En 2001, La Mojigata dio el salto de la Murga Joven al Carnaval Mayor sin saber el costo que implicaría. Para financiarse, pidieron dinero prestado, organizaron festivales, recauchutaron trajes y volcaron todo lo ganado en los tablados en su sueño. "Éramos jóvenes, con el corazón más grande, pensábamos que íbamos a conquistar el mundo", recuerda Joaquín Macedo, fundador de la murga que se ganó un lugar en la fiesta con sus inteligentes libretos.
El regreso al Carnaval en su 25º aniversario es solo coincidencia. Después de cinco años fuera, volvieron tras limar asperezas con Daecpu (su director fue expulsado en 2020) y porque son "bichos de Carnaval". "Venimos de familias humildes, el primer contacto con el arte fue el tablado del barrio, la murga es lo máximo y extrañábamos", confiesa Macedo a El País.
El público los recibió con los brazos abiertos y agotaron entradas en su primer Teatro de Verano. Fue una noche mágica, marcada por una emotiva retirada con mención a Marcos "Licho" Costa, histórico integrante de la murga fallecido en mayo de 2024. "Murió el día que arrancamos el ciclo para volver. Nos llegó el mensaje de la triste noticia en plena reunión", recuerda. Este domingo, la murga volverá a dejar el alma en su tercera y última actuación en el Ramón Collazo.
Este año, como desde 2017, La Mojigata prescindió de sponsors privados y volvió a través del apoyo de sindicatos y el financiamiento colectivo de sus seguidores. "La pancarta del Desfile Inaugural tenía los nombres de las 120 personas que colaboraron. Al principio eran familia y amigos, ahora se suman personas que gustan de La Mojigata. Incluso armamos la plataforma en Argentina", comenta.
Una vez clasificados a la Liguilla, la gente volvió a responder y se sumaron nuevos aportes. "Las donaciones más humildes, incluso dibujos de niños, son las que más nos emocionan", asegura el fundador de la murga.
En 2000, antes de dar la Prueba de Admisión, La Mojigata viajó a Salto para desfilar y competir, y también cantaron en un tablado de un barrio humilde. Al finalizar su actuación, el dueño del tablado los sorprendió con un pago inesperado: un grabador con casetero.
"Me acuerdo de la cara de vergüenza del señor, no sabía cómo decirnos que no habían vendido la cantidad de chorizos para pagar el cachet. Creo que lo aceptamos para que se fuera con un poco más de paz, pero capaz que lo dejamos sin música", recuerda entre risas Joaquín Macedo sobre ese artefacto, que hoy está en manos de la madre del Licho.
Origen de una colecta romántica
En 2017, La Mojigata volvió al Carnaval después de cinco años y decidió dejar de depender de los patrocinadores privados, y pasar a financiarse a través de algunos sindicatos y el crowdfunding, inspirado por la banda Radiohead. "Lo sugirió el productor Gustavo Pereira, yo no sabía ni qué era la palabra. Lo hicimos como un gesto de rebeldía y nos fue bárbaro", afirma.
Aunque al principio les daba pudor usar la herramienta, pronto comenzaron a sorprenderse: "Gente anónima poniendo 10 mil pesos", recuerda. A través de las redes sociales, los seguidores donan lo que pueden, desde un peso en adelante, y reciben recompensas simbólicas como remeras, discos o entradas, aunque lo más valorable es el gesto desinteresado.
El objetivo es claro: conseguir dinero para participar del Concurso. Pero lo emotivo del intercambio hace que la colecta sea puro romanticismo: "Es fácil identificar a los donantes por los datos de la transferencia, pero se enojan cuando les das el regalo. 'No lo hice por esto', te dicen. Y no sabes cómo agradecérselos", expresa conmovido.
Hinchas solidarios por doquier
Este año, La Mojigata logró reunir 1.200.000 pesos en un mes y medio, lo que les permitió cubrir gran parte de los costos iniciales del Carnaval. "Es titánico", dice Macedo, destacando la urgencia para conseguir el dinero tras pasar la Prueba de Admisión.
Los sindicatos, señala, responden días antes del inicio del Concurso, pero la murga precisa disponer de presupuesto antes para pagar a los técnicos: "La cabeza te explota y lo primero que entra es el crowdfunding. Cuando llegan los primeros aportes es una felicidad inmensa. La gente responde todos los días. En los ensayos, no conocés a nadie pero querés abrazar a todo el mundo y darle las gracias".
Cuenta, además, que hay dinero que ingresa por los derechos de imagen televisivos: unos 4.500 dólares por entrar al Concurso y 5.000 más por pasar a la Liguilla.
Este año y por primera vez, La Mojigata tiene botas de cuero gracias al aporte de Calzado Veloz: "Si tuviéramos que pagar el valor real, sería imposible".
Por último, se destaca el esfuerzo de Taller para las Artes, encargados de maquillaje y vestuario, por ajustarse al presupuesto de la murga: 'El costo real de la producción estética es tres veces mayor al que pagamos', cierra.
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