Jamie Lee Curtis no disfruta las películas de terror, pero tiene un motivo para hacerlas

Jamie Lee Curtis en la premiere de "Halloween: la noche final". Foto: EFE
Los Angeles (United States), 12/10/2022.- Jamie Lee Curtis poses on the red carpet for Universal Pictures World Premiere of 'Halloween Ends' at the TCL Chinese Theater in Los Angeles, California, USA, 11 October 2022. (Estados Unidos) EFE/EPA/DAVID SWANSON
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ENTREVISTA

La actriz se despide finalmente de Laurie Strode en "Halloween: la noche final", la película que cierra una saga clásica y está en cines.

Esta es una versión resumida de la nota original publicada en The New York Times.

Jamie Lee Curtis ha sido una estrella desde hace 44 años, pero ejerce su poder de manera contundente: mientras otras actrices pueden ser cautelosas, ella es franca, tanto si el tema es el envejecimiento (dejó de teñirse el pelo hace años), la adicción (habla abiertamente de una década de dependencia al Vicodin que superó en 1999) o la cirugía plástica (después de experimentar con el botox y la liposucción, ha rechazado los procedimientos cosméticos). Con su don para contar anécdotas y su capacidad para establecer una conexión inmediata con la persona que tiene enfrente, podría haber sido una política formidable o, al menos, haber interpretado a una de ellas en Los juegos del hambre.

Como hija de los actores Tony Curtis y Janet Leigh, la actriz pertenece a la realeza de Hollywood y, como su marido Christopher Guest, procede de familia británica con título de nobleza, lo que técnicamente la convierte en baronesa, aunque nunca usaría ese título.

Curtis nunca tuvo intenciones de ser el rostro del terror. Odia sentir miedo, no le gusta ver películas violentas y, a pesar de sus firmes opiniones, intenta no discutir nunca. “Mi marido y yo hemos tenido probablemente dos o tres peleas en 38 años”, señaló. “Me gustan las cosas agradables, aromáticas y tranquilas. Me gusta acariciar a mi perro suave y tierno, ¿me entiendes?”.

Pero cuando tenía 19 años, fue elegida para interpretar a Laurie Strode, la niñera amenazada en el clásico de 1978 de John Carpenter, Halloween, lo que abrió el camino de su carrera. Volvería una y otra vez al género.

En sus primeras películas, como La niebla y Noche de graduación, Curtis amplió su reputación de actriz de terror; más tarde, en la serie de Ryan Murphy Scream Queens, la parodió. Por el camino, volvió a encarnar a Laurie varias veces más, aunque su intento de poner fin definitivamente a la saga con Halloween H20, de 1998, se vino abajo por la interferencia de los productores. “Hubo una incapacidad contractual para terminar realmente”, explicó Curtis, que aun así aceptó protagonizarla si podía morir al principio de su secuela de 2002, Halloween: resurrección, y cobrar un buen sueldo por su cameo de 10 minutos.

Curtis pensó entonces que había terminado con Halloween, pero una buena franquicia de terror nunca deja que su heroína se escape tan fácilmente.

En 2017, después de que una nueva serie de películas iniciada por una versión de Rob Zombie no llegara a su conclusión, el director David Gordon Green le propuso un regreso para una saga que descartaría a todas las películas realizadas después de la original de 1978. En esta ocasión, Laurie era una sobreviviente que bebía mucho, sufría de estrés postraumático y había pasado décadas preparándose para la revancha con el villano que la aterrorizó hace tanto tiempo. Curtis aceptó, y el film de 2018 batió los récords de taquilla en el subgénero de asesinos: recaudó más de 255 millones de dólares en todo el mundo. Es mucho.

Esa película se hizo sin intención de acomodar las cosas para una trilogía. Pero en la víspera de su estreno, Green se sentó con Curtis y le propuso dos secuelas que le permitirían salir del proyecto en sus propios términos. La siguiente, Halloween Kills: la noche aún no termina, del año pasado, trata de la respuesta del pueblo a Michael Myers y de cómo la violencia colectiva puede surgir de sus miedos compartidos. Y la tercera, Halloween: la noche final y estrenada la semana pasada, subvierte las expectativas al ser más un drama trágico que una de asesinatos. Incluso antes de su inevitable enfrentamiento final con Michael, Laurie tiene que esforzarse por curar las heridas de mucho tiempo.

Curtis estaba ansiosa por sumergirse en ese contexto adicional. “Estoy segura de que han visto ese meme en el que digo la palabra ‘trauma’ una y otra vez”, comentó, refiriéndose a una edición de internet en la que decía en repetidas ocasiones a los periodistas que, en realidad, la nueva trilogía de Halloween trataba del “TRAUMA”, una palabra que pronunció con efectos dramáticos. “¿Pero quieres saber de dónde salió eso?”, pregunta Curtis y me señala una aparición que hizo en la Comic-Con de 2018, cuando un miembro de la audiencia contó que había logrado sobrevivir a un allanamiento de morada preguntándose qué haría Laurie en esa situación. “Estoy aquí hoy por la forma en que retrataste a Laurie Strode”, le dijo a Curtis. “Hoy soy vencedor en lugar de ser víctima”.

En su brazo se nota: la actriz tiene la piel de gallina. “No me gustan esas películas, pero se trata de algo mucho más grande que yo”, asegura. “Y no estoy tratando de describirlo como un arte más elevado de lo que es, pero algo le pasa a la gente cuando la ve, y entonces yo recibo eso de ellos. Es una locura y algo muy emotivo”.

"Se pueden hacer tantas películas de Halloween como quieran ahora y crear una narrativa completamente nueva”, resume Curtis. “Pero nuestras cuatro películas se pueden reproducir como un cuádruple perfecto, y me siento muy bien por haberlas completado”.

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