Son casi tres décadas de carrera las que tiene a sus espaldas el argentino Joaquín Furriel quien ha protagonizado telenovelas, series, películas y obras de teatro que le han valido, entre otros, el Martín Fierro, el premio Platino, el ACE, el Cóndor de Plata y el Konex a mejor actor de cine en el período 2011-2020.

En todo este tiempo Furriel ha interpretado personajes que van desde los simpáticos a los muy oscuros, mayoritariamente en policiales argentinos.

Este viernes se podrá ver un registro distinto del actor en El duelo (viernes a las 15.15 y 21.15), película que protagoniza junto a Eugenia “la china” Suárez e integra la selección del Monfic, el festival de Movie que se realizará desde el jueves en Montevideo Shopping.

El duelo el periplo de Ernesto (Furriel) un hombre gris que de repente se ve en una situación extraordinaria donde conoce a Rita (Suárez), quien le cambia la vida. Así inicia esta comedia sobre un hombre temeroso, está todo el día asustado, y de la mujer audaz que intenta protegerlo.

Para Furriel, El duelo es algo distinto a lo que ha hecho antes. No solo porque se filmó en Uruguay, también porque es una comedia, género que ha explorado poco en su carrera. Hay un solo ejemplo en su filmografía, Taxi a Gibraltar que protagonizó en España en 2019 junto a Dani Rovira.

Foto: Difusión.

—¿A qué se debe que no hagas muchas comedias?
—Probablemente a que no me convocan para las que me interesan. Es un género difícil y encuentro mucho atractivo en el thriller o en las películas de tinte más dramático. También porque me encontré con guiones muy buenos en esos géneros. Comedias me gustaría hacer más, pero de las que me llegaron, hice todas las que me gustaron.

—¿Cómo fue filmar esta película en Uruguay?
—Uruguay es hermoso, es un país que siempre me gustó. Me gusta mucho la cultura que compartimos de ambos lados del Río de la Plata, y me gustó mucho trabajar con todo el equipo uruguayo. Es gente muy talentosa, apasionada y entregada, con ganas de que salga la mejor película. No sentí diferencias de cuando trabajo en Buenos Aires. Filmar en Uruguay fue, realmente, sentirme como en casa.

—Es una road movie, ¿es complicado estar todo el tiempo en el camino?
—Hay películas que son de carácter intimista. Ahí, en general, estás en ámbitos más pequeños. En este caso es una película de aventuras, es un periplo, y es entretenido porque te vas moviendo. Casi todos los días tenés locaciones nuevas, fuimos a Colonia, filmamos en la ruta, en las afueras de Montevideo. Fueron muy dinámicas las locaciones, y para mí era precioso porque también iba descubriendo lugares de Uruguay que no conocía. Desde el trabajo los podés conocer de otra manera porque tenés tiempos de espera, y podés observar los lugares de otra manera. En Colonia la motorhome estaba en un lugar que permitía ver el río, la plaza, las construcciones y el ritmo de vida de la gente. Es diferente cuando estás viajando en modo turista a cuando estás trabajando que podés observar la realidad de otra forma.

Foto: Difusión.

—Estás más asociado al drama o al policial, pero aquí es otro registro.
—Esa era mi idea a la hora de hacer la película. Quería disfrutar eso, ver qué me pasaba con la comedia, cómo me sentía, y me sentí muy cómodo, con mucha complicidad con “la China” a la hora de encarar las escenas. Nos divertimos mucho con Augusto (Tejada, el director) y con todo el equipo. Eso es esencial. Después, el personaje tiene cambios de expresión que tienen que ver con mi gusto estético por los comediantes que me gustan como Buster Keaton, Steve Carell o Jim Carrey.

—Argentina también tiene comediantes muy buenos.
—Sí, siempre me gustó mucho cómo manejan el humor Brandoni, Francella u Oscar Martínez. Mercedes Morán es una excelente comediante, como Erica Rivas. Me gusta observarlos y aprender de ellos.

—¿Fue complicado interpretar un personaje como este Ernesto?
—Es otro registro y tiene algo lúdico, que lo hace diferente al resto. Lo lúdico te conecta con otra energía a cuando estás haciendo algo muy dramático, con escenas muy pesadas. En este caso volvía de filmar y estaba lleno de energía, y al día siguiente lo mismo, porque te vas retroalimentando. El personaje es muy gracioso, yo me divertí mucho haciéndolo.

Foto: Difusión.

—Este año estuviste en El jardín de bronce en HBO, en El reino de Netflix y trabajando con directores muy importantes. ¿Cómo ves este momento profesional?
—Estoy en un momento muy lindo, estoy recontento. Venís trabajando, focalizado en el trabajo y podés tomar un poquitito de distancia y verlo todo, es un momentazo. Estoy disfrutando mucho cada proyecto que estoy haciendo y cada encuentro que estoy teniendo. Me está tocando trabajar con directores y directoras extraordinarios, y estoy agradecido por eso. Es una bendición.

—Leí que si bien El duelo no tiene que ver con tu vida, hay una relación con tu historia familiar. ¿Cómo es eso?
—En una entrevista se encaró el tema de la salud mental, pero la película no habla de eso. Es un personaje con depresión y como en mi familia hubo un caso, pensé si era pertinente o no tocar el tema desde el humor, porque es un tema complicado. Pero me pareció que estaba bien tocarlo como lo hace la película, que no se explaya sobre el tema. Es una comedia blanca.

Foto: Difusión

—¿Qué proyectos tenés para los próximos meses?
—Ahora estoy por iniciar mis vacaciones. Vengo de filmar una película en Patagonia con Sebastián Schindel. Es nuestra tercera película después de El patrón y El hijo. Esta se llama Una muerte silenciosa y la hicimos en San Martín de los Andes, quedó buenísima. También estoy esperando las que se estrenan el año que viene. Una que hice con Celina Murga, El aroma del pasto recién cortado que en parte se filmó en Uruguay. Después hice Descansar en paz, la nueva de Sebastián Borenstein para Netflix. Estoy con diferentes cosas y el año que viene tengo otros proyectos muy interesantes. Ya sabrán.

—¿Se nota la diferencia entre un director con experiencia y uno recién llegado?
—Todo tiene su punto, porque las óperas primas también son interesantes, tienen un arranque distinto. Trabajar con un director con la experiencia de Sebastián Borenstein, siempre es un privilegio, porque aprendés mucho.