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El músico del momento y su banda de nombre raro y llena de amigos llega a la sala Hugo Balzo

Diego Cotelo tiene varios proyectos musicales pero el más propio es Bolsa de Naylon en la Rama de un Árbol que se presenta este jueves en el Auditorio Adela Reta

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Diego Cotelo y Bolsa de naylon en la rama de un árbol

Fue, para muchos, una revelación cuando acompañó a Fernando Cabrera en el Solís. Es que lo que hizo Diego Cotelo esa noche fue de un grado de belleza, compromiso y talento que era imposible no encantarse.

Para otros no fue tan sorpresivo: Cotelo no solo ya había tocado con Cabrera sino que viene desarrollando una carrera musical destacada. Lo hace en varios proyectos propios (de los que Bolsa de Naylon en la Rama de un Árbol es el más propio) y ajenos como el argentino Perota Chingó, del que fue integrante y ahora es invitado.

Bolsa de Naylon en la Rama de un Árbol (de aquí en más, Bolsa) se muestra este jueves en la sala Hugo Balzo del Auditorio Adela Reta; hay entradas en Tickantel. Es para presentar Todo, su último disco, un trabajo lleno de perfumes, libertad y experimentación. Lo suyo es música instrumental de ritmos y tonalidades cambiantes incluso en un misma canción.

La banda está integrada por Elena Ciavaglia (voz y teclados), Juanma Cayota (batería y voz), Juan Chilindrón (bajo), Inés Agosto (saxo alto y barítono), Emiliano Pereira (clarinete y saxo soprano). Y Cotelo, claro, que charló con El País.

Le ahorro un click: es el hijo de los periodistas Emiliano Cotelo y Alexandra Morgan.

-¿Sintió el impacto que generó en el público con Cabrera?

-No. Y por dos grandes razones. La primera es que hace ya un tiempo que estoy tocando con él y por más de que para mí es un sueño en vida (literalmente: lo soñé hace muchos años), ya habíamos estado frente a mucho público. Y la otra es que acababa de llegar de una gira muy agotadora, con otro grupo, y mi cansancio mataba todas las otras sensaciones. Todo terminó siendo onírico, sí, pero también confuso y estuve repoco consciente del público. Había mucho que me tenía ocupado y atento y me enteré al final cuando la gente me aplaudió muy fuerte.

-¿En cuántos proyectos está?

-La respuesta sería en demasiados. De chico tuve un no diagnosticado déficit atencional, entonces soy como inquieto y eso me ha llevado a querer tocar muchos instrumentos y estar en muchos proyectos. Y a eso se suma la necesidad laboral del músico, porque un solo proyecto no te sostiene un alquiler. Entre esas dos cosas intento negociar el disfrute que me da hacer distintas músicas con distintas personas y habitar distintos roles. Me gusta mucho ser acompañante, ser director y los puntos híbridos que hay en las bandas en las que sos un poquito de todo eso. Así que en una situación ideal, estoy en varios proyectos en los que hago todas esas cosas distintas y no muero en el intento.

Esos proyectos de Cotelo incluyen, además de Perota Chingó y Cabrera como músico contratado, el interesante dúo Caramelos de la Nada con Annie Ruiz, en los que hace arreglos “drásticos” de canciones del repertorio rioplatense.

-Y Bolsa, claro...

-Ahí son casi todos temas míos y hay una mirada desconstructiva, iconoclasta, metamoderna, resignificadora, para la que Bolsa tiene toda la máquina pronta. Es un ensamble muy poderoso acostumbrado a tocar bajo exigencia. Hay una sensación de equipo muy linda en la que todos estamos muy motivados porque el instrumentista individual de cada uno está exigido. Ensayamos todas las semanas hace seis años y eso se nota. Allí vivo, además, una situación privilegiadísima: es un espacio donde tengo libertad absoluta. Tienen una generosidad increíble, me dicen que sí a todo.

-Son una suerte de colectivo de amigos.

-Es una sensación de comunidad maravillosa que hace, además, que tocar sea un placer. Tiene una cualidad energética que me sorprende.

-¿Qué hay en el abarcativo título del disco, Todo?

-Ese “todo” tiene muchas posibilidades. Puede ser todo lo que es, lo que fue, lo que ha sido hasta ahora para mí y para el grupo. En este disco hay una tendencia que llamo “autófagocitante” que es medio permanente en Bolsa; siempre en lo nuevo hay un una expansión de horizontes, y además ir hacia lugares a los que no fuimos todavía y a su vez tomar de lo que hicimos hasta ahora para ir generando un universo cada vez más grande. Y cuanto más grande es, los saltos son más abruptos, más inconexos, porque no podríamos hacer un disco exponencialmente más largo. No me interesa lo lineal, así que no tengo problemas en que haya saltos y yutaposiciones. Esas cosas me gustan porque las veo representativas de los estados mentales actuales.

-¿Cómo funciona todo eso en un show como el de la Balzo?

-Después de un show, (la cantautora) Patricia Tunes me dijo: “Gracias, nos hizo muy bien”. Y pensé que eso era nuevo en Bolsa. Me hizo ver una cualidad “sanadora ritualesca” en nuestros conciertos que a mí me gusta mucho.

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