Los méritos de Aún estoy aquí son varios. Y han quedado reflejados, por ejemplo, en que es la primera sudamericana en estar a nominada al Oscar a mejor película, la categoría principal. Llega también con nominación a mejor película internacional y para su protagonista, Fernanda Torres, quien está excepcional, ganó el Globo de Oro y podría arruinarle la noche de los Oscar a Demi Moore, la favorita. la película ha ganado medio centenar de premios y unanimidad crítica.
Dirigida por Walter Salles (Estación central, Diarios de motocicleta), Aún estoy aquí condensa una historia real ocurrida durante la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985; transcurre en 1970. Sigue el derrotero de los Paiva, un populoso clan familiar carioca liderado por Eunice (Torres), su esposo, el ingeniero y ex diputado Rubens (Selton Mello), sus cinco animados hijos y la empleada con cama adentro Zeze (Pri Helena). El primer tercio se concentra en la alegre vitalidad de puertas abiertas a una cuadra de la playa, escuchando Os Mutantes (la banda de sonido es formidable), charlando de política y arte o bailandomientras la dictadura es un escenario apenas presente en los informativos o en algún helicóptero que interrumpe un baño de mar. En la construcción de ese universo familiar hay algo de Roma de Alfonso Cuarón, aunque aquel blanco y negro mexicano es remplazado por una paleta vintage y carioca.
La casa, que es la otra gran protagonista, parece -tan llena de luz y alegría-, inexpugnable al mundo exterior. Pero no: Rubens es llevado detenido en un allanamiento policial que irrumpe y oscurece, literalmente, ese bastión familiar. Aunque retirados de la política, él y su entorno estaban vinculados a los grupos opositores que perseguía el regimen. Eunice no tenía idea.
Rubens Paiva fue uno de los desaparecidos durante la dictadura brasileña. El guion se basa en las memorias de Marcelo Rubens Paiva, el único hijo varón.
La llegada del horror ensombrece todo y la historia gira hacia Eunice, quien después de ser detenida y torturada, vuelve a su casa a seguir con su vida y a bregar por la aparición de su marido. La familia es presentada por Salles (quien los trató en la década de 1970) como una forma de resistencia ante la prepotencia del horror, aunque hay más matices
Aunque Salles tiene ojo para mostrar ese mundo y varias ideas visuales interesantes, con las que construye grandes escenas Aún estoy aquí no hubiera sido la misma sin Torres. Su Eunice es una madre en lucha (y quizás en negación) y ella construye a esa madre coraje con austeridad intensa.
Aún estoy aquí es sobre ella y su capacidad para mantenerse en pie pero también sobre cómo el autoritarismo destruye la vida de las familias. Es una historia universal que va más allá de lo histórico.
La película se extiende un poco de más y dos epílogos que hacen avanzar en el tiempo la historia (incluyendo una aparición de Fernanda Montenegro, la madre de Torres, que es una gran idea) enfrían la emoción y la extienden innecesariamente.
Es un detalle que no alcanza a mellar el alcance de Aún estoy aquí, que es un drama potente tradicionalmente contado sobre cosas que nos pasaron bien cerca.
Aún estoy aquí (****)
Brasil, 2024. Título original: Ainda estou aqui. Director: Walter Salles. Guion: Murilo Hauser, Heitor Lorega basado en el libro de Marcelo Rubens Paiva. Fotografía: Adrian Teijido. Música: Warren Ellis. Con: Fernanda Torres, Selton Mello, Valentina Herszage, Luiza Kozovski, Bárbara Luz, Fernanda Montenegro. Duración: 137 minutos.