Blair abrió los shows de Taylor Swift en River, compuso para Lali y es la voz argentina que hay que descubrir

La cantante argentina de 23 años acaba de publicar "Bar Scorpios", un impecable disco conceptual que se acompaña de un mediometraje y cuenta con la participación especial de Mariana Enríquez.

Compartir esta noticia
blair.jpg
La cantante argentina Blair.
Foto: Sony Music Argentina.

Con 23 años, Blair es una de las artistas emergentes con mayor proyección en la escena del nuevo pop-rock argentino. Su álbum debut, el notable Llorando en la fiesta (2022), entregó canciones memorables como “Opuesto complementario” y “Rothmans”, que no solo llamaron la atención de la crítica especializada de la vecina orilla, sino que la llevaron a agotar funciones en teatros porteños y a participar en grandes festivales como el Cosquín Rock y el Lollapalooza. En Uruguay, además, se presentó en el Festival Buena Vibra.

Oriunda de Bahía Blanca, Blair ganó notoriedad al abrir los tres shows que Taylor Swift ofreció en 2023 en el estadio Monumental de River. Ahora publica Bar Scorpios, un disco conceptual de tono sombrío y canciones con aires de hit, acompañado por un mediometraje con guiños al universo de David Lynch y la participación de la escritora Mariana Enríquez. A eso se suma su colaboración con Lali: co-compuso “Sexy”, uno de los temas más salvajes de No vayas a atender cuando el demonio llama.

Pero ¿quién es la voz que hay que seguir para entender por dónde va la nueva escena argentina? Blair es, en realidad, Julieta Ordorica, una artista que se acercó a la música por un camino diferente. Debutó en 2019 cantando trap mientras estudiaba diseño gráfico, pero en la pandemia decidió cambiar de rumbo. Según le relató a Rolling Stone, en aquellos días de confinamiento se reencontró con la música que marcó su adolescencia —The Cure, Fleetwood Mac, The Smiths, Kate Bush y varios himnos ochenteros—, y eso la trastocó. “Era como que me habían lavado el cerebro y de repente me volvieron a reconectar”, relató.

Esa influencia redefinió su propuesta, y Blair refundó su obra con Llorando en la fiesta, su primer gran paso. Es un disco de desamor con canciones guitarreras, melodías pegadizas y letras confesionales (“Veo a mis sueños tirarse por el balcón, / Pero no tengo miedo”, canta en “Yo & Yo”). Tras ese debut, Blair siguió construyendo su identidad sonora con temas como “Todo el universo”, una colaboración con Isla de Caras que acumula 720 mil reproducciones en Spotify. A eso le siguió un hito inesperado: la apertura del show de Taylor Swift.

En diálogo con El País, Blair se ríe al recordar cómo se dio todo. “Fue loquísimo, porque hasta 72 horas antes ni siquiera tenía entrada”, cuenta. Fan declarada de Swift, había iniciado una campaña en redes para ser parte de The Eras Tour en Buenos Aires. Una petición online amplificó el movimiento, los medios se hicieron eco y el asunto se le fue de las manos. “Un grupo de fans me apoyó, y otro... bueno, fue más heavy. Hasta me hicieron amenazas de muerte. Muy descabellado todo”.

Al final, Louta fue el elegido, así que Blair había perdido las esperanzas. Hasta que un mensaje recibido en la previa sonó a revancha. “Che, ¿querés venir a cantar con Louta? Mañana a esta hora tenés que estar acá para ensayar”, decía el texto. “Como soy de Bahía Blanca, que queda a nueve horas de Buenos Aires, ese día tomé el primer avión de mi vida, sola y sin saber cómo era un aeropuerto, para estar ahí. Fue todo como una película”, asegura.

Cantó tres días seguidos “Ayer te vi” y “Uacho”, frente a miles de personas que la descubrían. Y, por si fuese poco, cumplió un sueño. “Me acuerdo que los técnicos me mostraban las plataformas y las guitarras de Taylor, que me las sé de memoria. Incluso me pasó por adelante después de uno de los shows. Cuando veo videos de ella cantando en Tokio, pienso: ‘Yo estuve en ese mismo escenario’. Es muy loco”.

Tras semejante experiencia, Blair empezó a delinear su segundo capítulo discográfico con una propuesta más ambiciosa y oscura. Quería lanzarse a una aventura conceptual inspirada en la personalidad de Laura Palmer, la protagonista de Twin Peaks. “Ella tiene una personalidad inocente, pero guarda un montón de traumas y capas de cosas horribles”, explica. “Me interesaba esa actitud de esconderle al mundo su sufrimiento”.

Esa fascinación por lo sombrío derivó en la creación de Teresa, una joven criada en una iglesia que atraviesa una crisis de fe e identidad. Su plan era explorar la dualidad entre el cielo y el infierno, pero desde otra perspectiva: el primero representado por un templo; el segundo, por un bar de mala muerte llamado Bar Scorpios.

La canción que inauguró ese universo fue “Intenté salvar a Dios”, que arranca con delicadeza pero se va cargando de tensión y rabia a medida que Blair —ahora en la piel de Teresa— escupe sus lamentos: “Recé con tanta fuerza (...) / Hasta incendié mi casa, / Y la luz nunca apareció, / Repito la misma oración, / Para pedir por todos menos yo”. Blair todavía recuerda lo que sintió cuando se encontró con la letra terminada. “En Llorando en la fiesta las canciones eran de desamor, y ahora estaba hablando de un problema más profundo y maduro, que no tiene que ver con el otro: la culpa no la tiene otro; ella es el problema”.

Blair.jpg
Blair.
Foto: Difusión.

Algo se insinúa en la introducción de Bar Scorpios, en la que Blair repite, como si fuese una canción de cuna, una frase que suena a sentencia: “Nací sola, crecí sola, me siento sola, moriré sola”. Así le da paso a “Todo lo que tengo”, una canción tan luminosa como el pelo rubio de Teresa. Sin embargo, detrás de ese pop radial, se esconde otra intención: “Quiero saber qué se siente (...) Que la muerte me encuentre y coquetee con mi cuello”, canta.

A medida que avanzan el álbum, la protagonista va dejando salir su rabia ante la incomprensión. “Dios es una excusa para echarle la culpa a alguien”, le dice a El País. Y en el interludio “Pecados brutos”, leído por Mariana Enríquez, se explicita el plan: “Creo que la única manera de exorcizar este dolor es provocarlo”, sugiere antes del salto definitivo. En el mediometraje, la historia pasa a narrarse en Bar Scorpios y Teresa, ahora de pelo tan oscuro como sus intenciones, se encuentra con el rapero Dillom para cantar la agresiva “Carne viva”, que habla de cometer un asesinato.

No voy a spoilear, pero el resto es un descenso inquietante que amerita ser visto en ese mediometraje de tonos oscuros. Bar Scorpios es un disco de confirmación: Blair es una artista que merece ser descubierta.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar