—Cubriste Punta del Este para Telemundo y Desayunos informales, ¿cómo surgió esa posibilidad?

—Desde diciembre sabía que este año no iba a estar en el radio (Universal, con El destapabocas) y al mismo tiempo, en temporada Celso Cuadro necesita de alguien que lo ayude. Así que me autopostulé en el canal para ir. Al principio iba a hacerlo con salidas en Telemundo central pero después se sumaron notas para Desayunos y alguna salida en Telemundo al mediodía. Fueron 15 días intensos.

—¿Era tu primera cobertura de verano?

—No. Había hecho crónicas desde el Este para prensa escrita, cuando trabajaba en El Observador, por ejemplo. Pero en televisión sí. Punta del Este es todo mundo: me encontré con muchas cosas, te desborda la información y todo pasa en dos semanas. Tiene mucho de adrenalina y también es divertido porque todo el mundo está en plan vacaciones.

—¿Qué tipo de coberturas te tocó hacer?

—De todo tipo. Hicimos notas a personalidades de la farándula argentina, como Maru Botana, Valeria Mazza y también a políticos o empresarios en diferentes eventos. Notas sobre tendencias o modas. Disfrutaba también de los móviles en vivo hablando con la gente en la playa o caminando por la calle. Antes me vi muchos móviles de los canales argentinos en temporada que son 15 o 20 minutos hablando con la gente. Los tomé como referencia a pesar de que es arriesgado porque en la espontaneidad no sabés qué puede pasar. Pero nos encontramos siempre con buena onda y con lindas historias. Me parece que salió divertido y muy natural.

—Diste una de las noticias de la temporada, como fue la llegada del crucero swinger.

—Sí, una noticia bien de verano que impactó un montón. La encontramos en el trabajo de producción para Desayunos informales, confirmamos y la dimos. Llegamos a hablar con algunos de los turistas del crucero, pero no estaban muy afines a dar testimonio.

—¿Te pareció, como se ha escuchado de algunos operadores, que es una temporada buena?

—Vimos mucha gente y también mucho consumo. Las impresiones de la gente también eran muy auspiciosas. Yo fui mucho a Punta del Este de niña, con mi familia y luego curtí más Rocha. Pero muchos eventos me hicieron acordar al Punta del Este de antes, a aquellos desfiles de Roberto Giordano. Esas cosas que pueden parecer re frívolas pero en realidad son un poco la esencia: aquello de la súper piscina, el edificio de súper lujo, las figuras, la gente famosa de Argentina, la música... Todo eso es Punta del Este y creo que este año, después de la pandemia, volvió con todo.

—Más allá de la jornada laboral, ¿pudiste hacer playa?

—Muy poco. Solo dos veces me levanté a las 7:00 de la mañana a tirarme al agua. Desde hace un tiempo practico natación en aguas abiertas, aunque la experiencia en Punta del Este fue un poco extraña: estaba muy fría el agua y había agua vivas. Me picaron tres veces. Fuera de eso, la pasamos bien.

—¿Desde cuándo sos nadadora de aguas abiertas?

—En la pandemia. Veía que en Playa Ramírez estaban nadando y me fui acercando. Tomé clases. Nunca fui demasiado buena en natación pero lo hago como un deporte y también por salud mental. Es un momento en el que me desconecto del celular y en el agua conectas de otra manera con la naturaleza, los pájaros, los peces que te saltan cerca.

—¿Y en invierno?

—Nadamos con un traje y se siente solamente en la cara.

—¿Has participado en competencias?

—No, no me interesa el lado competitivo. Me gusta nadar. Tengo varias compañeras y en una jornada normal de entrenamiento nadamos 800 metros, aunque hemos llegado a hacer 2.000. No hay que ganarle a nadie, solo llegar y disfrutar.

—Después de cinco años resolviste dejar Radio Universal. ¿Cómo fue procesar la decisión?

—Fue una decisión muy meditada. Sentí que era el momento de cerrar una etapa luego de haber hecho un recorrido largo en la radio, con diferentes equipos en la mañana. Lo conversamos y me voy muy en paz con los compañeros y con las autoridades. El formato de programa diario en vivo te exige mucho y en paralelo tengo pendientes algunos proyectos personales, independientes, a los que quiero darles más dedicación. Va a existir un duelo por el cambio de rutina y por dejar de ir a la radio, pero al mismo tiempo estoy entusiasmada.

—¿De qué se tratan esos proyectos?

—Son proyectos que están muy en pañales como para comentarlos. Algunos no son 100% periodísticos, sino que van por un lado creativo que me encanta explorar. Cuando estudié en Estados Unidos presenté tres videos que gustaron mucho y me quedaron otros dos en el tintero. Siento es momento de hincarles el diente.

—Hace un tiempo fuiste una de las comunicadoras que expuso su malestar por el ficto que cobra la Caja Profesional a los periodistas universitarios que trabajan de forma independiente. ¿Eso influyó en tu decisión?

—Influyó sí. Para los comunicadores que facturamos a través de la Caja se nos hace cuesta arriba porque te suben de escalafón. Entiendo que hay proyectos para cambiar esa normativa y ojalá se cambie porque en nuestro caso es muy perjudicial. Se pone a todas las profesiones en el mismo nivel de ingreso y la verdad que no es lo mismo un médico, un arquitecto, un odontólogo que un periodista o un sociólogo. Yo no pude encontrar el equilibrio dentro de lo que yo hacía y lo que me estaba exigiendo la caja y el último año se me hizo muy cuesta arriba pagarla.

—En porcentaje, ¿cuánto pesaba la Caja?

—Un 30% aproximadamente. Es lamentable porque con esta política la Caja está fomentado que en Comunicación, por ejemplo, haya gente que no quiera recibirse y tener el título. Yo soy licenciada, lo que me abrió muchas puertas porque me fui a vivir y estudiar a Estados Unidos por un año y medio. Pero cuando volví a trabajar a Uruguay me encontré con una desproporción que es realmente desmotivante del trabajo. Se tiene que revisar.