Dictadura, un show en un cine y Sui Generis preso: Nito Mestre relata su accidentada visita a Uruguay en 1975

Antes de su minigira uruguaya, el músico relata a El País la historia detrás de los shows en el Cine Princess que terminaron con Charly García y él presos a causa de una canción llamada "Botas locas".

Nito Mestre en la Sala Zitarrosa.
Nito Mestre: A 50 años del adiós.
Sala Zitarrosa.

El regreso de Nito Mestre a Uruguay para una minigira de tres ciudades coincide con un aniversario cargado de simbolismo. No solo celebra los 50 años del histórico Adiós Sui Generis —el espectáculo que llenó dos veces en un mismo día el Luna Park y luego se convirtió en disco y película—, sino que también revive un capítulo uruguayo de aquella historia junto a Charly García.

Ese episodio ocurrió en agosto de 1975, apenas un mes antes de los conciertos de despedida en Buenos Aires. Sui Generis venía de publicar Pequeñas anécdotas sobre las instituciones (1974), su tercer disco, que marcó un giro hacia el rock progresivo con influencias de Pink Floyd, Genesis, Emerson, Lake & Palmer y Yes. En ese contexto, y ya en la recta final antes de separarse, el dúo dio su última presentación en Uruguay.

El escenario no fue un teatro tradicional, sino el Cine Princess, en la esquina de Rivera y Joaquín Requena, donde hoy funciona el Centro Cristiano de Cordón. En diálogo con El País, Mestre admite que no recuerda la fecha exacta del concierto, aunque asegura que el plan era tocar allí durante tres noches. Sabe algo: fue antes del 10 de agosto.

La cartelera de El País no anunciaba la visita de Sui Generis, pero sí las películas que se proyectaban en esos días: Barrio chino, de Roman Polanski, y el policial Testimonio mortal. Entre esas funciones, el dúo argentino subió a un escenario que, sin saberlo, sería testigo de una de sus anécdotas más tensas.

Entre el público estaba Fernando Peláez, hoy autor de libros clave sobre música uruguaya como De las cuevas al Solís y Rada. En aquel momento era estudiante del Dámaso y asistió al recital junto a un compañero. “Teníamos un grupo de amigos que había dejado un poco de lado el rock clásico para meternos en la onda del rock sinfónico y el jazz rock. Con esa transformación que había tenido Sui Generis en Pequeñas anécdotas…, se caía de maduro que íbamos a ir”, recuerda.

Peláez admite que conserva pocos detalles, pero sí la extrañeza de ver a un grupo que arrasaba en ambas orillas del Río de la Plata tocando en un cine. Evoca con nitidez la escena final: “Cuando terminó la función, mi amigo, que era muy desinhibido, se mandó al escenario y le preguntó a Charly por sus instrumentos. ‘Este es el mellotron, este el minimoog’, le contaba, y conversaron unos minutos de lo más bien. Cuando salimos, afuera había una cola enorme esperando la segunda función”.

“En ese momento nosotros no habíamos entrado en dictadura, pero ya estaba la Triple A y era todo un matete”, cuenta Mestre a El País. Para entender el clima, basta recordar que antes de publicar Pequeñas anécdotas… tuvieron que modificar las letras de “Instituciones”, “Las increíbles aventuras del Sr. Tijeras” y “Para quién canto yo entonces”. Además, sacaron del disco “Juan Represión” y “Botas locas” —dos canciones de ácida ironía—, que reemplazaron por “Tango en segunda” y “Tema de Natalio”.

Aunque no quedaron en el álbum, ambas seguían en los recitales. Y fue una de esas, “Botas locas”, la que les trajo problemas. Detrás de su melodía amable, casi de fogón, se escondía una letra directa, inspirada en la época en que García cumplió el servicio militar obligatorio: "Ellos decían guerra, yo decía 'no, gracias', / Amar a la patria nos exigieron, / Si ellos son la patria, yo soy extranjero".

En Uruguay, la dictadura llevaba dos años y 1975 había sido declarado “El año de la Orientalidad”. La tensión se sentía en el aire, y el movimiento del rock local —que había sido furor hasta inicios de 1973— se había apagado. Ajenos a ese contexto, los argentinos —ya convertidos en cuarteto con Rinaldo Raffanelli en bajo y Juan Rodríguez en batería— mantuvieron el repertorio que acostumbraban en su país. Y eso, claro, incluía a “Botas locas”.

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Sui Generis en 1975.
Foto: Gentileza Nito Mestre.

Al día siguiente de su debut en el Cine Princess, los músicos fueron sorprendidos en el hotel de Plaza Cagancha. “Era de tardecita y estábamos preparándonos para ir al segundo show. Cuando salimos vimos que nos esperaban dos camionetas”, relata Mestre. “Nos vendaron los ojos y nos llevaron en cana. No sabíamos qué pasaba y teníamos que estar con los brazos alzados porque, si los bajábamos, nos daban un palazo en la espalda. Les dijimos que queríamos llamar al consulado y los tipos se cagaban de risa”.

