Fue a fin de año. Jorge Rodríguez estaba en sexto de escuela y había que llevar a clase un CD. Sus compañeros echaron mano a Belinda, Patito Feo, Erreway. Él se apareció con su mayor tesoro: una fresquísima adquisición de Néstor en Bloque, Mi único amor. Estaba convencido de que apenas diera play a su canción favorita, “Amigos en la distancia”, los demás iban a caer a sus pies. Pero nada ocurrió. No hubo nada en esa cumbia lenta que divirtiera o entusiasmara a los niños que lo rodeaban. Le dijeron “qué aburrido”, “sacá eso”, “qué ponés”. Jorge Rodríguez, que ya tenía un olfato insólito para la música tropical, quiso ponerse a llorar.
Poco después, “Una calle me separa” —de ese mismo álbum— convirtió a Néstor en Bloque en uno de los grandes éxitos de la cumbia argentina y Jorge, Jorgito, tuvo su revancha. Un par de años más tarde iba a tomarse un ómnibus desde el Cerro a Punta Gorda para ubicarse a un costado de la pista de Fabric, sin bailar, y ver en vivo a la banda que le inspiraría tantas cosas.
En otro par de años, siempre abrazado a su vocación, iba a convertirse en El Reja.
“Ser cantante fue lo único en lo que me sentí seguro en mi vida. Después yo soy inseguro para todo. Hoy estuve tres horas mirando la góndola del supermercado: ¿les gustará el hummus?, ¿llevo galletas?”, dice ahora, en su apartamento de Punta Carretas, sentado frente al banquete que nos preparó —zanahorias, hummus, palitos sabor jamón— y que ofrecerá muchas veces, aunque él no probará bocado. “Yo soy así, el rey de la inseguridad. Pero un día mi madre —me lo contó muchos años después— llamó a mi padre y le dijo: ‘Mirá, Jorgito no quiere otra cosa. Jorgito quiere ser cantante’. No había forma de convencerme”.
Se ríe porque anticipa los comentarios de esta nota ("¿Cómo es que ponen? ¿'Y todavía quiere ser cantante?'"). De eso, de reírse de sí mismo, El Reja hizo una marca. Cuando le pregunte qué cree que vio la gente en él, dirá: “Yo creo que lo que le gustó a la gente es lo que más me gusta de mí”.
Eso, su cosa favorita, es el estado permanente de alegría. El único territorio que habita El Reja, la línea que lo separa de Jorge Rodríguez, un hombre que sabe de tristezas.
Muchos artistas prefieren hablar de trayectoria porque ven, en el término “carrera”, algo depredador, mecánico. A El Reja (31) le calza perfecto: son 15 años de obsesiva persecución del hit, de ganar unas y perder otras, de seguir corriendo. Hace poco alguien le dijo una frase que recuerda más o menos: “No es el mejor, es el que aguante más y siga, y siga, y siga. Ese es el que gana la carrera, si hay una carrera. El que llega más lejos porque está hace años. Sea a mitad de tabla o en el puesto dos, tres, no sé. Pero el que está siempre. Yo no intento ser el mejor, ni loco. No soy el mejor. Pero que estoy en la vuelta molestando, estoy”.
Todo eso es lo que celebra hoy, 12 de setiembre, con gran despliegue en la Sala del Museo. El Reja tendrá su propia fiesta de 15 para conmemorar 15 años de camino y será, por un rato, una quinceañera tipo: se pondrá vestido, sonará el vals, habrá cotillón y exteriores con soundtrack de Avril Lavigne, globos y muchos invitados. La lista incluye desde Julio Ríos (su exsuegro y con quien grabó “Hace calor”) a los Tussiwarriors, con los que cosechó su último y más políticamente incorrecto suceso, “Verano maldito”. Quedan entradas en Redtickets.
El camino de El Reja: del Cerro a grabar con Ruben Rada
Los 15 años de El Reja —de la carrera de El Reja— se apoyan en un único disco de estudio, una importante cantidad de hits (nunca suficientes), el humor, el desamor y, quizás, 100 canciones. No sabe cuánto ha editado y mucho menos cuánto escribió. Sabe, sí, que a los 13 años armó una carpeta llena de indicaciones para un primer álbum: había letras, arte de tapa, nociones claras. Aprendía mucho de mirar Pasión de sábado. Se daba cuenta, dice, qué funcionaba y qué no, qué estaba hecho para el éxito comercial y qué para los fans de primera hora. Jura que podía reconocer a qué banda pertenecía cada productora solo por escuchar el sonido.
