Redacción El País
El actor y director Pepe Soriano murió a los 93 años. Tenía, en teatro y cine con películas argentinas clásicas como La patagonia rebelde, una larga carrera que abarcó más de 60 años y por lo menos dos países, Argentina y España, donde pasó su exilio. Falleció este miércoles por la tarde.

La noticia la dio a conocer en Twitter el productor teatral Carlos Rottemberg, a través de la cuenta de Multiteatro Comafi: “Se fue un grande. La muerte de Pepe Soriano cala hondo en nuestros sentimientos. Con él se va un amigo. Luego el gran actor, uno de los mejores de este país. Beso enorme para Diana, Victoria y familia”.

Según reportó la prensa argentina, Soriano estaba internado y atravesaba un delicado cuadro de salud.

Fue uno de los protagonistas de la película uruguaya Corazón de fuego, de Diego Arsuaga y en la que también estaban otros dos grandes actores de su generación, Federico Luppi y Héctor Alterio.

Estrenada en 2002, la comedia tuvo un gran rodaje por festivales y ganó el Premio Goya a mejor película extranjera de habla hispana. Fue una coproducción con Argentina y España.

Una biografía básica debería indicar que había nacido José Carlos Soriano en Buenos Aires, el 25 de setiembre de 1929, que debutó como actor amateur en 1947 y se estrenó en Sueño de una noche de verano en el Teatro Colón: no tenía una línea de diálogo.

Debería decir que su carrera prestigió las tablas (con sus papeles en la La nona, sí, pero también, con El loro calabrés, Gris de ausencia, El violinista en el tejado), la televisión (Alta comedia, RR.DT, La leona) y, especialmente, el cine: además de La Patagonia rebelde y La nona estuvo en Los gauchos judíos, Juan Lamaglia y Sra., Una sombra ya pronto serás y Asesinato en el Senado de la Nación, donde interpretó al político Lisandro De la Torre, otro de sus grandes papeles.

La primera película en la que se lo vio en Uruguay fue, de acuerdo al sitio Cinestrenos, Adiós muchachos de Armando Bó y de 1955; la última, Mi primera boda, aquella con Natalia Oreiro y Daniel Hendler que se estrenó en 2011.

Proscrito durante la dictadura, decidió quedarse y empezar de abajo y se dedicó a recorrer el país con obras pequeñas que se volvieron importantes por su presencia. Recién se instaló en España en 1987 y estuvo ahí cinco años, como parte de la siempre notoria colonia cultural de los argentinos, como se los conocía.

Su papel español más importante debe haber sido el de Paulino Alonso, el ortopedista que era el sosías de Francisco Franco en Espérame en el cielo en 1988. Volvió a Argentina en 1992 y se mantuvo activo hasta no hace tanto.

En 2019 formó parte de Rotos de amor, con la que se despidió de las tablas. Compartió elenco con Gustavo Garzón, Víctor Laplace y el uruguayo Osvaldo Laport; hacían de visitadores médicos.

Su última actuación en Montevideo debe haber sido en 2010, cuando se presentó en el Teatro El Galpón con Contrapunto, en la que compartía elenco con Leonardo Sbaraglia, ambos dirigidos por Agustín Alezzo.

Era un encuentro más de un largo vínculo con Uruguay.

“La primera vez que vine a Montevideo fue como por 1952, para encontrarme con jóvenes actores uruguayos”, le contó entonces al periodista Carlos Reyes de El País. “Me acuerdo que cuando yo me volvía a Buenos Aires, con Walter Vidarte, era de madrugada y los actores uruguayos me despidieron cantando Que te garúe finito”. Cultivó, contó ahí, una gran amistad con Atahualpa del Cioppo y Enrique Guarnero.

En 2016 se había anunciado su presentación en el Solís con El padre, pero el evento se suspendió.

La última vez que se lo vio en público fue en abril de este año, cuando fue ovacionado por el auditorio del Centro Cultural Kirchner porteño. Apareció en escena durante un homenaje a Alterio, con quien se fundió en un abrazo que muchos adjetivaron como histórico.

Era sin duda, un abrazo generacional.