"¿Qué hemos hecho del amor?" podría ser una de las premisas de la directora Celine Song en Amores materialistas, su segunda película. Su ópera prima fue Vidas pasadas que tuvo dos nominaciones al Oscar, una de ellas a mejor película. Muy linda de ver, era una suerte de K-drama occidentalizado y chiquito, muy inteligentemente resuelto. Está en Netflix.
Mayor presupuesto hubo para Amores materialistas, que acaba de llegar a los cines y hay quienes se atreven a pensarla para los Oscar.
La protagonizan, para empezar, tres estrellas grandes del cine de hoy: Dakota Johnson, Chris Evans, y el hombre del momento, Pedro Pascal.
Hay otra ambición, además, en citar explícitamente a la comedia romántica, cuyo protocolo acá se cumple aunque con salvedades: hay una cierta melancolía nueva. Pero es, sí, una historia de hadas en ambiente urbano y neoyorquino, que incluye una muchacha con gustos caros pero corazón humilde; un príncipe perfecto que viene al rescate y el plebeyo que se la disputa.
La propia Long ha citado como sus influencias las comedias de la década de 1980 de Nora Ephron (Cuando Harry conoció a Sally) o James L. Brooks (Detrás de las noticias, La fuerza del cariño), ingresos modernos e inteligentes al canon de la comedia romántica clásica y americana.
En Amores materialistas, Johnson es Lucy, una casamentera que trabaja en una empresa con una clientela de neoyorquinos de buenos ingresos solteros y necesitados de compañía. Para Lucy, el amor es una tabla de compatibilidades y una venta perfecta (“te vamos a casar con el amor de tu vida”, es su slogan), exigencia del rubro, para la que ella tiene ángel.
En la fiesta de casamiento de uno de sus casos resueltos conoce a Harry, que es lo que llama un “unicornio”, una fantasía femenina: soltero, millonario de familia, elegante, amable, caballeroso y disponible. Y mide un metro, ochenta, un requisito, por lo visto, fundamental en el mercado de citas neoyorquino.
En medio de la fiesta cuando Harry ha desplegado sus artes de seducción irrumpe John, antiguo novio de barrio (pobre) de Lucy, quien a partir de ahí queda dividida en dos. Harry parece perfecto pero a ella le tiraría el otro.
La historia incluye algún giro sorpresivo y original que revela inseguridades donde no debería haberlas.
Obviando un prólogo, un epílogo y una subtrama que no aportan e incluso llegan a distraer, el guion es lo suficientemente interesante como para ir descubriéndose en el momento.
Alcanza a decir que la “declaración de amor” de Lucy y Harry es una de las grandes escenas del cine romántico reciente. Hay varias buenas.
Es una reflexión sobre el amor como un commodity, donde cada uno tiene un valor de mercado. El amor para Lucy es una cuestión de estadísticas y el matrimonio es una sociedad comercial inevitable si uno no quiere estar solo. Amores materialistas es una película sobre la soledad.
Harry, que es un financista con un piso en Manhattan de 12 millones de dólares, la entiende y hay algo en esa frialdad matemática para asuntos amorosos que lo seduce. John, arquetípicamente pobre y con los peores compañeros de apartamento del mundo, es un actor sin suerte (y quizás tampoco talento) y cree en una versión un tanto menos bursátil de la cuestiones del corazón.
Lucy está en el medio de dos opciones opuestísimas: seguir en “las 50 sombras de Harry” (restaurantes caros, viajes relámpago a Islandia, ese piso, grandes modales) o volver al Volvo destartalado de John, su escasa autoestima y un futuro de pan y cebolla. También es una película sobre el dinero.
Una revelación románticamente cómica en el último tercio podría cambiar el balance de los candidatos mientras los vemos hablar del amor en términos más sociológicos que amorosos: alguien ha dicho que es Sex and the City dirigida por Rohmer, y es verdad.
Confirmando la valía de Vidas pasadas (que también rondaba un triángulo amoroso), Long construye una comedia cargada de momentos de los que tienen que estar: un trío de estrellas de cine, un guion afinado y elegancia para sobre esas cuestiones del amor que parecen tan novedosas pero que en definitiva, dice esta lindísima película, son las mismas de siempre.
Amores materialistas (* * * * *)
Estados Unidos, 2025. Tïtulo original: Materialists. Dirección, guion: Celine Song. Fotografía: Shabier Kirchner. Música: Daniel Pemberton. Con: Dakota Johnson, Chris Evans, Pedro Pascal. Duración: 116 minutos. Estreno: 31 de julio en cines.
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