Diego Delgrossi: el trabajar con amigos, la interna colorada y por qué no quiso ser candidato a la Intendencia

El actor, profesor y comediante habla de cómo fue trabajar en la obra "Nuestras mujeres", su unipersonal "Políticamente (in)correcto" y de las propuestas que no ha podido aceptar.

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Diego Delgrossi
Diego Delgrossi.
Foto: Leonardo Maine/Archivo El País

Regresó a Montevideo luego de una gira que lo llevó por varios departamentos, y ya prepara lo siguiente: una nueva temporada de Políticamente (in)correcto, que comenzará el 7 de junio en la Vieja Farmacia Solís. Sobre la obra Nuestras mujeres, el trabajo con amigos, su pasaje por la política y por qué no se ve como un posible candidato a la Intendencia de Montevideo, charló Diego Delgrossi con Sábado Show.

“Perdón por el cambio de horario, pero hubo tareas de padre que hacer”, dice Diego Delgrossi, y agrega, por teléfono, siempre en tono solemne: “No sé si son mis hijos, pero hay cosas de padre que hice. Asumí la responsabilidad de la patria potestad”.

Profesor de Historia, comediante, actor e integrante del ciclo de humor La culpa es de Colón, de Canal 12, Delgrossi ha tenido un año intenso. Entre abril y mayo estuvo de gira con la comedia Nuestras mujeres, junto a César Troncoso y Franklin Rodríguez, y el próximo 7 de junio estrena una nueva temporada del unipersonal Políticamente (in)correcto en Vieja Farmacia Solís (RedTickets).

“Hice más kilómetros que el perro de la Onda, pero es laburo”, dice sobre la obra dirigida por Mario Morgan, que tuvo fechas en Montevideo y luego giró por Tacuarembó, Paysandú, San José y Punta del Este. De eso y más, esta charla.

Diego Delgrossi
Diego Delgrossi. Foto: Archivo.
Leonardo Maine/Archivo El Pais

—La comedia Nuestras mujeres fue tu regreso a una obra con elenco, con colegas. ¿Cómo se sintió?
—Sí. Y dio la casualidad de que la última obra de teatro en la que estuve fue esta misma, hace ocho años.

—¿Y por qué la vuelta no se había dado antes?
—No es que no hubiese tenido ofertas. Las tuve, y muy generosas de parte de muchos directores y colegas, pero a veces no se daba por motivos de tiempo, y otras veces por una cuestión de rentabilidad. Porque hacer una obra de teatro fue y seguirá siendo una apuesta. Y como padre de familia, económicamente me conviene más hacer eventos privados, fiestas y lanzamientos de productos. Porque en el teatro, muchas veces, sacás el viático. Y desgraciadamente la necesidad tiene cara de hereje, y me he quedado con ganas de hacer cosas.

—¿Por ejemplo?
—Por ejemplo, me quedé con ganas de hacer Carnaval. También me he quedado con ganas de hacer varias obras de teatro, obras para niños, pero hay que parar la olla, ¿vio?

—Sos profesor, que tampoco es muy rentable, y estás en televisión con La culpa es de Colón.
—Exacto. Por suerte nichos no han faltado. El nicho que me falta es el mío. Porque hay veces que estoy que no doy más, pero cuando terminaste el trabajo, se termina la función y ves que la gente aplaude a tus colegas, te aplauden a vos y a los técnicos, porque esto es un trabajo en equipo, es hermoso.

Nuestras mujeres fue la última obra que dirigió Mario Morgan.
—Sí, fue la última obra que dirigió. Se jubiló. Y estamos hablando de una persona con más de 60 años de trayectoria en el teatro, porque era un gurí cuando empezó. Entonces, estar en la obra era una responsabilidad para nosotros también, por ser los marinos de este barco que tira el capitán Morgan, que nos llevó a buen puerto.

Diego Delgrossi
Diego Delgrossi. Foto: Archivo.
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—Y lograron mantener el mismo elenco, con Franklin y Troncoso.
—Sí, fue impresionante que siguiéramos siendo el mismo equipo que hace casi nueve años. Porque César acaba de estrenar la primera temporada de El Eternauta y estuvo yendo y viniendo a Argentina constantemente. Y Franklin no sólo administra un teatro sino que también tiene su escuela, además de actuar en otras obras. Entonces tuvimos tiempos muy acotados, pero era un reencuentro con amigos y una despedida a Mario.

