ENTREVISTA
Carla Lorenzo se presenta el 28 de noviembre en Magnolio Sala para realizar su espectáculo "3en1" donde cantará, actuará y también hará terapia.

Había cursado hasta cuarto año en la Facultad de Psicología y dejó la carrera porque a los 21 años sentía que tenía una carencia de vivencias y se fue por otro carril: haciendo televisión y estudiando canto. Regresó a la Facultad para hacer un postgrado en psicoterapia gestáltica, “el lugar desde el cual quería trabajar”, dice Carla Lorenzo quien el próximo 28 de noviembre se presenta en Magnolio Sala con su espectáculo que mezcla sus pasiones: actuar, cantar y hacer terapia. En esta entrevista, Carla Lorenzo habla sobre su carrera, su ausencia en la televisión y recuerdos de su boda.
—Tenés anunciado un concierto en Magnolio Sala, el día de tu cumpleaños. ¿Cómo va a ser este show de cumpleaños?
—Concierto el 28 de noviembre y es el día que cumplo 41 años, así que estoy feliz. Hace unos años en la Vieja Farmacia Solís cuando Gerardo Tulipano me dijo que la fecha era el 28 de noviembre me tiré de palomita porque cantar el día de mi cumpleaños es un regalo tremendo y una alegría.

—¿Por qué es una alegría?
—Por todo lo que implicó en mi vida quitarme mis limitaciones. Entonces para mí es una celebración. Desde el lugar de psicóloga entiendo que las limitaciones son de una misma; y salvo que tengas una psicopatología, la mayoría de las personas nos complicamos con cosas cotidianas que tienen una solución sencilla. Pero nos enredamos. Te digo que cuando usamos la creatividad y explotamos, somos Steven Spielberg y nos imaginamos cualquier cosa. Y hay veces que vienen pacientes y me dicen que están cansados pero que no hicieron nada en todo el día, entonces les digo: ¿y estuviste pensando mucho?, y me dicen: no paro. Por eso estás cansado, les digo. El desgaste que generan los pensamientos es más que el ejercicio físico.
—¿Cómo ha sido este año de casada?
—No lo puedo creer. El ocho de diciembre vamos a tener nuestro primer aniversario. El Tano (Horacio Abadie) es un hombre muy formal, es de pedirte la mano y abrirte la puerta del auto, y era de decirme que nos íbamos a casar. Yo le decía: no me caso. En un momento me dijo que teníamos la familia conformada, sería una celebración, y dije: bueno, vamos. Y no podía creer que le hubiese dicho que sí. Y me hizo todo, el compromiso en el hotel, con el anillo en la bandeja, todo me hizo para el compromiso que me planteó como algo light, por si salía corriendo y me subía al primer Uber que apareciera.

—Y te terminaste casando con el Presidente como invitado.
—Tal cual. Al final tuvimos una fiesta impresionante. Es de esas cosas que a veces miro y nunca me imaginé a soñar el casamiento que tuve, atardecer, arroyito, calor, nuestros amigos cerca, nuestras hijas. Agradezco que haya insistido para recordarlo con el amor que lo recuerdo.
—Tus shows mezclan canto con actuación y también algo de psicología. ¿Cómo va a ser este concierto en Magnolio?
—Las canciones del show están cantadas para el Tano y todas las personas. El año pasado investigué mucho en el mundo de hablar de psicología y cantar al mismo tiempo. El año pasado hice Musicoterapia que después volví a hacerlo en febrero. Este año vuelve Eduardo Martínez en guitarra y adapté la propuesta y hacer tres en uno: música, terapia y actuación. Tiene que ver con una persona, o sea, yo, enredada en los juegos de la mente. Entonces aparece uno de los músicos que habla desde un lugar mental, otro desde un lugar de lo que quiere, de la libertad y es lo que vive entre nosotros. Esa ha sido la lucha de toda mi vida, porque nuestro cerebro juega con los roles que tomamos y también es una herramienta maravillosa que si la sabemos usar nos potencia y nos fortalece. Desde ese lugar quiero hablar, con mucho humor; y salen todos terapeados. También le vas poniendo música y estoy feliz con este espectáculo.

—Con una carrera como terapeuta, ¿cómo surge la comunicadora?
—Si me llamabas hace 20 años te respondía con “si”, “no” y poca cosa más porque era muy tímida. Muy divertida con mi familia y amigos, con la gente cercana, pero si había alguien que no conocía en un grupo de salida, quedaba muda. Me costaba mucho comunicarme. Entonces en su momento mi psicóloga me empezó a guiar hacia donde quería ir. Ella fue la que me formó pero también me hizo buscar otras facetas dentro de mí. Y yo era una artista, pero nunca me había animado a decirlo, ni siquiera a expresarlo, entonces ella me fue guiando para encontrar mi propósito. Buscamos qué quería cuando era chica, qué cosas me gustaba, para darme un propósito de vida, y ahí le dije que quería cantar, quería actuar y salir en la tele. En su momento pensé que eran pavadas o algo irreal. Así empezó a trabajar en mí con un montón de proyectos e ideas que tenía con respecto a eso y me ayudó a desarrollarme. También a dejar la facultad porque era una gurisa muy comprometida con el estudio, pero me di cuenta que tenía que dejar eso para desarrollarme en otras áreas.
—Y cuando retomaste la facultad, eras otra Carla.
—Después de haber estudiado canto y actuación era otra Carla. Me fui por dos años y volví nueve años después, totalmente transformada y siendo una desfachatada. También hablando como una gestáltica en un mundo psicoanalítico y muy convencida de lo que quería hacer. La comunicadora nace ahí.

—¿Y hoy cómo te definís?
—Me siento una comunicadora, por suerte logramos rescatar esa parte y hablo en el consultorio, en el escenario, por teléfono, donde me pidan, hablo porque me encanta.
—Después desapareciste de la televisión.
—Desaparecí cuando estaba embarazada de mi segunda hija, Amaia. En ese entonces me había puesto la idea de no hacer la columna desde el piso de La mañana en casa, entonces tenía que salir a buscar historias. Sobre todo de personas que habían tenido adicciones y salieron. No buscaba la historia dramática sino aquellas donde se pudiera contar cómo lograron salir de ese círculo para llevar un lugar esperanzador. La dinámica era ir, coordinar, subir, bajar y mucho más trabajo que ir al estudio. En un momento me dio miedo, porque tenía que andar a las corridas y me dije: estoy embarazada y no quiero tener otra hija primeriza. Trabajé en el canal hasta mayo y a mi hija la tuve en julio, y todo terminó precioso. Pude transitar este tiempito que me había generado estrés.
—¿Cómo es hoy tu relación con la televisión?
—Me encanta la televisión pero hoy estoy en un momento de mucho disfruto con mis hijas. Me gusta mucho estar en casa con mis hijas. Este mundo de pandemia y trabajo virtual me ha permitido estar mucho en casa, atendiendo mi espacio que armé en el fondo de mi casa que antes no tenía. Entonces es un momento que quiero disfrutar mucho porque a veces miro a la grande que tiene nueve y me pregunto, ¿ya pasó tanto tiempo? Sé que hay comunicadora y artista para rato así que cuando ellas me digan: ya está mamá, déjame sola, retomaré todo lo otro.