Con Paul McCartney: la última vez que la música lo hizo llorar, los Beatles y el mundo cuando suena "Hey Jude"

Paul McCartney se presenta en Uruguay. Antes, una conversación exclusiva en la que revela su filosofía de vida y habla de su padre, las canciones que aún no publicó y que podrían ser de los Beatles y hasta del miedo que le causa Donald Trump.

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Paul McCartney en vivo en la gira "Got Back Tour" que lo trae de vuelta a Montevideo.
Foto: MPL Communications Ltd / MJ Kim.

Paul McCartney está comiendo. Son las tres de la tarde en Los Ángeles y mientras lo escucho masticar las respuestas, empiezo a sospechar que estoy interrumpiendo la hora del almuerzo. Un minuto después se ahoga, se disculpa, pide un poco de agua, dice: “¿Sabés por qué pasó eso? Por estar comiendo un chocolate. Y no debería hacerlo mientras hago una entrevista, ¿no? Debería ser más profesional”.

A miles de kilómetros de distancia, en otra ciudad, sentada en el piso de moquete de una habitación y frente a la pantalla de un celular por la que corre un número desconocido, balbuceo algún comentario pero no sé qué contesto. Paul McCartney, el músico vivo más importante y uno de los más grandes de todos los tiempos, atiende a El País en medio de un descanso de los ensayos para la gira que lo traerá una vez más a Uruguay.

McCartney, 82 años, el hombre que redefinió la música y algo parecido a un dios, todavía ensaya, se exige, piensa que “debería ser más profesional”. Se toma todo muy en serio. Dice: “Por favor, mandale besos y abrazos a toda la gente de Uruguay de parte de los que hacemos la gira. Estoy deseando ir. Los vemos pronto por allá”.

Si hay que promocionar el concierto, que será el martes 1 de octubre en el Estadio Centenario, McCartney no delega. La vida, dice, debería ser como lo que pasa en sus shows: la gente junta, cantando unida, como si no hubiera problemas ni discusiones y como si verdaderamente pudiéramos convencernos de que no hay diferencias, de que todos somos lo mismo, de que algo mejor es posible.

Cuarenta y ocho horas antes de esta entrevista, su publicista Stuart Bell me escribió: “Paul is such a dude”. O en traducción rioplatense: “Paul es un tipazo”.

Entonces, ya en la entrevista, Paul se atora con su chocolate, se disculpa, habla sobre la magia de la música, y al final le dice “Adiós, amiga” a la niña que tenía ocho, nueve años la vez que descubrió un casete de los Beatles en su casa, lo colocó en el equipo de audio con la delicadeza de un ritual, escuchó “Michelle” y por primera vez lloró rendida ante el inexplicable poder de una canción.

The Beatles. Foto: archivo.

McCartney asegura que emociones de ese estilo son las que, a esta altura, lo hacen seguir de gira. En 2023 tocó en Australia y México, y en diciembre dio nueve conciertos en Brasil, donde cerró en el mismo Maracaná en el que batió récord en 1991 al reunir a 184 mil personas. “La cosa es que miras al público y ves a los abuelos, luego a los padres, y luego ves a sus hijos, y luego a los hijos de sus hijos. Así que es increíble, hay como una, dos, tres, cuatro, tal vez cinco generaciones que vienen al show”, dice. “Y en un momento, como cuando hacemos ‘Hey Jude’, todos se unen. Y es hermoso, ¿sabes? Es como debería ser la vida, en lugar de que la gente se esté peleando o estén discutiendo. Es estar todos en el mismo lugar, haciendo lo mismo, con alegría. Y eso es muy especial para mí”.

En el Maracaná, en 2023, los fanáticos organizaron dos acciones. Para una, repartieron globos que hubo que inflar, levantar e iluminar durante “Ob-La-Di Ob-La-Da”, lo que convirtió el estadio en un campo florido de lucecitas de colores (nunca un instante se sintió tan feliz). Para otra, entregaron hojas en blanco con las sílabas “nana” impresas en negro, que se levantaron de manera uniforme durante el coro de “Hey Jude”. Mientras casi 80 mil personas lo entonaban, McCartney soltó: “Saben, amo ese sonido”.

