La murga y la Filarmónica se unen en un concierto de "alta carga emocional" que cierra un círculo en el Solís

Edú "Pitufo" Lombardo y Martín García cuentan a El País cómo se gestó "Celebrar, la murga en Filarmónica", el espectáculo que estrenarán el 11 de setiembre en el Teatro Solís y tendrá cuatro funciones.

Eduardo Lombardo y Martín García.
Eduardo Lombardo y Martín García.
Foto: Ignacio Sánchez.

Martín García recuerda con nitidez el instante en que supo que Celebrar, la murga en Filarmónica iba por buen camino. “Más allá de que haya música preexistente, estos espectáculos son creaciones que requieren mucho tiempo. Por eso quisimos hacer un primer ensayo antes de que fuera demasiado tarde”, le dice, entre risas, el director de la Orquesta Filarmónica de Montevideo a El País. “Y fue muy emocionante: una vez que el coro y la batería se sumaron a la orquesta, cayó alguna lágrima”.

A su lado, Edú “Pitufo” Lombardo escucha con la calma de quien también quedó sorprendido por la magnitud del cruce. “No sabíamos cómo iban a convivir las dos cosas, pero salió muy bien”, dice el murguista. García lo interrumpe: “¿Sabés lo que es? ¡Te pega acá!”, exclama mientras se señala el pecho. Más tarde insistirá en esa sensación y definirá la experiencia como un espectáculo de “alto impacto emotivo”.

¿Pero qué incentiva al director de orquesta a apostar tanto por este encuentro? La clave está en aquel primer ensayo, a fines del año pasado. Fue en la sala de la Filarmónica, un espacio rodeado de ventanales, con la luz entrando sobre el terciopelo rojo que cubre el piso del histórico edificio inaugurado en 1856 y renacido en 2004.

Allí, la orquesta se animó con la retirada de El tren de los sueños, el espectáculo que Contrafarsa estrenó en el año 2000 y que fue tan emblemático que, cuando se editó en CD, se convirtió en Disco de Oro. La misma obra que, dos décadas después, reunió a la murga en el Auditorio del Sodre y en el Antel Arena. Cuando los “17 gladiadores temblando el corazón” de aquella letra comenzaron a relatar la historia de ese “loco de la estación, inquilino de nada y propietario de todo”, sucedió la magia.

“La última sección tiene una emotividad muy a flor de piel que te pega mucho”, destaca García sobre la canción de 10 minutos que, con más de 328 mil reproducciones, es la más escuchada de Contrafarsa en Spotify. “Además, la música pasa por distintos estados de ánimo y utiliza melodías que están muy identificadas con nuestro cancionero popular”, agrega casi al pasar.

El detalle no es menor. La retirada, que enlaza “Cuerpo y alma” (Eduardo Mateo), “El tiempo está después” (Fernando Cabrera) y hasta “Águas de Março” (Tom Jobim) con el pulso y el coro murguero, funciona como espejo de este cruce: muestra cómo las canciones pueden transformarse sin perder fuerza, y cómo al entrar en diálogo con otros lenguajes se expanden hasta abrir nuevos universos.

Eso mismo será lo que se verá en el Teatro Solís desde el jueves 11 de setiembre. Celebrar, la murga en Filarmónica, que en principio había anunciado solo dos funciones, agregó otras dos tras el entusiasmo del público y se presentará hasta el domingo 14. Serán más de 50 artistas en escena y las entradas —a la venta en Tickantel— van de 900 a 2.800 pesos.

Martin Garcia y Edu "Pitufo" Lombardo.
Martin Garcia y Edu "Pitufo" Lombardo.
Foto: Ignacio Sánchez.

Del repertorio, García y Lombardo prefieren no adelantar demasiado. Pero la productora promete “una experiencia que recorre clásicos de murga, murga-canción y composiciones contemporáneas”, con arreglos orquestales de Pablo Rey. A su vez, el elenco reunirá a una selección de “referentes del carnaval” bajo la dirección artística de Lombardo.

“Queremos que sea un espectáculo integral, no solamente una colección de canciones”, advierte García. “Va a tener un hilo dramático con una parte visual y un uso de la escena que va a ser de gran impacto”, agrega. El arte visual estará a cargo de Víctor González, mientras que la puesta en escena será de Sebastián Bednarik. Sobre eso, el director de la Filarmónica anticipa: “Van a ver a la orquesta formada de una manera no habitual, y a la murga desplazarse por el escenario del Solís”.

La propuesta marcará un nuevo hito para la Filarmónica, que desde hace tiempo decidió abrir el juego y tender puentes con distintas ramas de la música popular uruguaya. En los últimos dos años, sus cruces con Luciano Supervielle, Papina de Palma y Cuatro Pesos de Propina —además del homenaje Adagio a Zitarrosa— se transformaron en discos. También se aventuró en el jazz rock junto a Beledo, llevó el rock a tres funciones agotadas con Hereford, abrazó el mundo tropical de la mano de La Decana y, por supuesto, mantuvo sus históricas Galas de tango.

García explica que el encuentro con la murga representa un desafío inédito. “Nunca habíamos trabajado con un coro murguero; sí hubo alguna cita u obra puntual, pero no un trabajo directo con este género. Es una tradición nuestra, profundamente arraigada, y presentarla en este contexto abre un territorio nuevo”, dice. Y enseguida ubica el proyecto en una línea más amplia: la larga tradición de las orquestas sinfónicas trabajando junto a coros, un camino que se remonta a Bach. “Cuando me paro frente a la orquesta lo pienso así: es el trabajo de orquesta con coro, y en eso hay siglos de historia”.

Recital Adagio a Zitarrosa
Martín García dirige a la Orquesta Filarmónica de Montevideo. Foto: Archivo El País.
Juan Manuel Ramos/Archivo El Pais

Lombardo, por su parte, asegura que el espectáculo carga con un sentido “circular”. Es que, recuerda, en el siglo pasado se hacían bailes de carnaval en el Solís. “Va a pasar algo similar a lo que te puede contar tu padre o tu abuela: el carnaval va a volver al Solís, y algunas generaciones pueden sentir esa sensación de un círculo que se cierra”, comenta.

La unión de la murga y el universo sinfónico será también una nueva conquista para Lombardo. Si bien la experiencia no es inédita —la Banda Sinfónica de Montevideo ya presentó un espectáculo con Agarrate Catalina que pasó por el Solís, el Antel Arena y el Teatro de Verano—, sí representa un paso más para un artista que ha dedicado su carrera a llevar la murga a nuevos escenarios. Lo hizo con Murga madre, la propuesta que creó con Pinocho Routin hace 20 años y que agota cada vez que vuelve al escenario, o cuando en el Solís —allá por 1991— juntó a Contrafarsa con Níquel para versionar “Vuela”, de Días de Blues.

Cuando se imaginan la noche del 11 de setiembre, García y Lombardo coinciden en una idea. “Queremos disfrutarlo como si fuera la única oportunidad”, dice el murguista. “Somos muchas personas con el mismo fin y queremos que la gente, de alguna manera, se vaya transformada a su casa”.

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