—En este tiempo habías vuelto a coincidir con Franklin Rodríguez, en La culpa es de Colón de Canal 12.
—Sí, estuvo alguna vez que Leo Pacella se fue al exterior. Pasa que con Franklin, si bien no nos vemos asiduamente, cuando nos volvemos a encontrar es como si nos hubiéramos visto ayer. Porque somos como los carteros que cuando tienen libre salen a caminar: nosotros vamos a ver a colegas y a ver obras de teatro. Me he cruzado con Franklin y también con César, así que constancia de vernos no ha faltado.

—Entonces se llevan bien, ¿y cuando no pasa, se actúa?
—Es que cuando estás en escena puede que tengas que odiar a quien amás, y amar a quien odiás, porque ese es el arte de la actuación. El tener que llorar cuando estás contento y reír cuando puede que no tengas ganas, porque sos un ser humano y tenés tus vicisitudes y problemas. Pero cuando subís al escenario, emana esa fuerza brutal, como decía Enrique Almada, el papá de Seba, cuando ya estaba enfermo: “Cuando se prende la cámara, a se me va todo”. Y me ha pasado. Durante esta gira, cuando estábamos en Tacuarembó, tuve clases por Zoom desde las seis de la tarde hasta la noche, y en cinco minutos apagué la computadora y salí corriendo a la función. Había dado la clase con el vestuario puesto para llegar al Teatro Escayola. ¡Por suerte estaba a una cuadra y media del hotel! Así que pasé de hablar de la Guerra Fría a hacer una obra sobre tres amigos que juegan a las cartas, algo diametralmente opuesto. Y hay veces que necesitás un momentito para bajar a tierra. Más cuando venís de casi tres horas de dar clase de un tema que no tiene nada que ver con lo que vas a hacer arriba del escenario. Pero a nivel profesional es muy lindo desafío.

—¿Hace cuánto que llegaste a la televisión?
—Yo soy un agradecido del público y la gente, porque en abril se cumplieron 34 años de que trabajo de esto. Como docente empecé en el año 2000. Y soy un agradecido porque la gente es la que te elige, la que dice “lo voy a ver” o “no lo voy a ver”. Porque la UTE la tenés que pagar porque es el monopolio estatal, no hay otra. Con la OSE pasa lo mismo, pero en una cuestión artística, un divertimento o entretenimiento, es como elegir a dónde ir a comer. A veces tenés pocas opciones, pero elegís tal parrillada, pizzería, o lo que sea, y en esto pasa lo mismo. La diferencia es que el producto que se vende somos nosotros y lo que intentamos hacer, medianamente pasable, arriba de un escenario, para que la gente se entretenga, se divierta y pase un rato.

—Te cambio de tema porque en esta campaña estuviste más activo en la política. ¿Cómo te sentiste con este pasaje por el universo político?
—Yo hice una campaña de dos semanas, porque las elecciones eran a fines de octubre y yo empecé a hacer la campaña a inicios de octubre. Todos mis colegas, de todos los partidos, me ganaron por dos meses, y tuvimos la suerte de que más de 17.000 personas nos acompañaran en todo el país. Fue una muy linda experiencia, y también una responsabilidad. Yo quedé contento porque con el poquito tiempo que estuvimos en carrera, tener esa cantidad de gente confiando en vos, es mucho. En términos artísticos estamos hablando de más de tres Antel Arena llenos.

—¿Cómo ves hoy al Partido Colorado, con las figuras de Sanguinetti, Andrés Ojeda y Pedro Bordaberry?
—Mirá, las vicisitudes partidarias internas siempre han pasado. Desde que Wilson se peleó con el papá de Lacalle Pou, hasta Seregni peleándose con la dirigencia, con Tabaré. Siempre se dan esas vueltas. Lo importante es que a la hora de plantear proyectos de interés para la República, para su democracia, haya una unidad. Mientras funcione todo a la hora de hacer el proyecto, estudiarlo y devolverlo a la otra cámara con observaciones, porque si todo eso funciona, funciona la democracia. Después peléense lo que quieran afuera, o no se saquen las fotos juntos, pero lo lindo es que la democracia sigue funcionando.

—Ahora que pasaron las elecciones, ¿te hubieras tirado a intendente?
—No, y no estaba dentro de mis expectativas, de mis proyectos. Para ser candidato a intendente tenés que tener una capacidad de administración muy grande. La Intendencia de Montevideo es una pequeña presidencia, porque tiene su departamento de Salud, su departamento de Cultura, o sea, es una cosa importante. Yo creo que uno tiene que tener mucha autocrítica a la hora de candidatearse a un cargo elegible. Uno tiene que ver si está en condiciones y qué equipo lo está secundando. Eso es fundamental.

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