Ahora, ese coro sonará en el Estadio Centenario, donde McCartney tocará por tercera vez. Debutó en 2012, repitió en 2014 y volverá el 1º de octubre con un repertorio de tres horas que abarca toda una vida: Beatles, Wings, su carrera solista, un pedazo de la música esencial del siglo XX (quedan entradas en AccesoYa).

Dice que quería girar en 2024 pero prefería no volver a Estados Unidos, donde había estado en 2022. Y que cuando le nombraron Sudamérica y en concreto Uruguay, aceptó en el momento. Abrirá esta pata del Got Back Tour en Montevideo y después, como desde hace 60 años, seguirá girando.

Porque eso es lo que hace Paul McCartney. Tocar, ver a la gente emocionarse, convivir con el legado, insistir. De eso, parte de su charla con El País.

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Paul McCartney en vivo en México, en 2023.
Foto: MJ KIM

—¿Recordás el momento en que sentiste que te enamoraste de la música?
—Mi papá solía tocar el piano en casa. Era un pianista amateur, y esa fue la primera música que escuché que me gustó, porque era bastante bueno tocando el piano. Él no lo creía, pero yo pensaba que era muy bueno, así que mi primera música vino de él, de simplemente escucharlo. Era un niño, me tiraba en el suelo y él tocaba. Y lo otro fue la radio. Me encantaba, escuchaba todo tipo de música muy diferente. Pero no había nada de rock and roll cuando era niño, eso vino después. ¿Te puedes imaginar un mundo sin rock and roll?

—En absoluto.
—¿Verdad? Pero era así. Y tengo esta suerte de que escucho cosas y las absorbo como una esponja. Algo entra y realmente se queda conmigo. Pero recuerdo escuchar en la radio la canción “Bésame mucho” (de Consuelito Velázquez y que grabó en 1962 con los Beatles). ¿La conoces?

—Por supuesto.
—Bueno, empieza en un tono menor, la melodía está en un tono menor, y de repente a mitad de la canción pasa a un tono mayor, y me pareció tan emocionante escuchar cómo eso ocurría. La mayoría de la gente ni siquiera lo habrá notado, pero yo sabía que algo había pasado. Y no supe qué era hasta mucho después, cuando entendí sobre guitarras, acordes y tonos y cosas en el piano. Me di cuenta de que era como un Sol menor, Sol menor, Sol menor, y de repente (lo canta), ¡Sol mayooor!, y eso era como la felicidad. Esas cositas se me quedan, incluso de mi niñez, y esas son las cosas que me fascinan de la música.

—¿Y recordás la última vez que lloraste por una canción?
—Sí, qué curioso que lo preguntes. Era amigo de Jimmy Buffett (músico); no lo conocía de hace mucho, pero nos hicimos amigos durante los últimos años. Y cuando murió, su esposa estaba organizando un concierto tributo en el Hollywood Bowl en Los Ángeles, y había muchos músicos muy buenos, y estaba Eagles que era como el número principal, y me pidieron que participara de alguna manera. Porque estuve con Jimmy unos días antes de que muriera, y él estaba en cama, solo le quedaban dos días de vida, y su esposa y mi esposa me pidieron que tocara un par de canciones para él. Wow, eso fue difícil... Porque estar mano a mano cantando para alguien siempre es medio difícil. Pero sabiendo que Jimmy estaba muriendo, me fue muy difícil cantar. Así que canté “Blackbird” llorando todo el tiempo, y miré a mi esposa a ver si ella podía ayudarme, y era un mar de lágrimas, y miré a la esposa de Jimmy y estaba igual. Y la última canción que le toqué, que la toqué en la guitarra, fue “Let It Be”. Así que cuando me pidieron que fuera al concierto, llegué al ensayo, estaba parado al costado del escenario, los Eagles estaban tocando “Take It to the Limit”, estaba cantando Vince Gill que tiene una voz preciosa. Y me paré ahí y me puse a llorar. Así que esa fue la última vez que la música me hizo llorar.

—Esta pregunta es de mi colega, Rodrigo Guerra, y viene al caso. Tu canción “Confidante” está dedicada a tu guitarra, que ha sido tu confidente desde tu adolescencia. Ahora, a los 82, ¿cómo definirías el apoyo emocional que te ha dado la música en los momentos más difíciles?
—Si intentas analizar la música, te das cuenta de que son solo frecuencias, que no hay nada más que frecuencias, notas que se acomodan, pero algo mágico sucede cuando se juntan de una manera hermosa. Entonces cualquier buena música, sea clásica, sea rock and roll, sean viejos standars o música sudamericana, tiene una forma de afectarte. Hace poco, por ejemplo, supe de la muerte de Sérgio Mendes y estuve escuchando un montón de su música en mi Spotify. Es que escuchar buena música siempre alivia mi alma. Ese es el poder de la música, incluso si científicamente hablando no es más que una colección de frecuencias. Y somos los únicos en el reino animal que podemos hacerlo. Las ballenas hacen sonidos, pero solo los humanos componemos canciones. Eso también es mágico.

—Los Beatles fueron ciertamente algo mágico. El año pasado se publicó el tema “Now and Then”, y hay cuatro biopics de la banda en camino. Es como si fueran una caja sin fin, que nunca deja de sorprendernos. A lo largo de los años, ¿has redescubierto algo sobre lo que han hecho?
—Creo que una vez que los Beatles terminaron y cada uno hizo sus cosas, con los años aprendí a apreciar más lo que hicimos. Si ahora escucho una canción de John o de George, pienso, “wow, esto es tan inteligente, tan genial, tan hermoso”. Creo que mi apreciación sobre todo lo que hicieron los Beatles ha crecido porque lo miro desde lejos. En el momento estaba adentro, no había tiempo para reflexionar. Solo estás ahí: compones, trabajas, tocas, grabas, haces. Pero cuando te alejas, es distinto. Ahora soy como un fan de John Lennon, George Harrison y Ringo Starr. Escucho su trabajo y pienso, “Dios, esto es increíble”. Así que ahora soy el mayor fanático de los Beatles en el mundo.

—Muchas personas adoptan “let it be” como filosofía de vida. ¿Cuál es la tuya?
—Creo que ser fiel a uno mismo. Es algo que Shakespeare dijo alguna vez (en Hamlet): “To thine own self, be true”. Sé fiel a ti mismo. Lo estudié en la escuela y siempre pensé que era una gran enseñanza. Así que esa ha sido mi filosofía: intentar ser verdadero, ser sincero conmigo mismo. Si hay algo que no me gusta, si hago una pieza musical que realmente no me convence, debo admitirlo. Cuando salimos de gira, eso es un buen ejemplo, porque somos como 100 personas trabajando y nos llevamos muy bien, como una familia. Así que, aunque estemos trabajando, seguimos pasando un buen rato. Y eso se extiende a la vida, a todas las cosas. Intento ser amable y sincero.

—¿De qué te sentís más orgulloso?
—De mi familia, mis hijos.

—¿Hay algo del futuro que te asuste?
—Donald Trump. Es un tipo aterrador. Es una locura porque solo está ahí porque era popular en televisión. ¡Es un tipo de la tele! No me gusta, de hecho, realmente me desagrada. Sí, creo que es aterrador. Pero con suerte no ganará (las elecciones en EEUU). Y si eso es cierto, tal vez simplemente desaparezca, lo cual sería maravilloso.

—¿Crees que ya escribiste tu mejor canción?
—Probablemente. Tengo mucha suerte de haber escrito algunas canciones que creo que son… buenas. Muchos artistas, bailarines, pintores, actores, a menudo hacen su mejor trabajo cuando son jóvenes. Así que creo que probablemente ya escribí mis mejores temas, pero eso no me hace dejar de intentarlo. Hacer canciones para mí es como un pasatiempo, y lo haría aún si no fuera profesional. Y tengo canciones nuevas y creo que hay una o dos que son realmente buenas y creo que podrían ser de los Beatles. No me corresponde a mí juzgarlo, pero, ¿quién sabe?

—Entonces, si las canciones hubieran sido solo un hobby, ¿qué habrías hecho?
—Sería maestro. Esa era mi profesión ideal.

