Con Iñaki Urlezaga: la danza, "Raymonda", el Ballet del Sodre y su amor por Uruguay

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Iñaki Urlezaga, exbailarín y maestro argentino
Nota a Iñaki Urlezaga, coreografo argentino, por reposicion del ballet Raymonda del Ballet Nacional del Sodre a presentarse en el Auditorio Adela Reta en Montevideo, ND 20220728, foto Estefania Leal - Archivo El Pais
Estefania Leal/Archivo El Pais

ENTREVISTA

El exbailarín, maestro y coreógrafo argentino estuvo en Montevideo trabajando con el Ballet Nacional del Sodre y charló con El País.

Antes de estar allí, sentado en la cafetería del Auditorio Nacional, Iñaki Urlezaga, exbailarín, coreógrafo y maestro argentino dijo, durante la conferencia en la que elBallet Nacional del Sodre (BNS) presentó Raymonda, que la última vez que bailó en Uruguay fue, justamente, esa obra. Y que lo recordó mientras ensayaba con los bailarines para su próxima temporada, que estrena este jueves 18 y que va hasta el 29 de agosto. Dijo que fue de casualidad. Que María Noel Riccetto, directora de la compañía, lo invitó a dar clases y que justo el elenco estaba preparando esta obra. Que Riccetto le pidió que ensayara a los primeros bailarines y después a los solistas y después al cuerpo de bailar y que, cuando se dio cuenta, lo que iba a ser una semana de clases en Uruguay terminaron siendo tres.

Después, en una de las mesas de una cafetería que un jueves a las tres de la tarde aún está vacía, Urlezaga— egresado del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, bailarín de compañías como el Royal Ballet de Londres o el Dutch National Ballet, de Holanda—dice esto: “Buenos Aires está muy cerca de acá. Y Uruguay es un lugar al que quiero mucho. Vine a bailar toda la vida, bailé también en el Sodre, pero nunca con la compañía. Entonces era una manera también de tomar contacto con la gente, de ver qué aporte podía hacer yo a este elenco, qué posibilidad tenía de abordarlos”.
Sobre la enseñanza en el ballet, el rol del maestro, el BNS, Raymonda y la danza en la región, esta charla.

—Es la primera vez que trabajás con el BNS. ¿Qué podes decir de la compañía?
?

—Es una compañía muy joven, por ende ninguno ha bailado Raymonda. Creo que es fundamental que en esta etapa trabajen con gente que comprenda el repertorio clásico muy profundamente, porque ellos están aprendido no solamente los pasos de una coreografía, sino también lo que es ese ballet completo. Pero creo que es una compañía que viene creciendo a pasos muy grandes: una producción atrás de la otra genera, lógicamente, un enriquecimiento diario y constante. Cada ballet te va dejando la experiencia del anterior.

—Desde que dejaste de bailar te has dedicado a dar clases en compañías de distintos países. ¿Se puede hablar de un panorama de la danza a nivel regional?

—Hay algo crucial en eso que me preguntás: la región no tiene una escuela unificada. Ni siquiera cada país tiene una escuela que lo defina como tal. Acá lo que unifica el criterio de cada compañía y de cada país es el coreógrafo que el director elija para la concepción de la obra que se va a hacer. Eso es lo que inexorablemente levanta o hunde a una compañía. Entonces la región depende de la calidad de las obras que presente.

Iñaki Urlezaga, maestro, coreógrafo y exbailarín argentino
Iñaki Urlezaga, maestro, coreógrafo y exbailarín argentino. Foto: E. Leal

—¿En qué medida el repertorio levanta o hunde a una compañía?

—No es lo mismo bailar la producción de El Lago de los Cisnes de un coreógrafo que de otro. En ese nombre que vos contrates está la calidad de la obra que va a ver el público y que van a recibir los bailarines. Y creo que gracias a esa calidad los bailarines, con el tiempo, logran un grado de depuración tal como intérpretes que es lo que les permite finalmente ser libres.

—¿A qué refiere la libertad en la danza?

—Cuando la técnica ya está resuelta, cuando los movimientos, con los años, se han depurado tanto que ya no hay que pensar cómo hay que hacer un paso, sino en qué estoy interpretando, qué estoy sintiendo. Para eso hay que tener resuelto primero lo previo, que es lo académico, es decir, la optimización de la obra, físicamente hablando, y poder dedicarte a contar la historia. Pero eso lleva tiempo, un bailarín no se hace en dos días.

—¿Se alcanza esa libertad completamente?

—Yo creo que sí. No siempre. Pero creo que debería trabajarse para eso. Hay que ver con qué se conforma cada uno. Yo no me conformo con poco, no soy una persona a la que le dé todo igual.

Argentina, tu país, está pasando por una crisis económica muy profunda. ¿Qué sucede a nivel cultural?

—Hay muchas dificultades. Cuando le economía vuela por el aire, la cultura también.

—Es lo primero que se recorta...

—Y lo último que vuelve. Eso es lo que está pasando. No hay políticas serias a largo plazo, no se piensa y por lo tanto no se construye, es un ir viendo constante. En la danza y en las artes, así como en la ciencia, el Estado debería poner dinero para que el artista pueda arriesgar. Si no se arriesga no se crece. Es en el riesgo donde aparece el crecimiento. De lo contrario, se genera un achatamiento que te lleva directamente a la mediocridad.

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