Como si se tratara de un juego de mesa en el que hay que ir conquistando territorios, así es el avance de Mateo Sujatovich en Montevideo. Con su proyecto, Conociendo Rusia, “el Ruso” ya se presentó en La Trastienda, el Teatro de Verano, el Auditorio Nacional del Sodre, el Antel Arena, la Rural del Prado en el Cosquín Rock. Ahora va por un nuevo suelo: el del Velódromo Municipal, que en su carpa, Sitio, recibirá el próximo sábado al festival Buena Vibra. Conociendo Rusia es la elegante cabeza de una grilla que funciona como una foto de parte de la música del Río de la Plata hoy.
Eso da cuenta de la expansión que, en apenas siete años, ha tenido la aventura musical de Sujatovich, cantante, guitarrista y compositor que tomó la posta del rock argentino clásico y la infundió de aire nuevo. Su presente se cuenta en premios, discos de alto impacto y grandes escenarios, pero no se reduce a eso. A mitad de año, pasó dos meses girando por España como telonero de Leiva, haciendo un ejercicio de reinicio, exponiéndose a un público nuevo y entrenando el músculo musical de la seducción.
“La invitación de Leiva llegó un día como diciéndome: ‘yo sé que tu música acá puede tener lugar, y mi modo de aportar en lo tuyo es invitándote a abrir mi gira’. Así que estoy siguiendo el consejo de un amigo y la intuición de que ese puede ser un modo de acercarme a los españoles y a las españolas de una forma más local”, dice una tarde de fines de agosto en charla con El País, en paso fugaz por Buenos Aires, a punto de volver a cruzar el Atlántico para completar una serie de shows “colgaditos” con Leiva.
El resto de su año será regional: el sábado viene a Uruguay a compartir festival con Louta, Silvestre y la Naranja, Dostrescinco, Agustina Giovio y Malapraxxis; el 25 de octubre hace un Movistar Arena en Buenos Aires y luego tiene fechas en Córdoba, Rosario, Junín, Bahía Blanca, Tandil, Mar del Plata y La Plata. Todo eso con el coletazo de Jet Love, el disco que lanzó el año pasado, y los ya clásicos que habitan en La dirección, Cabildo y Juramento y su debut homónimo de 2018.
El festival Buena Vibra llena de música a Montevideo
El próximo sábado, desde las 16.00, la segunda edición local del festival argentino Buena Vibra llegará a Sitio, la carpa que funciona en el Velódromo y que este año recibirá a tres artistas argentinos y tres uruguayos. De Argentina vendrán Conociendo Rusia, además de la banda de rock bonaerense Silvestre y la Naranja y del pop experimental de Louta (Jaime Martín James), uno de los artistas más originales de su generación.
De Uruguay se sumarán los Dostrescinco, reconocido grupo de hip hop y funk en constante reinvención; la cantante pop rock Agus Giovio, quien este año participó de Tu cara me suena de Canal 12, y la novedosa rapera Malapraxxis, cuya presencia en el line-up fue la última en revelarse.
Las entradas para el festival Buena Vibra se consiguen a través de Redtickets. Hay varias tandas agotadas y la actual cuesta $ 2.590. Además, hay una promoción grupal llamada 5x3, que permite comprar cinco entradas a $ 1.590 cada una.
Sujatovich está en una suerte de año sabático de disco. “No hay una línea muy clara ni grandes objetivos en este momento, pero sí tengo canciones que en algún momento van a tomar ese rumbo”, dice. Todo lo que compone termina así: en un álbum que rápidamente encuentra su público, en un desarrollo que de a poco lo consolida entre nombres importantes.
Pero este período de ostracismo se convirtió, sin querer, en temporada de cosecha colectiva. Recibió y aceptó invitaciones de Miranda!, Turf, Mon Laferte e Indios, y además se estrenaron las canciones que, en 2024, escribió con Nathy Peluso y Jorge Drexler.
“Se me juntó el ganado mal”, dice. “Pero fue un año en que me pude permitir dejar reposar nuevas escrituras que van tomando forma y dando lugar a un futuro, que por ahora es incierto”.
Cómo fue trabajar con Drexler y lo mejor de los festivales
Sujatovich y Drexler se conocieron hace años en un Lollapalooza argentino. Construyeron un vínculo que los llevó, en 2024, a juntarse a escribir una canción. Bajo el sol de España, confeccionaron “Desastres fabulosos”, una pieza de buen gusto que encaja en la tradición de melodías pop argentinas y la poética de la cantautoría uruguaya, aunque es inevitablemente iberoamericana.
“Jorge es un tipo espectacular, un artista increíble, un gran amigo”, dice Sujatovich. “Escribir con él fue muy especial y también fue un regalo que me di a mí mismo. Componer con él fue siempre un deseo, y por suerte le gusta lo que compongo yo. Hay algo muy enriquecedor en escribir con otro. Tenés que darle seguridad para que pueda sentirse cómodo y tirar, porque hay que hacerlo. Y eso, en este caso, lo estás haciendo con un número uno, pero un número uno, mal. Fue muy lindo verlo hacer, verlo escribir, verlo procesar. Y compartirlo”.
Los festivales, como el Buena Vibra que ahora lo trae a Uruguay, permiten encuentros como aquel que vivió con Drexler y que un día decantó en canción. Pero también permiten otras cosas: el contacto directo con la alegría y, como músico, la posibilidad —y la exigencia— de lanzar, a fuego fuerte, toda la carne al asador.
“Hay una energía muy festiva, hay algo muy alegre en un montón de gente que se va a encontrar con sus amigos para ver bandas que le gustan o para pispear algún otro grupo. Como que hay algo superlindo de la energía que se maneja. Y de este lado tocás para gente que te conoce y para gente que no te conoce, lo que también está muy bueno”.
Todo eso —las colaboraciones, el disfrutar lo colectivo, aceptar la invitación de los amigos, el intercambio, la gira con Leiva— se ligan, de alguna manera, con aquello que contaba en las entrevistas tras la salida de Jet Love. En 2024 dijo a El País: “Aprendí a manejar el timing de por dónde quiero que vaya el proyecto: cuánto voy a correr y cuánto a caminar”.
Ahora, dice: “En este momento en que hay que sacar música constantemente y sostener, y sostener, y no perder terreno, permitirse algo más del juego de sacar música con otros artistas y dejar que pase un poquito de tiempo, creo que es un privilegio. Este es un camino que cada uno va aprendiendo a transitar a su modo. A veces con más hambre, a veces con menos hambre, a veces con más ambición, a veces con ansiedad, a veces con tranquilidad. Y todo eso se va aprendiendo, va cambiando. Quiérase o no, Conociendo Rusia es un proyecto que tiene siete años, que no es tantísimo. Entonces, algo de la experiencia que fui adquiriendo en estos años va marcando huella y me va marcando a mí cómo quiero ir haciendo esto en cada momento, en cada etapa de la vida”. Sujatovich está descubriendo que de ir así, paso a paso, también se puede tratar este juego.
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