Redacción El País
Nuevos documentos e imágenes difundidos por el Departamento del Sheriff del Condado de Santa Fe revelaron detalles inquietantes sobre el entorno en el que fueron encontrados sin vida Gene Hackman y su esposa, Betsy Arakawa, en su residencia en Nuevo México. Ambos murieron en febrero de este año, en circunstancias que siguen generando conmoción.

Las grabaciones de las cámaras corporales de los agentes muestran que la mansión se encontraba en absoluto desorden: habitaciones repletas de objetos acumulados y tirados, medicamentos sin clasificar, ropa apilada, botellas y comida.

En el vestíbulo, lugar donde fue encontrado el cadáver de Hackman, los oficiales se sorprendieron por la descomposición avanzada del actor, cuya mano mostraba signos claros de daño en los tejidos.

El material difundido da cuenta de que la pareja vivía en condiciones sanitarias precarias. En uno de los videos, un oficial comenta sobre un "olor extraño" cuando entra a la casa, donde fueron encontrados los cuerpos.

Un detalle perturbador fue la presencia de una almohada con manchas de sangre en uno de los dormitorios, así como la jaula de un perro muerto por desnutrición y deshidratación.

Foto: La Nación/GDA

Arakawa, de 65 años, falleció el 12 de febrero por síndrome pulmonar por hantavirus, una enfermedad transmitida por roedores. Las autopsias confirmaron la presencia de excrementos de ratas y un entorno propicio para la transmisión del virus. Poco antes de morir, la esposa del actor había hecho búsquedas online sobre síntomas gripales y respiratorios, y había programado una cita médica.

Hackman, de 95 años, murió el 18 de febrero, seis días después. La autopsia determinó que padecía Alzheimer avanzado y falleció por complicaciones cardíacas. Fue encontrado en el comedor, en un estado de descomposición que sorprendió a los investigadores. Dada su condición cognitiva, no está claro si entendía lo sucedido con su esposa.

Las hijas de Hackman declararon que la pareja llevaba una vida extremadamente privada y sin personal doméstico. Pese a la resistencia de la familia, el material fue divulgado amparándose en las normativas de registros públicos del estado.

"La Ley de Inspección de Registros Públicos de Nuevo México (IPRA) puso al Condado en una situación difícil. Por un lado, comprendemos profundamente la necesidad de privacidad de la familia durante este momento tan doloroso. Por otro lado, el Condado tiene el deber de cumplir con la ley y se enfrentaba a posibles demandas, daños y perjuicios, y honorarios de abogados si reteníamos los registros", explicó la Oficina del Sheriff.