"Quiero ser una chica Almodóvar / como Maura, Victoria Abril”, cantaba Joaquín Sabina en 1992. La canción era una oda a Pedro Almodóvar, un maestro de los vínculos cinematográficos apasionados, a menudo protagonizados por mujeres desafiantes y enamoradas.
En más de 45 años, muchas actrices compartieron ese deseo de formar parte de su universo, donde la desesperación y el júbilo, el sexo y la violencia, la ternura y el odio feroz suelen convivir en el mismo encuadre. “Es un club en el que me encanta estar”, dijo Julianne Moore.
Dos hechos traen la figura de Almodóvar y sus chicas. Netflix integró a su grilla La habitación de al lado, su primer largometraje en inglés con Tilda Swinton y Moore. Y el Lincoln Center celebró su legado otorgándole su máximo reconocimiento: el Premio Chaplin, en una gala que tuvo de presentadores a Dua Lipa, John Waters y Mikhail Baryshnikov.
“Aunque constantemente se reinventa y no hay dos películas suyas iguales, siempre puedes identificar una película de Pedro con solo ver un fotograma”, dijo Penélope Cruz, una de sus colaboradoras más fieles. Señaló que las películas de Almodóvar rinden “homenaje a todas las mujeres”.
Cruz y Moore son dos de las ocho actrices que hablan acá sobre trabajar con el director, describiéndolo como un colaborador tan preciso como único.
Julianne Moore.
La primera vez que Moore entró en el apartamento de Almodóvar para ensayar La habitación al lado quedó atónita: ya había visto casi todos los objetos y colores del lugar en sus películas. Moore lo describió como una forma de “narrativa física”, ya que el drama humano que él crea también se materializa en los vistosos vestuarios y decorados. Inicialmente, pensó que lo que veía en pantalla era reflejo directo de España. Pero cuando comenzó a trabajar con él, comprendió: “No, esto es completamente intrínseco a Pedro. Es su forma de ver el mundo. Ese matiz elevado en sus historias, los colores, la composición, la energía y la belleza: todo eso es Pedro”. Recordó haberse sorprendido al verse en una escena con un buzo rojo mientras Swinton llevaba uno verde intenso: “Pensé: ‘¡Oh, Dios mío, estamos dentro de una película de Almodóvar.
Julieta Serrano.

La veterana actriz ganó un Premio Goya por su papel inspirado en la madre de Almodóvar en Dolor y gloria. A pesar de la importancia del personaje, el director no le dio instrucciones precisas sobre cómo interpretarla. “Eso fue liberador para mí”, dijo. “Interpretar a personas reales puede ser complicado, pero la genialidad de Pedro fue permitirnos dar verdad sin pensar en si nos parecíamos a ellos”. Lo que más valora Serrano -quien también fue la esposa traicionada y pistolera en Mujeres al borde de un ataque de nervios- es la forma en que Almodóvar extrae el patetismo desde la comedia: “Tiene una imaginación prodigiosa y un sentido del humor que penetra en la condición humana”, dijo. “Con la risa, resalta lo bueno, lo malo y lo ridículo de nosotros”.
Elena Anaya.

Anaya, que tuvo un rol complejo en La piel que habito, cree que los directores que escriben sus propios guiones se conmueven al ver cómo los actores encarnan a los personajes que imaginaron. Pero en Almodóvar, ese sentimiento es aún más profundo. “Pedro habla de los personajes como si fueran personas con las que ha convivido durante años, a quienes conoce profundamente, ama y defiende, sin importar el rol que jueguen”, explicó. “Te da indicaciones precisas en los ensayos y durante el rodaje. Establece los puntos exactos a los que quiere que llegues, e incluso que superes. Todo lo que recibes de Pedro es alimento puro para un artista”.
Penélope Cruz.

