Las cosas grandes pueden venir en envases pequeños, algo que Ariana Grande ha demostrado con creces. Al igual que su antecesora en la comedia musical, Kristin Chenoweth, quien originó el papel de Glinda en Broadway antes de que Grande la interpretara en la versión cinematográfica de Wicked del año pasado, la estrella de 1,57 metros es una potencia diminuta. Y la secuela, Wicked: Por siempre, que se estrena en cines el 20 de noviembre, mostrará las dotes dramáticas de Grande de una forma completamente nueva.
A los 32 años, Grande ya ha vivido varias etapas bajo el ojo público: primero como adolescente en comedias de Nickelodeon, luego como princesa del pop con una serie de éxitos en las listas, y finalmente como una joven actriz de cine cuyo primer papel importante le valió una nominación al Óscar. Aun así, nunca la hemos visto llegar a los lugares a los que va en la segunda película de Wicked, que pone a su personaje en primer plano de un modo mucho más significativo de lo que el público podría haber esperado.
"Poder compartirlo con la gente y hablar de ello es extraño porque ha sido un secreto durante tanto tiempo”, dijo.
Cuando comienza Por siempre, la incipiente amistad entre Glinda y Elphaba (Cynthia Erivo) se ha roto, ya que el manipulador Mago (Jeff Goldblum) y su segunda al mando, Madame Morrible (Michelle Yeoh), han calificado injustamente a Elphaba como una bruja malvada empeñada en destruir Oz. Aunque Glinda conoce la verdad, sigue participando en la campaña de propaganda y acepta su nuevo papel como la célebre “bruja buena”, cuidadosamente diseñada para ser la opuesta de Elphaba, a la que la gente pueda admirar.
Pero tanta adulación y frivolidad tienen un límite, y las mentiras que Glinda debe repetir alegremente empiezan a pesarle. Su compromiso arreglado con Fiyero (Jonathan Bailey) resulta ser una unión especialmente miserable, ya que el príncipe enamorado sigue anhelando a Elphaba. Con su única amiga real en el exilio, Glinda no tiene con quién desahogarse mientras su cuidadosamente construido mundo de cuento de hadas se desmorona.
En la amplia reinterpretación cinematográfica del segundo acto del musical de Broadway, Glinda obtiene un nuevo solo, flashbacks a su complicada infancia y algunas escenas emocionalmente crudas que llevaron a Grande al límite. “He estado muy ansiosa en silencio todo este tiempo para que la gente vea el resto de su viaje, porque tiene un gran arco en la primera película, y es aún mayor en la segunda”, dijo Grande.
En realidad, todo el proyecto dependía mucho más de la historia de Glinda en la segunda película de lo que cualquiera admitió: incluso antes de que comenzara la producción, cuando el director Jon M. Chu decidió dividir Wicked en dos partes, le dio a la primera un guion con portada verde y a la segunda una rosa. Pero expandir el material también convirtió el casting de Grande en un riesgo considerable.
Aunque al principio temía que su cabeza rodara si Grande no estaba a la altura, Chu la encontró tan convincente como actriz dramática que comenzó a reconfigurar la segunda película en torno a ella, incluso agregando escenas de trasfondo para Glinda en nuevas tomas a principios de este año. “De una manera extraña, ella tomó las riendas y yo tuve que seguirla y capturar tanto como pude”, dijo.
Algunas de las similitudes entre Grande y su personaje eran innegables, especialmente cuando Glinda lidia con los aspectos negativos inesperados de convertirse en una figura pública.
“Cuando comenzamos este viaje”, dijo Chu, “ella me dijo: ‘Me siento más cercana a Galinda’ —el nombre del personaje en la primera película— que quizás incluso a Ariana Grande’. Entiendo esa lucha entre tratar de darle luz a la gente y tratar de entender de dónde viene mi propia luz’”,
El próximo verano (boreal), una vez que el polvo de Oz se haya asentado, Grande emprenderá algo que nunca pensó que volvería a hacer: una gira por estadios. Diseñada para promocionar su álbum pop del año pasado, Eternal Sunshine, la gira de 41 fechas será su primera de este tipo en siete años.
Grande siempre ha considerado las giras como una de las partes más desafiantes del trabajo de estrella pop y había asumido que la agotadora gira mundial de 100 conciertos que realizó en 2019 sería la última. Pero trabajar en Wicked cambió eso.
“Había algo roto en mi relación con la música pop que se curó recientemente durante este tiempo alejada”, dijo.
Las presiones de la superestrella definieron gran parte de su vida adulta, mientras Grande atravesaba ciclos acelerados de discos y el escrutinio público sobre su imagen corporal y sus relaciones con hombres como el difunto rapero Mac Miller, el comediante Pete Davidson y el actor Ethan Slater, quien interpreta a Boq en Wicked.
Sobre ese nivel de fama, Grande negó con la cabeza y dijo: «Nada te prepara para lo que viene con eso. Hasta hace poco, me resultaba muy difícil manejarlo, y creo que me quitó mucha alegría de todo esto".
Ocasionalmente, Grande logró escapar de la maquinaria de la superestrella del pop, como en 2016, cuando detuvo la promoción de su exitoso álbum Dangerous Woman para interpretar a Penny en la adaptación televisiva en vivo de Hairspray en NBC. ¿Por qué una famosa estrella pop estaría tan ansiosa por asumir un papel secundario? Porque le ofrecía algo que su carrera musical no podía satisfacer.
¿Qué sigue? Grande ha pasado el otoño filmando Focker In-Law, una secuela de La familia de mi novia en la que interpreta a una mujer ambiciosa y competitiva que choca con Greg, el personaje de Ben Stiller, tras salir con su hijo. También aparecerá en la próxima temporada de American Horror Story y adelantó que pronto se viene algo relacionado con el teatro.
Grande no se aleja de la carrera que la convirtió en una megastar. “Por supuesto, la música estará en mi vida para siempre", dijo. "Tengo que decirlo por mis fans que están leyendo esto y van a tener un infarto”.
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