Besó a "Black Adam", trabajó con sus ídolos y está en un clásico de la televisión: "No creía que fuera verdad"

Cuando era una niña, Odelya Halevi miraba La ley y el orden junto a su madre y soñaba con convertirse en actriz. Nacida en Israel, se mudó a Estados Unidos poco después que la serie de Dick Wolf fuera cancelada. En este tiempo, Halevi cimentó su carrera; participó en episodios de series como NCIS, Mike & Molly, The New Girl y McGyver; también tuvo una pequeña participación en la película Black Adam, como la esposa de Dwayne Johnson.

Mientras el mundo se cerraba por el covid, Halevi recibía una llamada que cambiaba su carrera. En una charla vía Zoom con El País por el estreno de la temporada 25 de La ley y el orden (llega mañana a Universal+), Halevi recuerda cuando la convocaron para interpretar a la asistente de fiscal Samanta Maroun para el regreso de la serie, en 2021.

“Fue impactante”, dice. “En realidad colgué cuando me llamaron porque no creía que fuera verdad”, agrega entre risas.

La actriz sabía que para conseguir un papel así hay varias etapas de audición, un callback, un test y más pasos. “Eso era lo que yo conocía. Así que no pensé que tuviera una posibilidad real”, dice. Estaba en el baby shower de una amiga cuando su manager la llamó. “Dejé la mesa y empecé a caminar de un lado a otro, temblando y llorando. Parecía que me habían dado una mala noticia. Cuando volví, intenté mantener la compostura porque no podía hacer de ese momento algo sobre mí. Era el baby shower de mi amiga”, dice.

Foto: Virginia Sherwood/NBC

Cuando le preguntaron si estaba bien, si había recibido malas noticias, Halevi, todavía sorprendida solo atinó a responder: “Acabo de conseguir un protagónico en La ley y el orden. Fue un momento absolutamente impactante”, resume.

—En la temporada 24 conocemos mucho sobre el pasado de tu personaje, su trauma por el asesinato de su hermana y esa profunda necesidad de justicia. ¿Cómo fue para vos trabajar toda esa carga emocional?
—Fue un regalo, sinceramente. Siempre querés tener una historia personal que te permita bucear en tus propias emociones y arreglar pequeñas cosas internas. Es muy terapéutico. Te enfrentás a cosas que normalmente tenés miedo de mostrar, pero podés hacerlo a través de alguien que no sos vos. Traés tus propios temas a la mesa, y eso es muy valioso. Sentí que fue un regalo total, algo que había estado esperando durante mucho tiempo. Estoy muy feliz por eso.

—En la última temporada se sumó Maura Tierney al elenco y hubo un crossover con Mariska Hargitay de La ley y el orden: Unidad de víctimas especiales. ¿Cómo fue compartir escenas con actrices tan conocidas y parte del universo La ley y el orden?
—Trabajar con Mariska fue increíble. Mi primera escena con ella fue en la segunda temporada, creo que en el primer o segundo episodio, durante un crossover. La amé desde el principio. Es la persona más acogedora, divertida y energética que existe. Se asegura de que todos se sientan cómodos y hagan un gran trabajo. Recuerdo que me preguntó: “¿Querés que te coachee?”. Y yo le dije: “Sí, por favor, ¡quiero que Mariska me coachee!” (se ríe). Y ahora fue una escena hermosa, lo pasamos genial. Ella es una mujer impresionante, muy real, sin vueltas. Me encanta eso. Y trabajar con Maura Tierney también fue increíble. Siempre la admiré desde The Affair. Estoy aprendiendo constantemente de todas ellas. Cada vez que las veo trabajar, me quedo en estado de admiración.

Foto: Will Hart/NBC

—Formás parte de un pedazo de historia de la televisión. ¿Qué creés que representa La ley y el orden hoy en la cultura popular?
—Creo que es una serie que siempre va a ser relevante y contemporánea. Porque desafía al espectador a pensar. Cada episodio trata un tema actual, algo que está pasando en el mundo, y cada personaje tiene una opinión distinta sobre eso. Así, cada persona que la ve puede identificarse o no, pero siempre genera conversación, y eso me parece muy importante. No hay otro programa igual.

—Como decías, la serie se inspira en causas reales y temas sociales actuales. ¿Cómo creés que eventos como lo que ocurre ahora con ICE en EE. UU. influencien esta temporada o las próximas?
—Espero que hagan un episodio sobre eso esta temporada. No puedo saberlo hasta que recibo los guiones, porque nos los envían justo antes de empezar a filmar. Eso es genial, cada semana hay una nueva historia para mí. Pero si algo puedo decir sobre Dick Wolf y su visión, es que son muy valientes. Así que sí, creo que habrá algo sobre ese tema, definitivamente.

Foto: Difusión.

—Sos de Israel y ahora formás parte de un clásico de la televisión estadounidense. ¿Ayudó tu experiencia como inmigrante a entender mejor a tu personaje?
—Cuando obtuve el papel, el showrunner Rick Eids me llamó y me dijo: “Vamos a explorar su historia de fondo, contame sobre vos”. Le conté que soy israelí, judía, y que no encajo del todo en lo que la gente en Estados Unidos imagina cuando piensa en una mujer “judía”. Mi piel es más oscura y para muchos, mi aspecto parece latino, lo cual tomo como un halago. Mis abuelos eran de Yemen; escaparon de la persecución en los años 50. Así que nunca pude decir que era “una sola cosa”. Siempre sentí un poco de desarraigo, como que nadie me aceptaba del todo. Por eso fue tan importante para mí darle una voz al personaje desde ese lugar. Tuve que luchar mucho. Sentí que tenía más obstáculos que un actor estadounidense promedio. No todos creían en mí, así que tuve que trabajar el doble. Pero sigo trabajando duro. Soy muy exigente conmigo misma. Ser extranjera puede ser un desafío, pero también una ventaja si lo creés así.

—En la serie trabajás junto a galanes como Tony Goldwyn y Hugh Dancy, y sos la única del elenco que puede decir que besó a Black Adam. ¿Cómo es trabajar con los hombres de la serie?
—(Se ríe) Trabajar con Tony Goldwyn —que para mi mamá es “el de Scandal”— y con Hugh Dancy fue intimidante al principio. Yo los había visto en tantas películas y series antes de empezar a filmar. Sentía que no merecía estar ahí… seguro que es el Síndrome del Impostor. Había trabajado en otros proyectos donde no sentía esa presión. Pero con La ley y el orden fue distinto: es un logro enorme y también un desafío personal, superar las dudas que estaban en mí. Realmente ha sido un proceso de crecimiento estos cinco años.