Robertito Funes reveló su dura infancia y contó cómo fue reencontrarse con su padre en su lecho de muerte

El conductor argentino recordó la separación de sus padres, la caída económica familiar y la partida de su padre cuando tenía ocho años. También contó cómo fue reencontrarlo en el hospital años después.

Robertito Funes.
Robertito Funes.
Foto: Captura de Instagram @robertito_funes.

Redacción El País
El periodista argentino Roberto Funes Ugarte repasó uno de los capítulos más duros de su vida en una entrevista con La Nación. Conductor de Miralo bien (LN+) y responsable de los móviles de A la Barbarrosa (Telefe), habló con sinceridad sobre el abandono de su padre y la forma en que debió rearmarse.

“Vengo de una familia patricia mendocina. Tuvimos un muy buen pasar hasta que mis padres se separaron y ya no lo tuvimos más”, contó en diálogo con Liliana Podestá. El contraste fue abrupto. “Sé perfectamente qué es estar en una muy buena posición económica y después no tener un centavo ni para viajar en colectivo”, recordó.

Sus primeros años estuvieron marcados por códigos familiares que daban por hecho cierta comodidad. “Teníamos todo ese glamour, colegio privado, mi papá jugaba al polo, esquiábamos…”, enumeró. Pero esa realidad se desarmó de un día para otro. “Cuando se separaron empezamos de nuevo y me cambiaron a un colegio del Estado. Mi mamá tuvo que salir a trabajar y durante muchos años fue técnica anestesista en un hospital de niños con enfermedades terminales”, dijo.

Esa transformación familiar coincidió con otro golpe: tenía ocho años cuando su padre se fue de su vida. Aun así, aclaró que no carga con la idea del “abandono” en sentido literal: su madre, dijo, hizo “un laburo excepcional” para sostenerlo. Con el tiempo, sin embargo, la historia reveló nuevas aristas. “Un día se fue y no supimos más de él hasta el día de su muerte. Con el tiempo nos enteramos que estaba en Buenos Aires, que había formado otra familia”, relató.

La noticia del final lo encontró lejos. “Yo estaba en México, justo había viajado a la Argentina para hacer unos papeles y me avisaron que mi papá estaba mal.” Para entonces, sus hermanos Valentín y Gastón ya lo habían visto: “lo encontraron en la calle, en Mendoza, y quedaron estupefactos”. Él no sabía nada. “Como yo vivía afuera no me contaron. Fui a verlo al hospital, en su lecho de muerte”.

Ese reencuentro, breve, fue fundamental para él. “Volver a verlo me sirvió para darme cuenta que fue un hombre que había sufrido mucho. No pudo ser mejor”, concluyó.

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