María Eugenia Scognamiglio, la joven cara de las noticias policiales en el informativo "Subrayado" de Canal 10

Tiene 33 años, es de Montevideo y en esta charla con Sábado Show habla de su camino por los distintos medios uruguayos, su llegada al informativo de Canal 10 y su pasión por la "crónica roja".

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María Eugenia Scognamiglio.
María Eugenia Scognamiglio.
Foto: Gentileza.

Es de Montevideo, tiene 33 años, es fanática de Buitres y ahora también es la nueva cara de las noticias policiales en Subrayado. María Eugenia Scognamiglio no para: pese a su corta edad, ya trabajó en prensa, radio y televisión.

Comenzó escribiendo en El Observador, donde cubría temas de ciudad; luego pasó a VTV y a radio Carve, donde hizo la producción periodística de Así nos va, y finalmente se incorporó a Canal 10. “Estuve cuatro años en VTV: primero hice la producción del informativo del mediodía y después la coordinación de ese informativo. Fue como la escuela -dice en charla con Sábado Show-, porque aprendí cómo era la dinámica de la televisión”.

Comenta la periodista que comenzó cubriendo temas de ciudad en la prensa: lo que se traduce en la cobertura de temas de la Intendencia, tránsito, basura, iluminación, y todo lo que conlleva la ciudad.

“Eso me llevó a cubrir temas de seguridad, porque los temas de la ciudad, por lo menos es mi visión, están muy conectados con los de seguridad. Porque si tenés una calle en la que no hay iluminación tenés un problema de seguridad. Los temas de ciudad me fueron corriendo hacia los policiales y a descubrí que me gustaba mucho más cubrir esos temas”, comenta.

Fue el propio periodismo lo que llevó a María Eugenia Scognamiglio a la cobertura de policiales. La joven comenzó en prensa, cubriendo temas relacionados a la ciudad -lo que se traduce en noticias de tránsito, basura, iluminación, y todo lo que conlleva lo municipal-, y ese trabajo, dice, la fue “corriendo” a la crónica roja. “Descubrí que me gustaba mucho más”, dice.

María Eugenia Sconamiglio.
María Eugenia Scognamiglio. Foto: Gentileza.
Foto: Gentileza.

—¿Qué se aprende haciendo la producción de un programa de radio y de televisión?
—En televisión y radio, la producción es bastante diferente, al menos en mi experiencia. Porque la televisión necesita pensarse en imagen, y la radio no. En televisión hay muchos recursos, tenés camarógrafos, editores, es un mundo mucho más grande que el de la radio. La producción de la radio sí requiere no seguir tanto la agenda para poner un poco de cabeza, de pienso. Eso te lleva mucho tiempo para ver a quién entrevistar, por dónde vas a encarar la entrevista. Por eso creo que son producciones diferentes, porque la televisión te lleva al ritmo de la televisión, que es correr atrás de la noticia. Y muchas veces correr atrás de la agenda. La radio creo que tiene ese otro pienso, un tempo más lento, pero yo disfruté las dos y aprendí mucho siempre de mis colegas, de mis jefes. Porque esto es así, los periodistas sabemos que todos los días absorbemos aprendizajes nuevos, cosas nuevas de todo el mundo, de nuestros compañeros, de la gente que hablás en la calle. No podés cerrarte a que ya sabes cómo se hace periodismo y fin. Tenés que ser una esponja, y eso me pasó en todos los medios, también en la prensa escrita. Aprendí de mis compañeros y de mis jefes a cómo encarar una nota, por dónde ir, a quién llamar, quién es una voz autorizada... Creo que cada medio tiene su estilo y yo los disfruté a todos.

—¿Cómo llegás a trabajar en policiales de Subrayado?
—Tengo una personalidad un poco hiperactiva, soy un poco inquieta y no he sabido quedarme quieta en el escritorio. Siempre disfruté mucho el estar en la calle. Eso me perfiló hacia policiales, porque en policiales necesariamente estás siempre en la calle. Yo bromeo con que el auto que usamos es un patrullero, porque prácticamente es eso. Y prefiero mucho más ese estilo. No sirvo para el escritorio, me gusta más el trabajo de campo.

—Es una de esas secciones en las que, en televisión, casi no hay mujeres periodistas. ¿Cómo te sentís en ese universo tan masculino?
—En televisión, en los canales de mayor audiencia, no hay otra mujer haciendo policiales. Eso es así. Desconozco si en otros medios hay, pero en los canales con los que generalmente trabajamos en conjunto, el resto de los periodistas son hombres. Pero eso no ha sido un problema para mí. De hecho, en la policía hay muchas mujeres. Entonces, lo que parece un mundo masculino -porque es cierto que es un mundo de violencia, de armas y que siempre estuvo asociado a la masculinidad, los indicadores dicen eso-, es así, pero dentro de la policía hay muchas mujeres. Y con muchas de ellas trabajo todos los días. Pero no está mal visto que haya una mujer cubriendo policiales, y no he sentido una diferencia conmigo por el hecho de ser mujer. Tampoco he sentido miedo. Siempre me sentí cómoda.