En No digas nada, escrito por el argentino Sergio Marchi, Raffanelli —fallecido en 2021— brindaba más detalles de aquel episodio: “Fueron presos hasta los equipos. Después nos hicieron declarar a todos por separado”, contó.

Nito revela que unas horas más tarde supieron el motivo: “Vino un tipo y nos dijo que teníamos que hablar sobre un tema llamado ‘Botas locas’ y preguntó quién la había escrito. Olfateando que la cosa venía por un lado heavy, cuando a Charly le pidieron que escribiera la letra cambió el ‘Si ellos son la patria, yo soy extranjero’ por ‘Si ellos son la patria, yo me juego entero’”.

La estrategia funcionó: nadie había grabado el concierto, así que no había evidencia. Les quitaron las vendas, pero igual pasaron la noche en un calabozo y nadie tocó en el Princess. “Después nos enteramos de que todo pasó porque una chica había ido al show con su padre, que era militar, y, por supuesto, le cayó como el culo que cantáramos ese tema”, dice.

Nito Mestre.
Nito Mestre.
Foto: Difusión.

En la tercera y última noche, Sui Generis tuvo revancha, aunque con cambios. “Curiosamente, tuvimos a dos tipos que estaban cerca de nosotros mirando el show y no eran de nuestro plantel. Así que imagínate… ¡éramos dos carmelitas cantando!”, recuerda entre carcajadas. Esa noche, claro, no se escucharon “Botas locas” ni “Confesiones de invierno”, la canción que incluye el verso “la fianza la pagó un amigo, las heridas son del oficial”.

El cierre de aquella accidentada travesía montevideana dejó otra escena clave en la etapa final del dúo. Nito relata que durante el viaje de vuelta a Buenos Aires en el histórico Vapor de la Carrera, una charla con su compañero definió su futuro musical. “Íbamos en el camarote, y como ya sabíamos que se venía el Adiós Sui Generis y que el grupo no daba para más, empezamos a charlar sobre qué iba a hacer cada uno”, cuenta. “Charly me dijo que quería hacer una banda donde hubiera importancia instrumental, y me habló de una historieta llamada García y la Máquina de Hacer Pájaros, que al final iba a ser el nombre del grupo”.

“Yo le dije que lo que quería era hacer una banda de folk rock con muchas voces”, añade, en referencia a lo que luego sería Los Desconocidos de Siempre. Mientras el Vapor de la Carrera cruzaba el Río de la Plata, quienes habían sido compañeros de liceo y luego líderes de Sui Generis proponían nombres para cada formación. Charly le aseguró que podía contar con María Rosa Yorio, su pareja por entonces y parte del reciente proyecto PorSuiGieco.

“Después nos tuvimos que organizar, porque los dos queríamos trabajar con dos músicos que habían sido parte de la banda de León Gieco: el baterista Oscar Moro y el bajista Alfredo Toth. Al final, Charly se quedó con Moro y yo con Toth, y ahí empecé a darle forma a Los Desconocidos de Siempre”.

Fue con ese grupo que Mestre volvió a Montevideo en 1977. Era la presentación del álbum debut del proyecto, que incluía clásicos como "Fabricante de mentiras", "Y las aves vuelan" y "Mientras no tenga miedo de hablar". Si bien no recuerda el teatro en el que actuó, le revela a El País que vivió una situación similar a la de dos años antes en el Cine Princess. "En el show canté 'La mamá de Jimmy', que la habíamos grabado con PorSuiGieco, y seguí el show como si nada hubiese pasado... pero evidentemente molestó a alguien", cuenta.

“Cuando terminé de tocar, volví al camarín y vi a un joven, de saco y corbata, esperándome. Le pregunté cómo había entrado y me respondió educadamente que quería hacerme unas consultas sobre la letra de la canción. Me acordé de lo que había pasado y le encontré la vuelta. Le dije: ‘Mirá, me están esperando para saludarme. No tengo tiempo’. Entonces me dejó una tarjeta para ir al día siguiente. Era de la SIDE de Uruguay”, comenta, en referencia al Servicio de Inteligencia y Enlace (SIE) de la dictadura.

Para salir del paso, aseguró que a las 11.00 del día siguiente estaría allí. Apenas se fue el oficial, buscó a su mánager. “Le pedí que me sacara un boleto de micro hacia Buenos Aires por tierra. Me fui y no quise volver hasta 1981, cuando hicimos el reencuentro de Sui Generis en el Estadio Franzini”.

Aquel show, un regreso histórico del grupo, marcó un capítulo clave en la relación de Mestre con Uruguay, donde dos años después grabaría un disco en vivo en el Cine Plaza. Ahora, con los shows programados hoy en la Sala Zitarrosa (entradas agotadas), mañana en Pueblo Narakán de Punta del Este y el sábado en el Teatro Macció de San José, el artista sumará un nuevo capítulo a esta historia.

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