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Alexandre Pires, un brasileño entre la nostalgia y la gratitud

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Alexandre Pires. Foto: Darwin Borrelli

Entrevista

El cantante estará el martes en el Teatro de Verano con Mi corazón latino

La primera vez que Alexandre Pires visitó Montevideo fue en 1998 como líder de Só Pra Contrariar. Era un año lleno de cosas buenas para la banda que fundó en 1989 junto a su hermano Fernando —actual cantante del grupo— y algunos amigos de Minas Gerais. Habían sido premiados en los World Music Awards de Mónaco, grababan “Santo, santo” con Gloria Estefan, y su canción “Cuando acaba el placer” sonaba en radios internacionales. Alexandre Pires era un muchacho de 22 años viviendo un sueño y no imaginaba que esa historia iba a continuar.

Fue con su carrera solista, ya en los 2000, cuando cambió los rulos por la cabeza rapada y los trajes coloridos —muy a la moda en el Brasil de la década de 1990— por las tonalidades neutras y elegantes, que terminó por consagrarse como uno de los románticos a dos idiomas, y lanzó otros de los temas que se convertirían en hits: “Ámame”, “Usted se me llevó la vida” o “Necesidad”.

A Uruguay volvió. Actúo dos veces en Punta del Este y recuerda algunos paseos por Rivera. Pero ahora, después de unos años de descanso, decidió reencontrarse con su público latinoamericano en una gira que empezó por Miami en febrero e incluyó en ese trayecto a Montevideo, donde actuará el martes a las 21.00 en el Teatro de Verano. Las entradas pueden comprarse en Abitab y van desde 1490 a 2290 pesos.

"Traicionar es bueno pero es pecado" de Alexandre Pires
Video de la canción "Traicionar es bueno pero es pecado"

Mi corazón Latino es tu salida de Brasil después 10 años sin grabar en español. ¿Por qué pasó tanto tiempo lejos?

—En ese período seguí trabajando en Brasil pero con los pies en el freno. Tuve a mis dos hijos más chicos, Julia y Arthur de siete y nueve años, y necesitaba conectarme un poco con mi esencia paterna. Cuando nació mi hija mayor, Carol, que ahora tiene 25 y canta muy lindo, no tuve la oportunidad de estar con ella y acompañar su crecimiento. Entonces me hice tiempo para todo eso; siempre trabajé muy duro, pero llegó un momento en el que tenía que estar más cerca de mi gente.

—¿Qué cambió ahora que decidiste volver?

—Ahora mis hijos entienden más fácil mi trabajo, me siento más cómodo para poder viajar por el mundo, para poder hacer este trabajo que para mí también es muy importante. Yo no esperaba salir de Brasil con mi música, tener la oportunidad de atravesar el océano. Es una alegría tremenda para mí y para mi familia, que ha estado toda la vida en el terreno musical. Y acá estoy con mucha alegría, con algunos pelos blancos, pero lleno de gratitud por esta gente tan amable, los uruguayos que hacen parte de todo esto.

—No todos los artistas brasileños llegaron fuera de Brasil de la manera que vos lo hiciste. ¿Por qué creés que lo lograste?

—Siento que los latinos tienen una receptividad más democrática con la cuestión de los artistas latinos brasileños. Uruguay, por ejemplo, es un país que consume mucha música brasileña. Es impresionante. Pero al mismo tiempo pienso que nuestro país a veces está un poco cerrado en este sentido, hay muy pocos artistas brasileños haciendo trabajo internacional, y eso hace que nuestra música se limite; y es una música tan rica, con tanta gente de talento... Hay artistas todavía mejores que yo que no tienen la misma oportunidad, pero hay que dedicarse también. La música es un trabajo, hay que luchar, hay que tener gratitud con la gente, hay que estar disponible y hacer música del corazón, cada uno con su verdad y responsabilidad. Es lo que he hecho en estos 27 años de carrera.

Alexandre Pires
Alexandre Pires presentará su disco "Mi corazón latino". Foto: Difusión

—También cuesta que entre a Brasil música de otros lugares, ¿tiene que ver con que es tan grande y variado que se vuelve autosuficiente?

—La música nunca es suficiente, la música es infinita, llena de posibilidades. En Estados Unidos, por ejemplo, tienen su música, su onda, sus artistas, pero hay una cultura universal musical que es impresionante. Los latinos están ahí, se escucha un poco de todo. Yo creo que hay posibilidad de que en Brasil suenen un poco más artistas latinos. Allá se escuchaba Julio Iglesias, Alejandro Sanz, Shakira, un poquito de Juanes, y de repente apareció una laguna como de 10 años. Con la nueva generación está surgiendo, con los dúos, con la música urbana, pero hay que tener un poco más de canción, de artistas, de grandes compositores que a mí me encantan y en Brasil hay que respirar un poco más de eso.

—Tu acercamiento a la música latina te llevó ahora a la bachata con “El problema eres tú” y “Traicionar es bueno pero es pecado”. ¿Cómo llegaste al género?

—Es un ritmo que me encanta desde siempre, y ahora surgió la oportunidad de hacer un par de bachatas. Mi familia y yo somos fans de Juan Luis Guerra y es un ritmo tropical y bailable, pero que tiene que ver con el estilo musical que hago que es el del romanticismo.

