En junio del año pasado, le contó a El País que estaba listo para reconectar con el público uruguayo. Bahiano, uno de los cantantes y letristas más emblemáticos del reggae rioplatense, llevaba varios años sin visitar estas tierras. “Estamos acá nomás, pero para que una banda se mueva también es necesaria la logística y la producción adecuada para poder viajar”, explicaba entonces. Esa oportunidad llegó gracias a la contratación para un evento privado, que abrió la puerta a una productora interesada en organizar una serie de shows. No lo dudó.
Actuó en Montevideo, Melo y Paysandú y, en aquella entrevista, cerró con un deseo: “Espero que queden con las ganas de repetir el encuentro lo más rápido posible”. Y se cumplió. Mañana, el argentino actuará en Montevideo Music Box y el sábado viajará a Paysandú para presentarse en la cervecería París Londres. Las entradas para ambos conciertos están a la venta en RedTickets.
Ahora vuelve con novedades: Pura adrenalina, un potente disco en vivo que captura lo mejor de su etapa con Los Pericos y como solista. “Quería documentar mi voz actual y cómo suena mi banda”, explica sobre el álbum, grabado en noviembre en el Teatro Coliseo de Buenos Aires y también filmado (se puede ver en YouTube). Ya se puede escuchar en plataformas, pero le adelanta a El País que en octubre lanzará una versión en vinilo doble que tendrá un bloque acústico de cinco clásicos.
A continuación, el argentino repasa, en primera persona, cinco clásicos (y un bonus track) de su repertorio que brillan en las versiones de Pura adrenalina. Todas sonarán en sus shows uruguayos.
"Óyelo"
Es una de mis primeras canciones solistas, y salió en BH+ (2005). Tiene una situación más caribeña que sudamericana, porque acá no decimos “óyelo”; en todo caso sería “oílo” o “escuchá”. Pero siempre tuve ese tipo de herramientas y vocabulario centroamericano, porque soy medio esponja: cuando viajo me gusta escuchar cómo habla la gente en cada lugar. En esta canción, el “Óyelo” era más musical, menos rígido, y fue lo primero que empecé a cantar. Lo primero que se me ocurrió fue el estribillo, y después trabajé sobre un personaje de barrio al que llamé “Rufián”, alguien de quien desconfiar.
Para el videoclip le inventé el personaje de un lechero y lo desarrollé con la gente de Farsa, con quienes hice otros videos como “Planes” y “El burrito”. En “Óyelo” yo hacía de lechero que visitaba un barrio privado, y como iba tantas veces todos terminaban desconfiando porque los niños eran todos pelados (se ríe). El video fue muy divertido y lo pasaban mucho en MTV. Después me causó gracia porque, tras 17 años con Pericos, terminé ganando un Premio MTV al mejor artista nuevo del sur por BH+.
“Óyelo”, además, es un ejemplo de la forma en que compongo. Generalmente, me baso en las primeras tomas de lo que voy cantando; uno piensa que a medida que graba van mejorando, pero muchas veces mis referencias son esas primeras tomas. Es lo mismo que me pasa con la escritura, las primeras frases que hago suelen convertirse en mis caballitos de batalla. Después termino las letras.
"Tarde gris"
Fue la primera canción que escribí para Nómade (2008). En ese momento tenía hijos chicos, y la mamá de ellos me sugirió alquilarme algo para poder trabajar más tranquilo, porque era complicado componer en casa. Así que me alquilé un departamento en un contrafrente.
El día que compuse “Tarde gris” el cielo estaba tormentoso y la ventana daba a una medianera toda descascarada. La escribí con una birome y un cuadernillo, y habla de lo que estaba viviendo en ese momento. Después lo mezclé con un poco de fantasía y otros condimentos. Lo llamativo es que fue creciendo con el tiempo: aunque salió como corte de Nómade, con los años se terminó de consolidar y hoy es una de esas que la gente más canta en los shows. Me pone muy contento.
"Runaway" / "Pupilas lejanas"
“Runaway” es una canción muy sentida de un momento bastante sensible de mi vida. La hice en 1994 y salió en Pampa Reggae de Pericos. Como cualquier persona, tuve mis vaivenes, y descargaba mucho en la escritura de canciones. Me costaba abrirme en lo sensible, lo negaba bastante, pero esta fue una de las primeras canciones donde me animé a decir cosas. Lo bueno es que la gente las lleva a su propia interpretación: cada uno arma sus referencias y sus mundos.
Es lo mismo que pasó con “Pupilas lejanas”, que salió más adelante, en Mystic Love (1998). En ese momento me estaba separando y la escribí en Los Ángeles, donde estábamos grabando el disco. Me acuerdo que me quedaba en un hotel donde se alojaban unos magos que iban a unas convenciones, y la compuse encerrado en el cuarto. Yo siempre terminaba las letras al final de la grabación, entonces la banda nunca sabía bien qué iba a cantar; sí tenían alguna referencia de la melodía. Es más, a veces no dormía y hasta último momento cambiaba las letras (se ríe). Los chicos sufrían, pero esa espera y todas esas dudas mías llegaron a buen puerto: se convirtieron en canciones que trascendieron muchísimo.
"Sin cadenas"
Otra canción con cosas internas y autorreferenciales. Yo soy así: cuando estoy muy contento no sé si puedo o quiero escribir; lo que me anima a hacerlo es la melancolía. Incluso cuando no estoy así, trato de ponerme en ese estado, porque son los temas que la gente recibe más.
“Sin cadenas” es una de las mejores canciones que escribí porque engloba muchas cosas. No es un tema que hable de una situación directa, y empieza con la frase: “Sin cadenas sobre los pies me puse a andar”, que resuena en cualquier situación que uno pueda imaginar o fantasear.
Después sigue el recorrido de estrofas y llega el: “Navegante sin rumbo fui y naufragué”. La canción no habla ni del campeón ni del dueño de la pelota, y en el video graficamos esa idea con la vida de un boxeador, filmado en blanco y negro. Es un temón, además arranca con vientos y eso ya predispone a la gente.
"Vamos fugir"
La grabé el año pasado y ahora está en Pura adrenalina. Es una canción de Gilberto Gil que él grabó en el disco Raça Humana y siempre me pareció lindísima y supersimple. Yo siempre tuve mucha influencia de la música brasileña, más que de la jamaiquina, incluso desde que arrancamos con Pericos en el ‘87. Hace poco dije:“Che, me encantaba ese tema, lo voy a hacer en español”. Así que la traduje, se la presentamos a la gente de Gilberto y la autorizaron. Salió buenísima. También grabé “Uma brasileira”, un tema de Paralamas que me encanta.
No necesariamente quiero cantar solo lo que escribí; también disfruto ponerle mi impronta a canciones de otros. Ya lo hice en otros momentos, como en el disco Rey mago de las nubes (2011), donde hago versiones de canciones uruguayas como “Si me voy antes que vos”, de Jaime Roos, y “Príncipe azul”, de Mateo. Ahí también grabé una versión de “Calle Luna Calle Sol”, de Héctor Lavoe, donde canta Agarrate Catalina. Disfruto mucho de llevar esas canciones a mi aljibe; son parte de mi vida tanto como las que escribí.
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