Baglietto y Vitale: un ritual involuntario en Uruguay y los secretos que sostienen 35 años de hermandad musical

Ya se volvió un ritual no declarado: los conciertos de Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale en Montevideo coinciden, una y otra vez, con el cierre del año. En noviembre de 2021 celebraron en el Auditorio Nacional del Sodre los 30 años de Postales de este lado del mundo, el álbum que inauguró su alianza musical. En diciembre del año pasado agotaron El Galpón con Ahora rock, el espectáculo en el que reimaginaron clásicos de la vecina orilla como “Pensar en nada”, “Jugo de tomate” y “Mariposa Pontiac”.

Para mantener esa tradición involuntaria, el viernes 12 de diciembre regresarán al mismo escenario con un show renovado. En videollamada con El País, adelantan que el concierto —para el que quedan pocas entradas en RedTickets, de 2.570 a 3.470 pesos— repasará la versatilidad de su repertorio: habrá tangos, folklore, canciones de Ahora rock y varios estrenos. Es que el dúo, que en 2026 cumplirá 35 años, trabaja en Bodas de coral, un disco dedicado a canciones de amor que se volvieron himnos.

El primer adelanto ya está en YouTube: una versión demoledora de “Cartas amarillas”, popularizada por Nino Bravo, grabada en una de las últimas fiestas de ¡FA!, el ciclo de Mex Urtizberea. “El potencial de la voz de Juan está al límite de sus posibilidades. Y está bárbaro porque le da mucha emoción”, define Vitale. “Además incluimos una sección de vientos, una sonoridad bien particular que adoptamos hace un año y que vamos a llevar al concierto de Montevideo”.

Baglietto toma entonces la posta: “Tenemos un romance hace muchos años con el público uruguayo. Y nos encanta refrescarlo y llevar cada cosa nueva que hacemos. Así que, coincidentemente, esperamos presentar el nuevo álbum en diciembre de 2026”.

En la previa, va esta entrevista.

—Están trabajando en Bodas de coral, el disco con el que van a celebrar los 35 años del proyecto. ¿Qué tiene que tener una canción de amor para que el dúo quiera versionarla?

Baglietto: Tiene que ser asequible, abarcable. Que la podamos tomar, hacer nuestra y que le podamos aportar alguna cosa. Porque, si no, para eso está la versión original. Lo interesante de Bodas de coral es que son canciones que en algún momento de nuestras vidas nos invadieron, pero a las cuales nos hemos resistido. Las menospreciábamos como si fueran de un género menor...

Vitale: En un momento de nuestras vidas, como músicos progresivos en los setenta, éramos reacios a la música romántica. Las disfrutábamos, pero nos daba cosa que nos gustaran las canciones melosas (se ríe). Después, con el dúo interpretamos muchas letras del tango que son profundísimas, poéticas al máximo. El disco va a tener maravillas como “Lucía”, de Serrat, y alguna letrita más chonga, más cercana al lugar común, como “Ella ya me olvidó”, de Leonardo Favio, y “Cartas amarillas”. La conexión entre todas va a ser la interpretación de Juan y el arreglo...

Baglietto: Ya no nos da pudor grabar letras más directas y simples. Ya pasamos la etapa de avergonzarnos por alguna cosa relacionada a la música; en tal caso, tendremos muchas cosas de qué avergonzarnos, pero no de la música (se ríe).

—Los 35 años del dúo, imagino, también los invita a pasar línea y analizar el camino del proyecto. ¿Han pensado por qué el público conecta tanto con su propuesta?

Vitale: Creo que no hay fórmula ni reflexión que pueda explicarlo. Cuando uno lo piensa así, como los famosos estudios de marketing, busca tratar de encontrar una fórmula para repetirla. Y esa es una cosa que no nos gusta demasiado porque siempre estamos buscando nuevos conceptos para ofrecerle a nuestro público. Con algunos proyectos nos ha ido mejor que con otros, pero tratamos de ser fieles a lo que queremos hacer a la vez que presentarlo de la mejor manera para que llegue a más gente. En principio, la idea es no darle a la gente lo que quiere escuchar; sino lo que nosotros queremos darle. Eso hace que la cosa sea completamente honesta de nuestra parte. Así que, si bien no sabemos por qué la gente nos sigue, probablemente sea por eso.

Baglietto: Las cosas suceden y después uno trata de buscarle una explicación. Pero, por ahí, no tienen un único motivo. Nosotros, como decía Vitale, somos independientes que se mueven al costado del negocio de la música. Y somos, también, el ejemplo vivo de que es posible.

—Hay, creo, un elemento clave en el éxito de la propuesta: la sincronía entre ustedes. Ambos están al servicio de la canción y buscan sacar lo mejor del otro más que intentar lucirse. ¿Están de acuerdo?

Baglietto: Sí, por eso ha durado tanto nuestra relación: no competimos. Como cantante me ha pasado muchas veces de estar acompañado por músicos virtuosos que tienen cierta resistencia a participar de proyectos al servicio de otra persona. Y no es el caso de Vitale: ambos estamos al servicio del dúo.

Vitale: Nosotros tenemos una manera muy interna de trabajar. Yo soy muy de anotar todo el tiempo cosas, proponer conceptos, producir los temas y seguir una ecuación fundamental: está todo pensado para que la voz de Juan brille. Por eso elegimos bien qué letras de canciones pueden ser bien interpretadas por él. Yo siento que cuando un proyecto tiene un cantante, el músico debe tomar la iniciativa de acompañar y potenciar su manera de frasear y cantar. Después, claro, tengo mis momentos instrumentales. Pero yo soy un músico que disfruta mucho del plano del acompañante. Aunque, como dije, también hago otras cosas. Propongo ideas, arreglos y me gusta hacer las gacetillas de los conciertos...

Baglietto: (Interrumpe) ¿Vos sabés que es un experto en gacetillas? (Se ríe) ¡Habla en tercera persona mejor que Maradona!

—¿Así que fue él quien escribió que Lito Vitale es el mejor pianista de Sudamérica?

Vitale: (Carcajada) ¡No llegué a tanto! Pero...

Baglietto: Bueno, el mejor pianista de Villa Adelina... Sin duda.

Vitale: Ah, ahí puede ser (se ríen). Volviendo a lo que decía Juan: los dos estamos al servicio del proyecto. Otra de las razones por la que hace tantos años que tocamos juntos es que cada uno tiene la oportunidad de hacer actividades paralelas. Juan hizo el musical El Principito y yo estuve con Hilda canta Charly, que presentamos con Hilda Lizarazu en el Teatro Solís. Entonces, ese aire es muy importante porque nos renueva.

—La posibilidad de volver a elegirse permite que, luego de 35 años, el dúo no se vuelva rutina...

Baglietto: Claro. Además, fuera del dúo uno puede encontrar otras cosas, pero lo que encontramos en el dúo... Solamente está ahí. Por eso nos elegimos y, como decimos nosotros, seguimos siguiendo (se ríe). Estamos muy contentos de poder celebrar esta unión que por tantos caminos nos ha llevado. Y, sobre todo, por seguir grabando música y proponiendo cosas. Además, tenemos la enorme suerte de que, luego de 35 años, la gente nos acompañe. El gran responsable de que hayamos llegado hasta acá es el público.

—¿Cómo se imaginan la noche del show en El Galpón?

Baglietto: Nosotros proponemos esto: garantizamos la emoción; lo demás que lo ponga cada uno.