—En el video aparecés bailando, ¿es algo que te gusta?

—Me encanta bailar. Es algo de familia, porque cuando estamos juntos es una alegría tan grande, en las fiestas, en los cumpleaños, y además de ser una pelea por el micrófono, el baile es típico. Y en mi concierto canto, bailo, de todo, porque me gusta entregarme de cuerpo y alma al público en mis shows, y eso es lo que traemos al público de Uruguay, además de toda mi trayectoria musical, desde los primeros éxitos con So Pra Contrariar, y de cantar un par de canciones nuevas.

—En un programa brasileño reconstruyeron tu casa de la infancia y te emocionaste mucho, ¿qué recuerdos te movió todo eso?

—Recrearon mi casa a tal punto que hasta tenía las manchas de la lluvia en las paredes. Fue uno de los momentos más lindos de mi vida, y no quería salir de ahí porque en esa casita vivi muchas cosas. Era una hilera de casas, en la de adelante estaba la de mi tío, después la carpintería de mi abuelo y la casa de mis abuelos, y nosotros vivíamos al fondo. Ahí aprendí a creer en Dios, a respetar a mis padres, a escuchar samba con mis tías, Julio Iglesias, José Feliciano, Luis Miguel y Armando Manzareno con mi tío y mis padres, que eran músicos, tocaban de todo.

—¿Ahí ya querías ser cantante? ¿Qué pensabas cuando pensabas en el futuro?

—Cuando tenía 11 años trabajaba con mi abuelo en la carpintería, con 12 empecé a tocar el cavaquinho porque un amigo de mi padre se olvidó del instrumento en casa y yo empecé a probar. Con 13 me llamaron para tocar con un grupo de amigos en la calle y con 14 estaba seguro de que la música iba a ser parte de mi vida total. Y Só Pra Contrariar fue una sorpresa para todos, porque era un grupo de samba de Minas Gerais y no de San Pablo o Río de Janeiro, como estaban todos acostumbrados. Era raro.

—Los 90 fueron una gran cambio: todo eso empezaba a aparecer en tu vida, un look muy particular y recordado por los brasileños. ¿Cómo lo vivías vos?

—La década de 1990 para nosotros fue muy especial. Pero todo lo que hacíamos era por nosotros. No teníamos ninguna producción, teníamos nuestro estilo musical, visual (se ríe) que en aquel momento estaba de moda. Y le tengo mucho cariño a esa época, me encanta mirar las fotos, los videos, estoy siempre compartiendo en mis redes sociales algo del pasado.

—¿Sos muy nostálgico?

—Totalmente nostálgico. Tengo una dependencia nostálgica inmensa mezclada con una cosa que se llama gratitud. Cuando pienso en el futuro no me olvido de mi pasado y creo que eso es importante en la vida de cualquier ser humano. Da mucha alegría mirar al pasado y sentir que todo valió la pena. A veces escucho más las canciones antiguas, pienso que es más verdadero porque en aquel momento vivíamos un descubrimiento con espontaneidad; hoy siento una madurez tremenda, musical, espiritual y creo que es importante, pero no olvido.

—En DNA Musical, tu último disco en portugués, parecés más tranquilo con esas canciones de la historia brasileña. ¿Te sentís así?

—Es un trabajo de recuerdos. Es una prueba de que tengo esa dependencia nostálgica. Grabé ese proyecto en homenaje a mi familia, canciones que escuchábamos en esa casita de mi infancia, que mis padres tocaban en sus bandas. Es un proyecto de música brasileña pura y además tuve la oportunidad de cantar junto a Caetano Veloso, Gilberto Gil, Djavan, Milton Nascimento, Martinho Da Vila y Chico Buarque sus propias canciones. Son quienes construyeron la música brasileña y creo que logré el disco más lindo de mi carrera.

—Fuiste el único brasileño en llegar al Salón Oval de La Casa Blanca, pero no cantaste una de tus canciones, sino que elegiste “Garota de Ipanema”. ¿Por qué?

—En 2003 mi carrera estaba en un punto muy fuerte, recibí el premio al artista del año de la revista Billboard y me hicieron esa invitación. Esa canción fue algo que se dio. Mi disquera no quería, prefería que tocara “Usted se me llevó la vida” para difundirla, pero aunque fue un riesgo muy grande dejar de hacer mi canción para hacer esa, me terminé emocionando y fue un momento bonito donde hasta lloré. Mi carrera la he vivido como algo bonito, simple, como un muchacho brasileño muy agradecido y muy feliz, con muchas ganas de seguir haciendo música, porque sigo creyendo en el arte.

Alexandre Pires en la Casa Blanca
Alexandre Pires fue invitado a cantar en el Salón Oval de la Casa Blanca
En vivo

Un recital que promete romance y mucho baile

Alexandre Pires dice que tiene unas cuantas canas blancas y su último disco en portugués da cuenta de su madurez, pero su energía y su gusto por la música tropical y por el baile prometen que en la noche del martes habrá, además del romanticismo que lo caracteriza de la mano de sus mayores clásicos, pasos de baile al ritmo de samba, pagode; y con “El problema eres tú” y “Traicionar es bueno pero es pecado”, sus temas nuevos, también habrá bachata, un ritmo que demuestra su vínculo fuerte con la música en español.

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