Verónica Chevalier: su debut como actriz, los móviles en vivo en Canal 10 y el episodio de violencia que sufrió

La periodista de exteriores de Canal 10 habla de su faceta como actriz en la obra "El apartamento de arriba", también de su trabajo como movilera, y recuerda el episodio con el productor Mario Morgan.

Verónica Chevalier.
Verónica Chevalier.
Foto: @facundobrun.ph

Las jornadas de Verónica Chevalier comienzan bien temprano con los móviles en vivo para Arriba gente, sigue con La mañana en casa, almuerza y se engancha con Subrayado. Así es su rutina semanal en Canal 10 donde se siente feliz, ya que no hay dos días iguales.

Además, se probó como actriz en la obra El apartamento de arriba que tiene funciones los viernes en teatro La Candela.

Sobre su nueva faceta, los móviles en vivo y algunas anécdotas es esta charla con Verónica Chevalier.

—No sabía de esta faceta tuya la actriz.
—En realidad, yo tampoco. Siempre tuve una faceta creativa o vinculada a eso. De chica fui a escuela de música, hice danza, y es algo que siempre me gustó. En ese sentido, tenía manejo de escenario pero siempre había sido como un debe tomar clases de teatro o hacer algo relacionado. Llegué a hacer algunos talleres, pero jamás me lo había planteado como una posibilidad real.

—¿Y cómo surge esta faceta de actriz?
—Rossana Spinelli, que es compañera de trabajo, dramaturga y una actriz increíble un día me llama por teléfono y me dice, “me cansé de escuchar a Kairo Herrera decirte que tenés que hacer teatro. Tengo un papel que es para vos.

Verónica Chevalier.
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Foto: @facundobrun.ph

—Así nomás. ¿Y aceptaste enseguida?
—Le dije que ni loca (se ríe). Pero la confianza que ella le puso en mí, y lo segura que estaba que podía hacer algo a la altura, me hizo decidirme. Fue el año pasado, y en ese momento le dije que si lo voy a hacer, quiero generar las herramientas que me faltan. Entonces se sumó al proyecto una preparadora de teatro físico y se hizo un trabajo impresionante, para mí muy enriquecedor. Terminó siendo como el descubrimiento de algo que estaba ahí, latente, pero que nunca se me hubiera ocurrido que se iba a concretar.

—Todo llega en el momento justo y por algo.
—Así lo creo. Y me agradezco no haberlo pensado mucho y haberme animado a vivir esta experiencia que, la verdad, me tiene fascinada.

—¿Cómo se llama tu personaje?
—Soy el personaje de Ina, que es la heroína, pero no lo sabe, porque en realidad está atrapada en un ámbito de violencia de género, no violencia física, pero sí psicológica. Y lo que tiene de particular es que el mismo personaje, Ina, está interpretado por dos actrices. Yo soy la Ina que se queda encerrada en su casa, la que sufre, no encuentra salida, la que se somete. Y la otra Ina es Deborah Gateño, que es su regreso a las tablas después de 20 años, y es una actriz impresionante. Ella es la Ina que sale a buscar ayuda, la que sube al apartamento de arriba, que es una metáfora acerca de salir al encuentro del otro para encontrar esa mano, ese apoyo que no podemos encontrar nosotros mismos. Es una comedia, porque hay momentos de mucha risa, pero dramática, porque hay momentos donde se pone en evidencia y de la forma más cruda, una situación de violencia de género.

Verónica Chevalier.
Verónica Chevalier.
Foto: @facundobrun.ph

—Un personaje muy distinto a vos.
—Sí, la directora me puso en el personaje dramático porque se me asocia con una faceta más divertida, distendida. Dicen que siempre estoy riendo, y por eso me puso en el personaje de la que sufre, la que se mete dentro de sí misma, la que no puede hablar. Y para mí era un desafío hermoso, poder mirar las cosas desde el lado opuesto de quien soy.

—Ahora que estás metida en el mundillo del teatro, ¿ya pensás en la obra que se viene, o es esta experiencia y nada más?
—Te doy la primicia. Me acaban de invitar, y acepté, para hacer una obra de teatro en el Florencio Sánchez en las vacaciones de julio. Es una obra para niños que se llama Eugenia y el genio Eugenio. Es una coproducción entre Mané Producciones y el Teatro Florencio Sánchez, que va a ir todos los días de vacaciones de julio a las 15 horas. Yo soy el personaje de Eugenia, una niña soñadora de 10 años que está atravesando por una situación familiar muy compleja y en esa peripecia aparece Eugenio a brindarle su ayuda, aunque ella termina descubriendo que, al final, quien le brindó esa ayuda no fue el genio sino esa misma.

—¿Y cómo se tomaron en tu familia esta nueva faceta?
—Se reían porque yo les dije: “bueno ya viví la experiencia, ahora ya está”, y todos me dijeron “esto sigue”, y a los pocos días les digo “bueno como bien dije voy a arrancar de nuevo” y se mataban de la risa.

