Pedro Capó: su show en Montevideo, la presión luego de "Calma" y el "maestro" uruguayo que colabora en su disco

El músico puertorriqueño regresa a Uruguay, se presenta el 18 de setiembre en Montevideo Music Box en el marco de la gira "La carretera", título de su más reciente disco.

Pedro Capó.
Pedro Capó.
Foto: Difusión.

Avisan que serán menos de 10 minutos de entrevista, lo que siempre es poco tiempo, más si se trata de Pedro Capó, el músico de Puerto Rico que pertenece a una familia de artistas y que ha construido un camino propio marcado por los éxitos.

Creció rodeado de música y desde temprano absorbió la riqueza de sonidos de su tierra: del bolero y la salsa como del reggae y el rock. Más tarde, durante sus años viviendo en Nueva York, se abrió al blues, al hip hop y también al teatro musical. Eso no ha hecho más que sumarle nuevas capas a una identidad artística que no para de crecer y expandirse.

Regresó a la isla y creó “Calma”, la canción que se convirtió en un fenómeno global. Hoy, con nuevo disco bajo el brazo -La Carretera, que incluye “Aprender a vivir”, una colaboración con Jorge Drexler- y una gira internacional en marcha que lo traerá de vuelta a Montevideo, el cantante y compositor reafirma que su motor sigue siendo la vida misma: las experiencias, las emociones y las personas que se cruzan en su camino.

Previo a su regreso a Uruguay, el 18 de setiembre en Montevideo Music Box (entradas en RedUts), el músico charló con El País.

Pedro Capó.
Pedro Capó.
Foto: Difusión.

—Además de cantante componés para otros artistas y has sido actor. ¿Cómo conviven esas distintas facetas?
—Son facetas que se retroalimentan entre sí. Una apoya a la otra, les da elementos y herramientas. La actuación, por ejemplo, me dio una conexión distinta con la interpretación y con el escenario. El teatro musical me enseñó disciplina y me obligó a trabajar aspectos que después pude trasladar a la música. Y al revés también: la música siempre fue mi gran pasión y mi base, desde ahí nutro todo lo demás.

—Ya habías venido a Uruguay. ¿Qué recordás de tu primera vez acá?
—Sí, estuve hace dos años. Fue mi primera vez y me fascinó. Me encantó la gente, la comida, la cultura. Uruguay me pareció un lugar hermoso. Lo que más me quedó fue la conexión con el público. Fue un show muy emotivo, sentí que había un ida y vuelta muy fuerte.

—Cuando estás de gira, ¿queda margen para recorrer algo?
—Muy poco, la verdad. A veces tenemos la suerte de tener un día libre completo en alguna ciudad y ahí sí se puede aprovechar, pero la mayoría del tiempo el ritmo es muy exigente. Igual, si es la primera vez que estoy en un lugar, siempre hago el esfuerzo por salir un rato, caminar, probar alguna comida típica, conocer aunque sea un poquito. Eso me da otra conexión con el lugar y con la gente.

—Ahora volvés con La Carretera, tu nuevo disco, en el que participa el uruguayo Jorge Drexler. ¿Cómo se dio esa colaboración?
—Fue una colaboración que tenía muchísimas ganas de hacer desde hace tiempo. Soy fan del maestro desde hace años, pero nunca se había dado la oportunidad. Cuando compuse “Aprender a vivir”, que fue la primera canción que escribí para el disco La Carretera, sentí que era el momento perfecto para invitarlo. Le propuse sumarse y no solo aceptó, sino que aportó su pluma, su sensibilidad, su universo. El resultado fue hermoso, Drexler hizo un trabajo increíble.

—Estás en un momento con mucha actividad: disco, gira y distintos emprendimientos. ¿Cómo vivís este presente tan multifacético?
—Lo vivo como si estuviera caminando en la cuerda floja del circo (risas). Siempre cuidando de no irme demasiado para un lado ni para el otro. Pero sobre todo disfrutándolo, divirtiéndome, conectando con todas las ramas de mi expresión creativa. La mayoría tiene que ver con la música, claro, pero también me estimula la parte empresarial, que para mí también es un espacio creativo.

—¿Qué te inspira hoy?
—Lo que me inspira es la vida, las vivencias, las emociones, las personas que uno va conociendo en el camino. Intento procesar todo eso y convertirlo en canciones que luego comparto.

—Tu canción “Calma” se convirtió en un fenómeno mundial. ¿Cómo se vive después de un éxito así? ¿Genera presión?
—Fue muy interesante lo que pasó. “Calma” explotó en su mejor momento y enseguida llegó la pandemia, que fue un silencio inmenso para todos. Eso me obligó a replantearme muchas cosas, a reaprender. Me di cuenta de que no podía vivir persiguiendo “otro éxito como “Calma”, porque eso no depende solo de mí. Entendí que lo importante es hacer música desde la honestidad, con entusiasmo real. “Calma” nunca fue pensada como un éxito ni como un sencillo, simplemente nació de un deseo genuino. Ese aprendizaje fue muy liberador: me reconectó con lo esencial, que es decir lo que quiero decir, con autenticidad. Lo demás son factores que están fuera de mi control.

—Imagino que también ahí entra en juego la salud mental, tema del que has hablado en entrevistas y en tus redes sociales. ¿Cómo afecta la fama la percepción de las cosas?
—Puede afectar, claro. Por eso es importante apoyarse en muchas cosas: la gratitud, la entrega, la felicidad que uno pueda encontrar en los pequeños momentos. La fama tiene su peso, pero si uno lo toma desde el lugar de crear un paréntesis, una burbuja donde compartir música y emociones, se vuelve algo más sano. Para mí cada show es eso: un espacio íntimo para celebrar, para conocernos un poquito más.

—¿Podés adelantar algo del show? ¿Alguna sorpresa o colaboración en camino?
—Solo puedo decir que va a ser muy bonito. Y después sí, hay cositas cocinándose, pero prefiero dejarlas como sorpresa.

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