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Susana Giménez, el estreno de su nuevo reality show y por qué ya no quiere hablar de política

La conductora argentina lanzó "LOL", reality show de humor que presenta para Prime Video. De eso, su futuro y el contexto político, esta nota.

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Susana Giménez
Susana Giménez.
Foto: Prime Video

*Por Tomás Balmaceda/ La Nación (GDA)

A pesar de que siempre está presente en los titulares por sus declaraciones y por alguna metida de pata en las redes sociales, Susana Giménez regresó a la pantalla tras el ciclo de entrevistas que hizo en 2022 para Telefe y Paramount+. Sin embargo, la esperada vuelta tiene poco de tradicional: es la cara de la edición argentina de LOL, un formato de humor japonés en el que 10 comediantes deben tratar de hacer reír a los demás y evitar reírse ellos mismos, ya que eso los descalifica de la competencia, que llegó a Prime Video.

En LOL Argentina, Giménez es la dueña de una casa en donde se encierra por seis horas a 10 comediantes de diversas generaciones y con distintas formas de hacer reír. Ella deberá controlar, con una serie de cámaras disimuladas en la propiedad, que nadie se ría. El que largue la primera carcajada recibirá una tarjeta amarilla y si lo vuelve a hacer, será expulsado. Así, ganará quien logre mantener la seriedad. El programa fue creado por el cómico Hitoshi Matsumoto y tiene varias adaptaciones. En este caso, el programa se grabó íntegramente en México, a donde se tuvo que mudar todo el equipo creativo local, con la conductora y los participantes.

Son Migue Granados, Yayo Guridi, Charo López, Dan Breitman, Juampi González, Julián Lucero, Martín Rechimuzzi, Mica Lapegüe, Darío Orsi, y Lucas Spadafora. Todos coinciden en que conocer a la conductora fue uno de los puntos altos de la experiencia de pasar por el reality show.

Los primeros dos episodios de la serie se estrenaron ayer, tras un evento con alfombra roja en un hotel de Puerto Madero, en el que la conductora fue la atracción principal. Algunas horas antes, cuando todo estaba listo para que dialogara con La Nación, el calor extremo que azota Buenos Aires le jugó una mala pasada, y su equipo pidió demorar la entrevista hasta que la sala esté aclimatada al gusto de la diva. De eso se trata, después de todo, ser una diva: de que haya personas atentas para solucionar cualquier contratiempo.

Tal vez Giménez ni llegó a comprobar la temperatura del lugar, sino que fueron sus asistentes los que tomaron la decisión de retrasar la charla. De eso también se trata ser una diva: de que alguien se anticipe a los malestares antes de que incluso ocurran.

Cuando finalmente todo estuvo en perfectas condiciones, la rubia apareció de excelente humor y se sentó dispuesta a hablar del nuevo proyecto pero sabiendo, tras medio siglo de carrera, que cada palabra que sale de su boca puede volverse un titular escandaloso.

Este verano fue noticia porque confesó que el nivel de vida de Uruguay le parece más costoso que el de Estados Unidos. En la última semana, además, circuló el rumor de que había iniciado un romance con el presidente Luis Lacalle Pou. “¡Están locos! ¡Es una falta de respeto decir eso de un presidente!”, respondió entre fastidiada y sorprendida por la pregunta.

Acostumbrada a despertar amores pero también a crear controversias, se nota que se cuida en sus palabras al hablar y que, al sentirse cómoda, empieza a revelar lo que realmente piensa. Y es esa espontaneidad la que la volvió en la figura más popular de la televisión en Argentina aunque esté poco en pantalla.

Si se descuenta la serie de especiales del año pasado, llamados Susana, Invitada De Honor y con entrevistas a personalidades variopintas como Wanda Nara o Sebastián Yatra, la última vez que condujo su programa fue hace cuatro años y no son pocos quienes extrañan sus clásicas entrevistas, los musicales y los juegos millonarios. Prime Video lo sabe muy bien, y por eso la cara de Giménez está en todas las grandes avenidas porteñas y de las principales ciudades del interior del país. Eso, aún cuando en su catálogo están Argentina, 1985 y la ganadora del Oscar, Todo en todas partes al mismo tiempo.

Tener a la rubia es la mejor carta de presentación posible para sumar más suscriptores en el país. Y, como a toda diva, hay que cuidarla.

Hay mucha expectativa con tu regreso a la TV, pero quizá no es lo que se esperaba: conducís un formato extranjero para una plataforma como Prime Video, ¿por qué el streaming en vez de la TV tradicional?

—¡Estoy en el streaming porque es la modernidad! Es donde tengo que estar. Acepté hacer esto, que no era lo mío, porque sentí que es lo que hoy hay que hacer, que es lo de ahora. Yo me siento cómoda en las entrevistas, en los juegos… y de golpe me quise probar con un reality show. Bueno, hoy todos hablan de reality shows y lo cierto es que es un formato en donde muchos chicos conviven en una casa pero esto es una competencia: el primero que se ríe, le pongo una tarjeta amarilla y a la segunda risa, queda afuera. No me sale el papel de mala: ¡todos me lloran cuando los tengo que echar! Soy una especie de jueza, no puedo fallar. Es un programa muy, muy divertido…

—A pesar de ser un regreso muy esperado, nunca te fuiste de los titulares de los diarios y los medios gracias a tus declaraciones…

-¡Ni me hables! ¡Me preguntan cada cosa que no lo puedo creer! Además hay cosas que inventan los periodistas de espectáculos…

—¿Estar cómoda en una plataforma de streaming significa que no vas a volver a hacer tu programa?

-¡Claro que no! Quiero volver a hacerlo. Después de esto no quiero hacer otro formato sino hacer mi programa de siempre. Yo tengo un contrato con Telefe y hace tiempo ya les dije que en el segundo semestre me gustaría hacerlo. Pero ahora siento que no sé si vamos a llegar porque ya tengo otros compromisos y cosas que hacer…

—¿Sentís que hablar de actualidad hoy es más difícil que antes?

—¡Por supuesto! Por eso no quiero hablar más de política ni de nada, pero este es un año político y no sé si es convenente que yo vuelva. No me gusta que la mitad de la gente me ame y la otra mitad me odie. Y cuando te metés en temas de política, eso es inevitable. Igual, viendo la situación del país, en este caso los que me odiarían no serían la mitad sino muchos menos. Bastante menos de la mitad, pero bueno.

*Esta es una versión reducida de la nota original.

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