Hace unas semanas regresó a la televisión con una columna sobre psicología en el magazine 8AM de Canal 4, y si bien nunca se alejó del todo de los medios, Carla Lorenzo lo siente como un regreso. Es una vuelta que se superpone con El día que me quiera, el espectáculo que realizará el próximo 4 de noviembre en Magnolio Sala. Como siempre estará acompañada, como hace once años, por Eduardo Martínez en guitarra y José Redondo en piano. Las entradas se encuentran en magnoliosala.uy, Redtickets y Redpagos. Sobre su vuelta, su ansiedad, la música y la terapia es esta charla con Sábado Show.
“Llega esta época y me alegro. Sé que voy a cantar, es como la misa de todos los años, llegar a noviembre con un espectáculo nuevo. Después, sostenerlo durante el año, el año pasado lo intenté, fue muy desgastante me dije: Carlita, volvamos al formato original. Celebramos una vez por año en Magnolio, me quedo con este formato por mi propia salud mental”, comenta Carla Lorenzo. “Focalizá tu energía, tenés 43 años y una se cansa un poco más. Una a veces no se da cuenta que quiere hacer muchas cosas y hay tiempo para todo. Hay que saber esperar”.
—Igual, imagino que como a todos a veces te consume la ansiedad.
—Total, el ¿qué voy a hacer? Siempre estuve muy fanatizada con hacer, y ahora más que hacer, ser. Y lo que puede se hace y lo que no, quedará para otro momento.
—Volviste a la televisión, al magazine 8AM de Canal 4 y en tu faceta de psicóloga.
—Sí, volví. Cuando Todo el mundo tiene cerró el círculo hace más de 10 años, ahí la psicóloga entró con más fuerza. Pero también en esto de ir viendo qué hacía con mis tiempos, mi energía, mi segunda hija, el consultorio, solté los medios y recién, oficialmente volví hace unos meses a la televisión. En radio como que nunca me fui del todo porque o salía por teléfono o tenía columnas quincenales en Radio Uruguay, pero esta vuelta a la televisión llegó por Mauricio Rodríguez en Canal 4, un lugar que fue una casa para mí porque hay gente muy querida. En ese llamado me gustó el lugar que me dieron, y me encanta lo que hago. Me dan la libertad para ver los temas que van conmigo, lo que quiero contar, cumple con todo lo que quería hacer. Así que súpercontenta de volver, en los tiempos que voy pudiendo. vivo en El Pinar con mis hijas chicas, entonces esto es súper lindo. Intento que lo que hago sea disfrutable y no cargarme de un montón de actividades. Porque el volver todos los días no es viable, al menos en este momento de la vida. Tengo que mantenerme limitada por mi salud y la de quienes me rodean (se ríe), en casa y en el trabajo.
—Tu intensidad no se termina cuando se apagan las cámaras.
—No, sigue (se ríe). En el escenario también soy adrenalínica. Después cuando apago la llave me acuesto a dormir 12 horas, pero en el día a día me gusta vivir con todo.
—Volviste a la televisión para hablar de psicología en un momento donde se habla de salud mental.
—Está bueno que prioricemos eso, la consulta con el psicólogo. Es tener a alguien que nos ayude a revisarnos internamente. Hay un montón de problemas que requieren de otros especialistas, pero hay otros que son evitables teniendo estos espacios. Cuando uno es joven piensa que puede con todo, tenés características que no te permiten ver que hay que frenar, parar, también aprender a disfrutar de lo que estás haciendo. A veces se entra en esa rosca de superproducir, de hacer, de los debería ser, y por eso tenemos una sociedad muy patológica. En una sociedad que enferma, hay que estar muy bien parado, parada, en mirarse a uno mismo y decir hasta dónde sí y hasta dónde no. Eso, en un consultorio es lo que más se ve.
—¿Te costó entender eso?
—Sí, costó mi salud. En mi caso fue mi salud física, pero tenemos que entender es que salud física y mental están en el mismo escalón. Somos una sola persona, física, mental, emocional, espiritual, todo es parte de nuestro mismo ser, aunque a veces cuesta separarlo. Pasa hoy que estamos más acostumbrados a hablar de depresión. Igual, no le pidas a la persona que está sufriendo depresión que se levante de la cama al ritmo de “vos podés”. Es una demencia pedirle algo así a una persona que está transitando por una enfermedad mental. Entonces está, todavía, ese pensamiento de que cuando es algo psíquico, con garra se resuelve, o “no llores tanto que hay gente que está peor que vos”. Si tenés un ACV nadie va a venir a cuestionarte si realmente fue así, si lo pudiste evitar. Podemos tener ámbitos más sanos, pero a lo físico lo atendemos enseguida y lo psíquico es: “podrías haberle puesto un poco más de onda”. Cuando logremos equiparar esto vamos a darnos cuenta que la salud es igual y que tener un trastorno mental o tener uno físico es parte de la misma salud. Intentemos no estar enfermos y tener una vida más saludable posible en esta sociedad que nos toca vivir y que nos exige mucho.
—Las redes sociales no ayudan.
—No, se está en la pose constante mostrando felicidad, pero apagás la cámara y tu vida es un caos. Ahora hay una polaridad loca, está el positivismo tóxico y la megafelicidad que vemos en las redes pero ves que los índices de suicidios están cada vez más altos. Ahí es donde, cada uno, tiene que empezar a cuestionarse: ¿qué quiero para mi vida?. La salud mental es cara y es importante que todos puedan tener acceso. Si nos duele el corazón literalmente, si tenemos un dolor de cabeza profundo nos vamos a atender, bueno, que cuando esté esa urgencia también estén las puertas abiertas para que nos puedan escuchar. A veces son tratamientos largos, a veces es desenredar un poquito y salir de esa soledad que implica hablar con uno mismo sin parar, y ese encierro dentro de uno de las redes que no te permite que alguien más te contenga. Nos creemos superhéroes que podemos con todo, no, hay que bajar la guardia y dejarse ayudar.
—Más allá de tu vuelta a la televisión, lo que no han cambiado son tus espectáculos que mezclan música con terapia e interacción con el público.
—Sí, llega noviembre y es abrir el corazón, el consultorio, la música que estuve preparando para este año año y este show, y ahí se encuentran situaciones maravillosas. Por eso a veces quiero que se repitan y es un viaje esto de difundir, mostrar lo que estás haciendo. Es la posibilidad de intercambiar ideas, hacerlo con mucho humor, divertirnos respetuosamente. En este caso también es entender cómo somos autotorturantes todo el tiempo.
—¿Por eso el espectáculo se llama “El día que me quiera”?
—Sí, porque no esperemos que otros nos cuiden, que otros nos quieran, que otros, porque también la responsabilidad se nos va ahí. Si otro es el responsable de cuidarme, el otro tiene la culpa que a mí me vaya mal, que no me salgan las cosas, que no tenga ese trabajo, pareja, lo que cada uno en este momento siente. Entonces es El día que yo me quiera, que yo me cuide, porque en el autocuidado está todo, cuando me doy cuenta de cómo estoy y qué es lo que necesito, ahí las cosas van a cambiar. El empoderarme tiene que ver con hacerme responsable de mi vida. Muchas veces, en esta sociedad patológica pero también muy inmadura de buscar el responsable afuera, la felicidad afuera, y lo primero y principal es una, uno, une. Cuando somos responsables de nuestra vida, genera más responsabilidad pero también poder, ese cuando tomamos decisiones asertivas, o nos equivocamos pero que nos deja un aprendizaje.