El show se movió por momentos calmos y eufóricos, dosis de rock afilado y de riffs punzantes, pasajes cluberos con bola de disco incluida, distensión, sorpresas —una versión de "Chau" con la cantante pop Meri Deal, un cuadro de baile a cargo de la primera figura del Ballet Nacional del Sodre, Rosina Gil— y presencias especiales, como la de Nicki Nicole. La argentina llegó para interpretar la colaboración "Venganza" y pisó el Centenario con mucha potencia, aunque el audio le jugó una mala pasada.

El gran destaque de la velada fue el set acústico que hizo que, de alguna manera, la banda lograra darle un cierre a lo grande a Otras canciones. En un set montado entre la platea y el primer anillo de la Olímpica, sobre el mangrullo con la consola de sonido, los ocho músicos ejecutaron un puñado de canciones despojadas. Del bloque fue parte "Clara", un clásico que convirtió a toda la tribuna en un coro de murga multitudinario, que la convirtió en uno de los puntos más emotivos del show.

"Ya nada nos asusta, sabemos lo que nos pasa. No queda ninguna duda, sigue siendo nuestra casa", dice la letra de "Llueve tranquilo", la canción que abrió esta vuelta de No Te Va Gustar. En el Estadio, la banda reafirmó que Montevideo es su lugar y buscó, con el espectáculo más importante que ha montado hasta ahora, darle algo de ese calor de hogar a una audiencia que lo recibió de brazos abiertos y gargantas encendidas. Para el público también fue una noche histórica: la confirmación de que más allá de los protocolos, las vacunas y los requisitos, el regreso del rock a los grandes estadios era más que necesario.