Qué esperar del show en Uruguay y dónde comprar entradas

El regreso de Paul McCartney a Uruguay se enmarca en la gira Got Back Tour, que se lanzó en 2022 en Estados Unidos y que, tras pasar en 2023 por México y Brasil, iniciará su nuevo tramo latinoamericano en Montevideo.

La cita será el martes 1° de octubre a las 21.00 en el Estadio Centenario, con el escenario ubicado sobre la Tribuna América y varios sectores ya agotados; según cifras de la productora local (AM), ya se vendió al menos el 85 % de las entradas. Quedan lugares en el campo de pie, el tercer anillo de la Olímpica y en las cabeceras, y tras una reciente visita del equipo de “Macca” al Estadio se habilitaron nuevas localidades en el sector Platea. Se consiguen, como el resto, en Acceso Ya; los precios van a partir de $ 3.300.

El beatle llegará con la banda que lo acompaña hace casi 25 años (Rusty Anderson, Paul “Wix” Wickens, Brian Ray y Abe Laboriel, Jr.) y tendrá como novedad la inclusión de los Hot City Horns, que tendrán un rol clave en joyas como “Got to Get You Into My Life”, “Letting Go” y “Come On To Me”.

El espectáculo tendrá momentos íntimos y acústicos, otros con McCartney al piano —como en “Hey Jude” y “Let It Be”— y la infaltable y extraordinaria sección pirotécnica de la mano de “Live and Let Die”. El show ronda las tres horas de duración y es un equilibrio entre la obra de los Beatles, la de Wings y la solista.

"Tres conejos" y un paseo: los días de McCartney en Uruguay

Más allá de la música, las dos visitas de Paul McCartney a Uruguay dejaron algunas postales pintorescas. Relajado, el músico firmó autógrafos en el aeropuerto, salió a pasear en bicicleta por la rambla, y en el concierto de 2014, además, se atrevió a modificar el setlist para tocar “One After 909” ante la insistencia desesperada de un fan al que incluso llegó a mencionar en entrevistas posteriores.

De cara a una nueva vuelta (se espera que ensaye en Montevideo el 30), McCartney no menciona ningún recuerdo específico, pero dice: “Me gusta salir en bicicleta si es posible y recorrer la ciudad, echar un pequeño vistazo. Porque la gente me dice: ‘¿has estado en Uruguay?’ y yo digo ‘sí, fue genial’, todo eso. ‘¿Y cómo es?’. Y a veces solo me bajo del avión, hago el show y vuelvo a subir al avión, y no tengo mucho que contar. Pero con un paseo ves un poco los parques, las zonas hermosas de la ciudad, y un poco de aire fresco siempre es bueno”.

¿Qué puede decir en español? McCartney se ríe y repite una frase infantil que ya es un clásico suyo: “Tres conejos en un árbol”.

Gira, disco y película en el futuro de "Macca"

“Soy muy afortunado, siempre tengo nuevos proyectos”, dice Paul McCartney a El País cuando se le pregunta por lo que está por venir.

Lo primero, claro, es esta gira. Arranca en Uruguay y luego sigue por Buenos Aires, Santiago de Chile, San Pablo, Florianópolis, Córdoba, Lima, Bogotá, San José de Costa Rica, Monterrey y Ciudad de México, donde cerrará el 17 de noviembre. Su agenda de conciertos no termina ahí: en diciembre tocará en París, Madrid, Manchester y Londres. Pero hay más. “Este último año he estado grabando canciones nuevas, y tengo un montón que probablemente lanzaré el próximo año, así que estoy emocionado por eso, pero como estoy de gira todavía no pude terminar de mezclarlas y eso”, adelanta. Dice que hay una o dos que podrían haber sido de los Beatles; hasta ahora, su último disco de estudio es McCartney III de 2020, seguido de la versión “reimaginada” llena de colaboradores que estrenó un año después.

“Y también estoy involucrado en un proyecto de animación que se está haciendo en París, y estoy trabajando en la música para eso. Y ya quiero grabar, pero hay que esperar a ver quiénes serán los actores”, dice sobre High in the Clouds, película que dirigirá Toby Genkel basada en el libro infantil homónimo del propio Macca.

Y, claro, dio el visto bueno a las cuatro biopics que hará Sam Mendes sobre los Beatles. Llegarán 2027.

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