Gonzalo Moreira, el tema del Flaco Castro que rescató y el cierre de Canciones para no dormir la siesta

Siempre vivió en Montevideo, hasta hace tres años, cuando se mudó a balneario Buenos Aires donde puede caminar, hacer gimnasia, escuchar las olas de la playa desde su casa y ver bien clarito el cielo estrellado por las noches.

Claro que Gonzalo Moreira, el histórico músico uruguayo, integrante de conjuntos emblemáticos como Canciones para no dormir la siesta y Rumbo, que en 2022 debutó como cantante solista con su disco Resumiendo, lanzó una nueva canción: “Superclásico”, ya disponible en plataformas digitales.

Y sobre su presente, su vida en el balneario, el cierre que planea darle a Canciones para no dormir la siesta este año junto a sus nietos, y la historia de su nueva canción es esta charla de Gonzalo Moreira con Sábado Show.

—En 2022 sacaste tu primer disco solista, después de varios años de carrera musical, y hace unas semanas lanzaste “Superclásico”. ¿Cómo surge este nuevo tema?
—Es un tema que tiene sus años. La escribió el Flaco (Raúl) Castro en la letra y Gabriel Estrada en la música. Es un tema que me encanta, me gusta mucho y me dije: la voy a grabar bien. Porque habíamos hecho una versión, pero nunca se editó el tema. Nunca terminó de concretarse.

—¿Y cómo es posible que una canción escrita por el flaco Castro y cantada por vos no haya salido antes?
—No sé. Pasa que fue para un disco que tratamos de hacer con Miguel López de Rumbo y que nunca sucedió. El disco quedó ahí en el medio, y yo agarré el tema y le hice una versión nueva. El tema es desconocido y me parece que merecía su lugar en Spotify. Y “Los fantasmas de la Torre Olímpica”, que está en Resumiendo, también iba a estar en ese disco.

—Esta es una canción para los amantes del fútbol.
—Sí, totalmente. Es para ellos, porque se cuenta el día de un clásico. La letra está buena, la música también y está cantada bastante bien (se ríe). Quedó buena.

—Esto de sacar canciones sueltas es todo un cambio para vos que, cuando estabas en Rumbo o Canciones para no dormir la siesta, primero había que hacer el disco.
—Sí, todo ha cambiado, pero en las plataformas, ahora el mundo te puede escuchar, pero también competís con el mundo. Entonces, para mí que soy grande, es una complicación saber cómo se hace ahora. Porque es una gran industria que saca y saca y saca temas e inunda. Y acá en Uruguay no somos una industria. Hay algunos músicos uruguayos que sí, pero en mi caso, no. Yo lo hago porque me gusta, me divierte y porque me gusta grabar.

—Ahora que mencionaba Canciones para no dormir la siesta, ¿hay algún proyecto para esos clásicos temas infantiles?
—Mirá, este año se cumplen 50 años de Canciones, y yo tengo siete nietos que todos cantan divino, y quiero reversionar algunos de los temas con ellos cantando y hacerlo con ellos.

—Ya tenés tu familia Von Trapp.
—Sí, en Resumiendo están mis cinco hijos, y en este que viene mis nietos también.

Foto: Difusión.

—¿Entonces se viene un segundo disco?
—No, lo que voy a hacer este año, es hacer un cierre de Canciones para no dormir la siesta con mis nietos. Empezamos en 1975 cuando tenía 20, y ya tengo 70, pero creo que a Canciones le faltó un cierre. Se fue diluyendo, cada uno fue tomando caminos distintos y se diluyó. No tuvimos un cierre, un “Canciones se despide del escenario”, no. Y a mí me faltó despedirme y hacer un cierre.

—¿Y pensás reunir a los que quedan de la banda?
—No, es algo mío porque además Horacio (Buscaglia) y Nancy (Guguich) ya no están... Es un tema personal con Canciones que necesito hacer un cierre, porque no se pudo en su momento, y qué mejor momento que el presente. Me encantaría que sucediera.

—¿Pensás hacer un espectáculo para vacaciones de julio?
—No sé, por ahora es solo esto.

—Hasta el año pasado estuvieron grabando en tu estudio, La Mayor, para ¿Quién es la máscara?, ¿pensás seguir produciendo artistas, o seguís con la industria audiovisual?
—Estamos produciendo para publicidad, y mis cosas las produzco acá. Algún artista sí se produce, porque mi hijo Fede es el productor de Tabaré Cardoso, así que se trabaja con artistas. Pero no es a lo que más nos dedicamos. Nosotros nos dedicamos, sobre todo a la publicidad y al cine también, y el estudio por ahora no ha parado.

—¿Cuándo no ocupás tu tiempo en el estudio, qué hacés?
—Hago gimnasia funcional con una profesora que nos marca ejercicios específicos para nuestra edad, después juego al tenis y hago pilates, a nivel deportivo. Después voy a la playa lo más que puedo y camino lo más que puedo. Acá en Balneario Buenos Aires tengo un estudio y agarro una guitarra, un bajo o percusión y hago cositas. Voy armando cositas pero para pasarla bien y divertirme. En mi vida creo que he hecho muchas cosas y estamos pasando un buen momento con mi señora, con la perra y la gata.

—¿Cuándo decidiste mudaste para allá?
—Hace tres años. Nosotros vivimos en Montevideo toda la vida, y hace tres años que nos mudamos, y no quiero volver. Vengo a Montevideo por trabajo, pero si no estoy allá todo el tiempo. Y laburo porque me gusta, porque estoy en edad para jubilarme, pero no me he retirado todavía.

—¿Y en este sistema de sacar canciones cada tanto, ya tenés alguna pronta para lanzar?
—Ahora es disfrutar de “Superclásico” que ya salió, y sí, tengo otros temas que estoy haciendo que serán para otro año, capaz. Si salen, bien, y sino seguiré disfrutando de la vida, del camino recorrido y de lo que queda por hacer, que es mucho. Estamos disfrutando del presente, del ahora, que es lo más difícil de lograr, pero se logra.

—¿Qué tan perfeccionista sos contigo mismo?
—Soy horrible de perfeccionista, horrible. Soy un infumable, y me doy cuenta que soy infumable, pero bueno, es mi característica. Creo que siempre hay un 1% que se puede mejorar, y vamos a por eso. Pero bueno, me ha dado buenos resultados ser así. Hay gente que no es así y también le va bien. Pero bueno, cada uno con su característica, yo soy muy perfeccionista. Capaz que disfrutaría más si no fuera tan perfeccionista, porque siempre queda ese “me hubiera quedado un poquito más para mejorar, un poquito más para esto, o aquello”. Pero me estoy acostumbrando a que no todo tiene que ser perfecto.

—¿Cuesta mucho lograrlo?
—Cuesta, sí, pero sale. Siento que cada vez soy más imperfecto.