Aunque Cruz ya había participado en pequeños papeles en Carne trémula y Todo sobre mi madre, fue Volver que consolidó su vínculo creativo y personal. “Cada tarde antes de rodar, caminábamos por los pueblos y me contaba cosas sobre su infancia en La Mancha”, dijo. “Esa película realmente nos unió”. Pero incluso con esa confianza profunda, persiste un “miedo sano” en su relación profesional. “Nunca llego al rodaje pensando: ‘Estoy trabajando con mi amigo, me puedo relajar’. No, no, no”, afirmó. “Pone el listón muy alto, y eso me motiva. Es una sensación muy adictiva”.
Tilda Swinton.

Colaborar con Almodóvar en el corto La Voz Humana le supuso un cambio de actitud a Swinton, ya que el director fue muy específico en su intención. “El reto es cómo lograr la forma que él desea sin dejar de sorprenderlo”. Swinton recordó un momento en el que Almodóvar, a quien describió como un “cineasta romántico”, le pidió que se pusiera de pie dramáticamente. “Literalmente, te está transmitiendo tus emociones. No te dice: ‘Quiero esta forma, sino tú la encuentras’. Te dice: ‘Esta persona, en ese momento, tiene tanta emoción que se pone de pie con un gesto muy dramático’, algo que no le sale de forma natural, a una escocesa muy blanca y pelirroja”.
Leonor Watling.

Para interpretar a una mujer que pasa casi toda Hable con ella en coma, Watling practicó yoga y ballet clásico durante meses. “Me dijo: ‘Te voy a ofrecer un papel muy extraño, y quiero que lo leas con atención, porque no quiero que estés muerta. Quiero que seas una presencia muy viva estando completamente quieta’”. Almodóvar le dirigía los monólogos internos de su personaje mientras ella permanecía inmóvil, con los ojos cerrados. “Decía: ‘Ahora estás pensando que caminas por un campo lleno de hojas y que las hojas crujen’. No quería que simplemente estuviera tumbada”. Aunque hoy lo recuerda con humor, fue difícil para su ego aceptar un rol tan contenido.
Cecilia Roth.

Después de Todo sobre mi madre, la película ganadora del Oscar, Rothle preguntó a Almodóvar si creía que su actuación habría sido diferente si ya hubiera tenido un hijo. “Pedro me dijo literalmente: ‘Hasta un camionero alemán es madre’”, recordó. “Cree que no importa si tienes hijos o no. Todos los que hemos tenido madre llevamos dentro ese sentimiento de maternidad”. Roth dijo que el director conoce exactamente las emociones de sus actores y se esfuerza por sacarlas a través de los personajes. “Pedro sabe más sobre ti que tú misma, te lo aseguro”.
Rossy de Palma.

De Palma estuvo en ocho películas del director. En La flor de mi secreto, el director se inspiró en las mujeres de su familia para las hilarantes escenas de conflicto entre madre e hija que interpretó con Chus Lampreave . “Muchas de las frases que dijo Chus eran típicas de su madre”, comentó, describiendo a la matriarca real como la “suprema guionista”, por su influencia en la obra de su hijo. De Palma adora a las heroínas almodovarianas porque no cargan con culpa. No hay “un sentido kármico de que te merecías lo que te pasó”, dijo. “No importa cuán traumáticos sean los hechos, tienes la capacidad de resurgir de las cenizas”.
Marisa Paredes.
La imagen más emblemática deParedes es su desgarradora interpretación en playback del bolero “Piensa en mí”, en Tacones lejanos. Recordó que el director adaptó el personaje de la cantante Becky del Páramo incluyendo detalles de su vida. Paredes y Almodóvar formaron una pareja artística perfecta para intensificar el melodrama en sus películas. En su última entrevista semanas antes de fallecer, habló con pasión sobre su colaboración: “Para trabajar con Pedro, hay que tirarse a la piscina con él y sin salvavidas. Hay que darle todo y más”, dijo. “Exige mucho, pero para una actriz como yo, centrada en las contradicciones del personaje, un director como Pedro me venía muy bien, y una actriz como yo siempre le venía muy bien a Pedro”.
Carlos Aguilar, The New York Times