—Una de las últimas periodistas en cubrir policiales fue Paola Botti, también en Subrayado. En ese sentido ¿tenés algún referente?
—Cuando Paola deja de hacer policiales para conducir es que yo ingreso a Subrayado. Así que no intercambié mucho con ella respecto a esto, y creo que ella tampoco tuvo problemas. Me gusta seguir la cobertura de conflictos importantes, pero no siento que tengo referentes. Obviamente trabajo todos los días con Nano Folle y me ha hecho sugerencias. Lo que pasa es que los policiales de la época de Georges Almendras y de Nano son diferentes, porque las coberturas cambiaron. Ahora hay más control de la comunicación, entonces una cobertura no nos agarra en medio de una balacera. Eso está más controlado. Igual ellos no dejan de ser referentes y, al trabajar mano a mano con Nano, se genera una conversación de pasillo, o me hace preguntas que me dejan pensando si debería averiguar otro dato. Pasa que él tiene un olfato muy desarrollado, más que yo en estos temas.

—¿Entonces no te ha tocado estar en una situación, digámosle, traumática haciendo tu trabajo?
—Traumático no, y como te dije, nunca me sentí en un peligro real de decir: “Acá me van a lastimar”. Pero no sé si es que los periodistas, como los oficiales, lo naturalizamos, porque hemos estado en pedradas o hemos escuchado tiros muy cerca nuestro. Pero esas situaciones no son tan frecuentes para nosotros.

—Igual, te regalo vivir un momento así... Dudo que haya sido divertido.
—No, claro. Pero me ha pasado de estar dando vueltas en algún barrio y escuchar disparos, y mandar un mensaje para preguntar de dónde son, cuando lo normal sería que te vayas de ahí. Pero a veces te corre la noticia y querés saber qué está pasando. Y el de policiales es como el concepto más puro de la noticia: porque de verdad estás donde pasan las cosas, estás hablando con la gente que lo está viviendo, estás en el momento y en el lugar. O sea, todo lo que lo que nosotros entendemos por noticia está en los policiales. Porque no es una cuestión de agenda, no son declaraciones de autoridades o conferencias de prensa. Es realmente la calle, es realmente lo que está pasando en ese momento. Es la gente herida, lo estás viviendo, estás hablando con la gente, sos como un espectador privilegiado de esa realidad, porque estás ahí, viendo todo. Eso es lindo y es lo que me atrae, porque es muy noticioso, y todos los días estamos hablando de un hecho diferente.

—Es un tanto incierto lo que te depara el día a día.
—Sí, te levantás y no sabes dónde vas a estar o con quién vas a hablar. Es así. Cuando te levantás, no sabés si vas a ver a gente llorando o un problema más grave. No sabés con qué te vas a encontrar, y eso es interesante por lo noticioso, por lo inesperado, lo privilegiado de estar en el momento cuando están pasando las cosas.

—¿Tenés alguna rutina cuando dejas de trabajar y llegas a tu casa, por todo lo que vivís en el día?
—No, para nada. De hecho llego a mi casa y sigo enchufada, porque no quiero perder el hilo de lo que está pasando. O sea, por más de que no vaya a cubrirlo, si me entero en la tarde de que mataron a alguien o que hubo una balacera en algún lugar, le doy importancia a ese hecho, porque no quiero perder el hilo de lo que ocurre. Porque de repente en ese lugar ya había cubierto algo, la semana pasada o hace un mes, y quiero entender si hay una conexión detrás. Porque no me gusta hacer la cobertura por la cobertura. No me siento conforme yendo a cubrir que balearon una casa cuando en realidad hace dos semanas, a dos cuadras cubrí lo mismo. Quiere decir que está pasando algo ahí, y si no me entero, no puedo sacar esas lecturas. Por eso sigo enganchada, intercambio con colegas, miro el informativo.

—¿Hay tiempo para algo más?
—Sí, también hago otras cosas, leo, tengo una vida. La desconexión viene más sobre la noche, o los fines de semana cuando no trabajo. Ahí desconecto un poco más, pero hay un ojo que siempre está metido ahí. Quiero entender qué hay atrás de lo que estoy cubriendo.

—Esto que decías, de que una noticia se conecta con otra, ¿es por ejemplo el caso del niño que jugaba al fútbol y fue asesinado el año pasado, y a cuyo padre asesinaron días atrás?
—Es un claro ejemplo. No trabajaba ese día, pero me entero del homicidio del padre de Geral Froste, y a ese mismo hombre lo habían baleado en marzo. Esa balacera sí la cubrí en el barrio Placido Ellauri. Mataron a su hijo en diciembre, lo balearon a él en marzo y en abril lo mataron. Falta saber qué hay atrás de eso. Este caso se conoce porque fue notorio, pero si uno no sigue el hilo de las cosas, no toma tanta relevancia. Porque si balean una casa en un barrio X y a las dos cuadras, a los días, hay otra casa baleada, a mí me interesa saber qué hay detrás. Obviamente necesitás tiempo porque yo llego al canal, estoy un par de horas y me voy a la calle, y en la calle pasan cosas todo el tiempo. Pero en algún momento te tenés que sentar a pensar qué es lo que estás cubriendo.

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