Falleció el profesor y poeta uruguayo Jorge Medina Vidal

La muerte de Jorge Medina Vidal el lunes pasado cierra un capítulo de la historia de la literatura uruguaya, tanto en la vertiente de la creación poética como de la crítica literaria. Sin embargo, las sucesivas generaciones que lo tuvieron como profesor seguramente lo recuerden desde otro lugar, más vinculado al arte de seducir con la palabra, de enseñar a través de un discurso lúcido, inteligente y atrapante.

Notable docente de literatura y semiótica durante décadas, hasta poco antes de morir, sus restos mortales serán velados hoy desde las 9 horas en Forestier Pose (Nueva Palmira 2199). Luego, el entierro será a las 12.30 horas, en el Cementerio Los Fresnos (Ruta 101, km. 24,500).

El extenso y rico currículum de Medina Vidal lo describe como un gran escritor, ensayista y semiólogo. Vinculado a múltiples y prestigiosas universidades (en Uruguay y en otros países, como Estados Unidos), destacó principalmente su cátedra de teoría literaria en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.

Pero más allá de sus méritos académicos, Medina Vidal fue un revolucionario en el terreno de la pedagogía, comunicando a sus alumnos un gusto por las humanidades, pero también cierta valentía para enfrentar las letras y las artes sin miedos ni respetos excesivos. Así, por ejemplo, en sus clases no tenía inconveniente en comparar la letra de un tango con un verso de Dante, o mezclar comentarios cotidianos con disquisiciones filosóficas o metafísicas.

Provocador incansable, gustaba de preguntar -allá por los años de la apertura democrática- por el precio de los diamantes a sus alumnos más comprometidos políticamente. También solía llegar al aula y pedir que abrieran las ventanas "para que se vaya ese olor insoportable a primavera que dejan los jóvenes". O comparar la literatura con el deporte, ecuación que solía irritar a los espíritus humanísticos más conservadores.