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Esa poesía hecha de innovación y emociones

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Jorge Drexler. Foto: Difusión

MÚSICA

En la cocina de Salvavidas de hielo, nuevo disco de Jorge Drexler.

A miles de kilómetros de su Uruguay natal y de la España que lo recibió hace demasiado tiempo, Jorge Drexler entrecierra los ojos y sonríe, dejándose envolver por la cadencia de u201cSalvavidas de hielou201d que, dirá después, es la canción más uruguaya de su nuevo disco: la guitarra le remite a Santiago Chalar, uno de sus músicos favoritos, aunque la melodía por momentos tiene más de guarania que de milonga y evoca la dulzura de u201cRecuerdos de Ypacaraíu201d.

Drexler sonríe, encantado. Canta sobre algunos de los versos del tema (lo irá haciendo con cada canción que suene) y, cuando va a aparecer la voz de su invitada Natalia Lafourcade, a quien definirá como u201cuna maestra del contrapuntou201d, hace con la mano un gesto mínimo de caballerosidad, como si en algún rincón de su mente la estuviera haciendo entrar realmente a su canción.

Aquella tarde de mayo en los Estudios Noviembre de Ciudad de México, Drexler todavía no sabía que el disco que estaba haciendo junto a sus músicos y a su productor de varios años, Carles Campi Campón, y que estaba mostrándole a un reducido grupo de periodistas del continente se llamaría, como la canción, Salvavidas de hielo.

Jorge Drexler
Jorge Drexler. Foto: Difusión

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El uruguayo abrió un rato la cocina del álbum que editó el viernes pasado (y que está buenísimo) con el encanto que lo caracteriza y con el hablar ansioso del niño que quiere mostrar sus juguetes nuevos, pero sin que nadie se los toque. Del niño que, cuando nadie lo mira, no puede disimular el cariño que lo une a ese objeto que, en este caso, es su obra.

u201cLo más importante de un disco no es innovar, que es muy bonito. Lo más importante de un disco es que emocioneu201d, dice Drexler mientras habla del sonido de la guitarra como una proporción áurea, como un momento perfecto en el que basó el ADN de este trabajo. Todo lo que se escucha en "Salvavidas de hielo", desde la percusión al bajo, viene de la familia de las guitarras: el único instrumento complementario es la voz, la de él, la de los invitados y la de algunos fans que colaboraron con u201cMandatou201d.

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Las cuerdas frotadas, percutidas, golpeadas, rasgadas, tocadas, van abriendo un universo de calidez y sorpresa y dan la sensación de que sólo a Drexler le puede salir bien un experimento así, un experimento que lo puso contra sus propios límites. u201cNos vimos tentados a usar bombo y bateríau201d, admite y reconoce que a la vez, el proceso de composición se le hizo más largo que nunca. Cada día había un sinsabor y al final, las canciones del álbum salieron todas en un mismo período, y dejaron de lado otro material.

Al final, el objetivo pudo más que la tentación porque Drexler y su equipo tenían, ante todo, la convicción de hacer un disco que, en tiempos donde es tan difícil marcar la diferencia, ofreciera algo nuevo desde lo más simple y esencial: la guitarra despojada, la madera y su combinación con la voz.

Drexler pide que reproduzcan otra pista y la voz de Julieta Venegas en la toma original de u201cAbracadabrasu201d hace erizar la piel. u201cQuien tenga un verso que daru201d, canta Venegas, u201cque abra la mano y lo entregueu201d, y Drexler sonríe una vez más porque sabe que con este disco que ya puso sus versos en el aire, está acertando otra vez. Ese es su gran talento.

EN VIVO

Un estreno en el Teatro Solís

u201cNo tengo la más remota idea de cómo traspasaremos esto al vivou201d, decía Jorge Drexler durante la grabación del disco. Ahora, aquella duda está un poco más aclarada y la gira de presentación de Salvavidas de hielo está a punto de empezar. La abre en Montevideo, en un Teatro Solís que ya tiene entradas prácticamente agotadas para las tres funciones que dará el 4, 5 y 6 de octubre. Quedan las últimas en Tickantel y boleterías de la sala.

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