Lo ha contado muchas veces: trabajó en la empresa familiar y con la misma camioneta que repartía cocoa, iba a hacer sus primeros boliches. Cuando se compraba ropa, sentía culpa. Invertía en el proyecto musical todo el dinero que generaba. Insistía. No pasaba nada.
“Y un día mi viejo me dijo: ‘Mirá, Jorgito, esto es como cualquier negocio. Si vos estás en rojo hace dos años, es porque ese negocio no te estaba dando’. Mi padre era muy sincero. Nunca me hirió con las cosas que me dijo. Y nunca me tiró abajo con nada. Yo valoro mucho eso, porque es difícil no herir a alguien. Él te hablaba desde un lugar que no te daba el tiempo ni para ponerte mal, ni para victimizarte, ni nada. Y me dijo: ‘Le debés plata a tu hermano, me debes plata a mí’… Pero ese mismo año se me dio con una canción”.
En 2014, su padre fue asesinado en un robo en el estacionamiento del Géant.
En la canción “Cumbia en Miami”, El Reja canta: “Agradezco a papá por estar donde estoy, aunque él no me vio”.
En charla con El País, Jorge dice que lo tiene presente todo el tiempo, en las lindas y en las oscuras (ha hablado abiertamente de sus problemas de salud mental). Que le pide ayuda y lo piensa antes de salir al escenario, sí, pero también cuando la gente canta a todo pulmón alguna de sus canciones y él siente lo épico: “Pase lo que pase, me acuerdo de él”.
Si en su fiesta hiciera esa tradición de quinceañera de darle una velita a cada persona importante, la primera iría para su madre. La segunda, para su perro, que ya no está. Habría otras para los amigos de siempre. Y una para cada persona con la que grabó, aunque esa lista es interminable. ¿El último ingreso? Ruben Rada.
“Para los uruguayos, Rada se adueñó de nuestra vida. En Navidad y año nuevo mis padres ponían la tele. Y todos los temas de Rada eran la alegría de la casa”, dice. “Y después, de más grande, me fui enamorando de otras canciones, como ‘Quién va a cantar’ o ‘No me queda más tiempo’. Me acompañó durante toda mi vida. Yo crecí soñando algún día ser un 6 % de lo que ha sido Rada”.
Así, con ese deseo, El Reja y Diego Matturro escribieron “Fueguito”, una cumbia plagada de detalles cotidianos al mejor estilo “Amor de vago” de La T y la M y Malandro. Se la hicieron llegar, esperaron, creyeron. El día en que El Reja recibió un audio de Rada con su voz cantando el tema, se le llenaron los ojos de lágrimas. “Fue un logro soñado, impensado también. Cuando escuché la canción fui el más feliz del mundo”.
Para entender a qué suena El Reja —cumbia de impronta argentina, que ha transicionado de lo turro a lo pop, ligera y festiva, con un montón de guiños que van desde samples de Charly García al icónico “¡Correcto!” de Susana Giménez y referencias a Pericos o La Portuaria— hay que escuchar, por lo menos, estos éxitos: “Bonita”, “La noche es nuestra”, “Bésame”, “Siéntelo”, “Hasta los fiesteros se enamoran”, “La noche me vino a buscar”, “Verano maldito”, “Soltero hasta la tumba”, uno de los que cantó el 4 de setiembre en el Estadio Centenario, la noche en que Uruguay clasificó al próximo Mundial.
Está lejos de ser la foto completa.
¿Qué se aprende de hacer éxitos? ¿Cuál es la lección de haberla pegado tantas veces y, también, de haber pasado tres años seguidos sin encontrar la fórmula para volver a sonar en todas las radios y todos los autos y todas las pistas? O más bien, ¿qué aprendió El Reja que lo sostiene alto después de 15 años?
“Yo creo que como está todo hoy, tan efímero, lo que te puedo decir es que nunca alcanza nada”, dice. “Porque pasa todo muy rápido, las generaciones se van renovando y siempre sos alguien nuevo. Es muy difícil ser un clásico hoy. Yo no sé si va a haber clásicos ahora: es todo muy efímero, muy rápido, muy cansador. Entonces, lo que aprendí es que nunca te podés tirar a descansar ni podés quedarte con lo que ya hiciste. Porque si te quedas con lo que ya hiciste, pasaste. Todo el tiempo hay que volver a empezar”.
-
"El Negro Kevin", el cantante que estuvo preso, celebraba el "ser baraja" y encontró un escape en la música
Bahiano vuelve a Uruguay y repasa cinco de sus clásicos (más un bonus track), de "Óyelo" a "Sin cadenas"
Candombe Vivo 2025: grilla completa y los horarios de todos los shows que se verán el sábado en Ciudad Vieja