace un tiempo mi osteópata me decía que estamos todos cansados y no es solo que estamos laburando más por las demandas que tenemos, es que estuvimos dos años en estado de alerta y eso tiene consecuencias fisiológicas, el cuerpo responde instintivamente. Al burn out se le agrega la pandemia.

—Y ahora estamos viviendo las consecuencias de ese cansancio...
—Exacto. Y otra cosa que vengo pensando y que me viene inquietando y angustiando en relación a eso es que hay una proliferación de la demanda sin pensar que del otro lado hay alguien. Son demandas a veces un poco cosificadoras. Lo vengo viendo, por ejemplo, en cierto modo de referirse a otro, cierta enunciación en los pedidos. Me da pena cuando las personas se dirigen a otras como si ese otro fuese una máquina. No lo tengo muy pensado, pero lo estoy padeciendo y no solo yo, lo escucho todo el tiempo. E incluso te diría que no son solo las demandas laborales, sino en las demandas sociales, todo se convirtió en algo que hay que hacer. Ahí también creo que las redes sociales están produciendo una subjetividad que es la de estar obligado a estar, a ir donde está todo el mundo. Es como si después de la pandemia hubiera que recuperar lo que se perdió, cuando en realidad no se recupera lo que se perdió.

—También percibo que hay ciertas consignas que están impuestas en este tiempo que van hacia un lugar de intentar la felicidad, el bienestar, como si fuesen recetas para vivir mejor. Tengo la sensación de que, al final, si esas recetas no te funcionan, terminan teniendo el efecto contrario y resultan muy frustrante.
—Termina siendo muy frustrante. Yo no entré en el mundo TikTok, pero escucho y veo que ahora las cosas suceden ahí, que hay influencers, por decirlo de alguna manera, de todo, y que la vida se convirtió en un manual de instrucciones. Y consumas o no consumas TikTok esas consignas te llegan, están accionando. Pero sí, esas consignas no solo no funcionan en el sentido de aliviar lo que sea que propongan aliviar -porque en general lo que proponen es el alivio de algo- sino que producen mucho más frustración porque las personas llevan a cabo eso como si fuera un manual y después resulta que eso no funciona así. En un lugar en el que yo veo que esos dispositivos hacen mucho daño es en los discursos que hablan de la maternidad y en la sexualidad, porque de por sí son dos lugares muy difíciles, muy incómodos, que no se sabe cómo atravesar, y sin embargo estos tutoriales se presentan como si fuera posible atravesar esas experiencias según un manual de instrucciones.

—Cuando todo el mundo hablaba de la cancelación, por ejemplo, vos decías “ojo que esto tiene consecuencias”, cuando se dijo si es amor no duele, vos dijiste “sí, puede doler y ser amor”. Volviendo al principio ¿qué importancia tiene preguntarse sobre esos discursos que se extienden como absolutos?
—Poner en cuestión para mí es interrogar, no cuestionar, sino hacerme preguntas. Y a mí me gusta mucho hacer preguntas, no pensar las cosas como dadas, me gusta deshacer las cosas y ver de qué están hechas. Estoy incómoda con lo que se empieza a replicar masivamente entre una masa anestesiada. Me gusta producir preguntas. Lo que me han dicho algunas personas es que eso que yo decía, por ejemplo, que si es amor también puede doler, les generaba una especie de alivio, de alivio en el sentido de aflojar cierta tensión. Con lo de los escraches, por ejemplo, yo veía que había mucha gente sufriendo por eso. Y a mí me preocupa mucho el sufrimiento de las personas, sobre todo cuando ese sufrimiento se produce en nombre del bien. Me hablaban de que ese sufrimiento era como un efecto colateral. Está bien, pero en nombre del bien estamos haciendo pelota a un montón de personas.

Una actividad en Montevideo

Alexandra Kohan participará, junto a Martín Kohan y Ana Hounie, en la actividad "Los papeles de la ficción en las vidas actuales: miradas desde la literatura y el psicoanálisis", organizada por docentes de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República.

Será el 10 de noviembre a las 20:00 horas en el Club de Bochas del Parque Rodó. Dirección: Av. Tomás Giribaldi 2299. Para inscribirse hay que llenar el formulario en el Instagram: @kohan.en.mvd.

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