—A veces hay que estar en el momento justo y en el lugar indicado.
—Tal cual, y lo que más me alegra es que yo soy una persona que a veces soy demasiado racional, que pienso demasiado las cosas, y haberme animado al desafío… Tengo 42 años y me faltan algunas herramientas pero las oportunidades hay que agarrarlas cuando aparecen, y hay que hacer lo que uno siente. A veces termina siendo el camino que te lleva más lejos y te hace más feliz. Hoy lo estoy disfrutando a morir y aunque tuve mucho miedo de no estar a la altura y me sigo sintiendo una principiante, es aprender y seguir haciendo esto con seriedad. Estoy empezando talleres de teatro personalizado, voy a seguir con el teatro físico, y todo lo que esté dentro de mis posibilidades, como se merece este mundo en el que me han permitido entrar un segundo por una ventanita.

—A todo esto, ¿existe la vida personal?
—La verdad que en ese momento no, pero por suerte. Como disfruto tanto de mi trabajo y esto casi que lo estoy tomando como un regalo para mí, lo estoy haciendo por satisfacción personal, como crecimiento y aprendizaje. La verdad que no tengo tiempo para nada, pero en este momento aposté a mi carrera profesional y es con gusto. Y no siento que sea resignar la vía personal, sino postergar algunas cosas o buscarle la vuelta, pero darme la oportunidad de poder disfrutar las oportunidades que se me están dando y que ni yo me soñé en el mejor de los sueños.

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Verónica Chevalier. Foto: Archivo.
Foto: Instagram @verocheva

—Más allá de la capacidad y la preparación, hacer un móvil en vivo todos los días requiere un nivel de improvisación muy alto. Porque te pueden surgir situaciones inesperadas.
—Totalmente. Yo me preparo y coordino algunas notas, en La mañana en casa tengo a Maru Romano que es un amor, y esa es la gracia de estar en la calle, nunca sabes qué va a pasar, con qué te vas a encontrar. Hay una cantidad de imprevistos que pasan en el entorno que a veces la gente no entiende o no ve, pero que uno está tratando de solucionar o manejar con la mejor cintura posible. No es solamente lo que se ve en la pantalla sino todo lo previo, lo que está circundando. Ahí está el verdadero trabajo del movilero: estás con la cabeza en lo que tenés que preguntar, también en la persona que se va a atravesar delante de la cámara, en los tiempos que te están pidiendo y mostrar lo importante, y que no se te vaya el otro invitado. Es muy desafiante pero a la vez, es la magia que tiene esto, y a mí me encanta.

—Tiene que parecer hecha de taquito, pero requiere una preparación.
—Hay mucho pienso justamente parezca que sale de taquito. Tal cual, exacto, y estoy constantemente leyendo información, actualizándome. Sería imposible hacer la cantidad de móviles que hago por día preparándolos a cada uno en el momento. Estoy constantemente actualizándome acerca de todos los temas que puedo dentro de lo que puedo, porque el trabajo no es solo mientras estás al aire, es constante.

—En las buenas está el agradecimiento y el elogio, y en las malas hay que saber llevarlas, porque no dejás de estar haciendo un programa de televisión en vivo. Cuando ocurrió el cruce con Mario Morgan, tuviste que seguir.
—Sí, totalmente. Fue un momento muy duro del cual no quise hablar en su momento. Soy de las que piensan que hay determinadas situaciones, como en ese caso, que hablan por sí mismas. O sea, estaba tan claro, porque tuve la suerte que quedó grabado y ni siquiera sé realmente cómo salió porque estaba transmitiendo para la previa de ese móvil que al final no se hizo. Fue algo que me afectó mucho en su momento y fui yo la que pedí que se bajara la pelota, porque quedé en el centro de la tormenta. Estoy eternamente agradecida con ustedes, con el canal, los compañeros que se ofrecieron y me apoyaron en todo sentido, a toda la gente que se me acercó, me escribió y ese apoyo unánime fue de las cosas más emocionantes que me pasaron.

—¿Cómo hiciste para recomponerte?
—Para mí fue muy duro de verdad porque implicó mucho más que la situación en sí, fue una avalancha de prensa uruguaya e internacional, fue afrontar el seguir trabajando, que también fue una decisión mía, pero todo fue por dentro. Recibí un apoyo enorme que agradezco de mi familia, amigos que me conocen, porque además yo soy una persona muy sensible, lamentablemente creo que es uno de mis mayores defectos; pero era algo que no esperaba y realmente me asusté, pensé que me iba a pegar. No ocurrió, pero la situación de violencia se vivió igual. Aunque hubiera habido una justificación para eso, no correspondía de ninguna forma que llegara a ese punto.

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